Un CIS dirigido por José Félix Tezanos puede pronosticar hasta la caída del Imperio estadounidense, pero en esta ocasión los datos ofrecidos para las elecciones andaluzas se ajustan a los deseos de los dirigentes estatales y andaluces. No son unos datos alocados, como pretenden vender desde otras empresas que venden sus datos al establishment. Igual hay un cierto sesgo en favor del PSOE pero es mínimo según los datos directos de la muestra. Por ese lado y con casi 5.000 encuestas realizadas, la estimación no se alejará demasiado de los votos reales. De hecho, según supimos hace unas fechas por una filtración, en Ciudadanos manejaban encuestas similares con un porcentaje para ellos alrededor del 18%. En el PP, empero, se han molestado mucho con los datos, pero no valoran algo que ya explicábamos ayer en estas mismas páginas.
La gran bajada del PP andaluz no sólo se debe al aumento que se produce desde las últimas elecciones de la derecha extrema de Ciudadanos. Eso se ve reflejado en todas las encuestas y sondeos, vengan de quien vengan. Por tanto, debería ser asumible para el partido neoconservador. Lo que les extraña es la bajada que se supone no se debería producir en Andalucía fuera de esa magnitud asumible por compartir espectro con Ciudadanos. Como ya explicábamos el partido naranja les produce un desgaste inmenso en las zonas urbanas y no periféricas de Andalucía y en cada provincia. Pero Vox sí que les está haciendo daño, tanto en zonas más urbanas como más rurales. La extrema derecha no tiene casi voto en provincias típicamente de izquierdas aunque sean rurales, pero en las provincias donde hay ese componente urbano, rural e industrial Vox hace daño y mucho. Ejemplo, Almería donde sacarían un 7% o Málaga donde se acercan al 4%, Granada con un 3,75%, Sevilla casi un 3% o Cádiz casi un 4%. Esos datos aún no le permiten, salvo en la Almería del cacique Amat, entrar al reparto de diputados, pero sí que son una fuerte pérdida de apoyos. Sumen esos porcentajes a los que ya tiene el PP y se darán cuenta que el enemigo lo tiene en su extrema derecha, no en el PSOE.
Un CIS que refrenda a Pedro Sánchez.
Muy extraño que no haya un traspaso de votos intrabloque en el seno de la izquierda. Sacan casi los mismos diputados y porcentajes que en las últimas elecciones. Es evidente que haberlos haylos pero se compensan unos con otros. Es de esperar que la abstención sea la que produzca algún tipo de modificación del voto. Pero en la foto fija del sondeo la situación es esa. Un PSOE con 47 diputados y diputadas y un Adelante Andalucía con 20-21. Justo algo que le encanta al presidente del Gobierno porque ve revalidada su apuesta de pactos con Unidos Podemos a nivel estatal y, súmenle, que no se produce pérdida de apoyos por ello. El modelo portugués parece que sí está validado en Andalucía.
Tampoco le parece mal que su Némesis partidista, Susana Díaz, consiga la victoria de esa manera tan aplastante. Sabe que del sur puede venir el peligro pero necesita un PSOE-A fuerte para las elecciones generales que igual son más temprano que lejos. Para ganar en España el PSOE debe seguir siendo hegemónico en Andalucía pues en otros lugares ya no vence de igual forma como Euskadi o Cataluña. La región andaluza es, por tanto clave, para Pedro Sánchez y su deseo de ganar las elecciones generales. También se confirma que Podemos (junto con IU y demás confluencias) no está cerca de pasar al PSOE. Los datos andaluces muestran que se estabiliza el voto y eso supone una carta a jugar contra o con Pablo Iglesias.
Se ajusta, igualmente ese CIS, a otro deseo del presidente, tener la posibilidad de gobernar con Ciudadanos si desde la izquierda y regionalismos le apretasen un poco las tuercas en un futuro. Nunca ha descartado unirse a Ciudadanos, recuérdese que Sánchez I se lanzó a un pacto con ello y en la última moción de censura también la negoció con Rivera y su secta naranja. No es su preferencia hoy en día, pero le viene bien tener esa posibilidad a mano. Y los datos andaluces muestran el hundimiento del PP pero no tanto como para dejarle todo el terreno de la derecha a la formación naranja. Un CIS muy del gusto del presidente y su visir monclovita, Iván Redondo.
Un CIS para pactar con Ciudadanos en Andalucía.
Al igual que los datos andaluces le vienen bien al presidente del Gobierno para su estrategia a nivel estatal, los mismos le ofrecen la oportunidad a la presidenta en funciones de la Junta de Andalucía de seguir con la suya. Y esta no es otra que pactar con Ciudadanos con los que ha trabajado mano a mano y cómodamente en estos últimos cuatro años. No busquen tres pies al gato. En la sede de San Vicente no quieren ni oír hablar de un posible pacto de las izquierdas. Ese sería el recurso de la desesperación. No pueden ni ver en pintura a las gentes de Podemos (con los de Izquierda Unida había un poco más de tolerancia que parece también haberse acabado). Y como la confluencia Adelante Andalucía es una perfecta mezcla de gentes de izquierdas pues tampoco les atrae la opción. Es más, si fuese por la dirigencia del PSOE-A preferirían que se hundiesen en las elecciones.
Los vituperios que se han dedicado durante la legislatura pasada, en un error de cálculo de Díaz como se comprueba en el sondeo del CIS ya que se consolida la opción Adelante Andalucía, han aumentado las ganas que se tienen unas a otras. Desde la confluencia de izquierda ya han advertido que apoyarían un gobierno del PSOE, ¡ojo!, con la cabeza de Susana Díaz por delante. Jamás harán presidenta a Díaz por haber apoyado la abstención, con ataque a Sánchez incluido, que posibilitó el gobierno de M. Rajoy. No perdonan que alguien que se dice de izquierdas pudiese estar en esa operación. Y después de haberse negado al plan de climatización de los colegios, ese mismo que intentaba acabar con las escuelas de calor, entienden que Díaz sólo está pensando en cuándo dará el salto a Madrid para hacerse con las riendas del PSOE y obviar las necesidades de Andalucía.
Susana Díaz, por su parte y como se dijo antes, está encantada con que las derechas no sumen, ni se acerquen a la posibilidad de poder pactar gobierno. Sabe que Albert Rivera autorizaría un gobierno de coalición en Andalucía porque piensa que la presidenta regional entiende España más a su manera. En otras palabras, cree Rivera que Díaz sería una buena aliada en los momentos más complicados. Lo que no sabe el dirigente de Ciudadanos es que mientras Sánchez gobierne o tenga los números para ello, la trianera aceptará disciplinadamente lo que decidan en Ferraz. Después del golpetazo de las primarias sabe que debe esperar a que el tiempo la lleve en volandas a dirigir el PSOE, o al menos eso desearía. Pero no reniega de ese pacto con la formación naranja y esta vez aceptará, si hay cambio a nivel estatal, quitar los aforamientos. Eso no le preocupa y le puede servir para quitarse a alguno que otro que molesta.
Así pues es un CIS que contenta a Díaz y a Sánchez. El día 2 de diciembre cuando los votos pongan en claro las verdaderas preferencias y opciones elegidas por las andaluzas y andaluces se verá cómo salir del entuerto. Pero a día de hoy la foto fija gusta, y mucho, en Ferraz y San Vicente.