Cuesta cada vez más intentar dar con un titular que, no siendo grosero, ni malsonante, encaje con los desbarres dialécticos que profieren cada día los dirigentes de Ciudadanos. Más si cabe cuando no se es parte de grupo mediático sobornado por el Ibex-35 (o el establishment) y por tanto la crítica es completamente libre y ajustada a la realidad de unos hechos y unas palabras que en otros lares son ocultados constantemente. Esa complicación para lograr el titular adecuado provoca que, al final irremediablemente, se tenga que decir que en Ciudadanos son unos caras, unos jetas, un grupo de personas que piensan que los que estamos al otro lado tenemos menos capacidad cognoscitiva que una ameba. No siendo ese el caso, ni teniendo vetos, ni siendo miembros de la Caverna pelotillera y apoltronada a las tertulias y el lustre de los zapatos de Albert Rivera, no queda más que intentar penetrar entre los intersticios de toda esa pléyade de medios que ejercen la función de protección y loa de la formación naranja.
Tras perpetrar el acuerdo con Vox en Andalucía, del que vamos conociendo que sí, que miembros de Ciudadanos sí han hablado con la troupe de Santiago Abascal, nos quieren convencer de que ellos ni los han mirado a los ojos, ni saben cómo se llaman y que siguen siendo unos populistas. Debe ser que las críticas recibidas en toda Europa, especialmente dolorosos los titulares de Libération y Financial Times, les han hecho sentir cierta vergüenza ajena. No, ¡perdón! No les ha hecho sentir algo que no tienen desde que entraron en política pues son los cuñados políticos. Prosigamos. Debe ser que esos titulares les ha hecho advertir que sus verdaderos propósitos, pactar con los neofascistas de Vox, deben ser tapados de alguna forma. No tanto porque les avergüence sino por el que dirán en reuniones a las que invitan a su dirigente máximo, léase Club Bilderberg. Por mor de esta situación José Manuel Villegas, que cada día tiene una cara más angustiada producto de las mentiras que tiene que contar, ha intentado desviar el tiro con una frase que es para enmarcar dentro de la galería de patrañas políticas: “Ciudadanos está preparado para ofrecer en 2019 un proyecto distinto al que plantean los viejos partidos y los populistas”.
Si se analiza la frase se puede inferir que o bien en 2018 ya han gastado todos los comodines de las mentiras de la derecha extrema que son, o bien que toman algún tipo de poción en la secta naranja que les hace ser más caraduras que nadie. Decir que plantean cualquier cosa alternativa a los populismos cuando no hace ni 24 horas antes se ha pactado con un partido populistas, tan peligroso (siguiendo la estela mental de Ciudadanos) como el PDeCAT de Torra, es para expulsarlos a latigazos de cualquier parlamento. La realidad es que los llaman populistas por no catalogarlos de lo que son neofascistas, así siempre pueden decir que se referían a Podemos o el sanchismo (ese nuevo mantra de la derecha), pero no por ello dejan de ser neofascistas amigos de Marie Le Pen y Steve Bannon. Y decir esa frase cuando se presenta como las mil maravillas un acuerdo con el partido de la reacción que es el PP, también tiene lo suyo. Claro que igual se han creído las palabras de Isabel Díaz Ayuso que pone a Ciudadanos en el centro izquierda y al PP en el centro derecha.
Sánchez el bolchevique y el peligro de ETA.
Fíjense que para desmontar todo el entramado del cuñadismo ideológico basta una frase, una simple frase proferida por su portavoz. Lo que acaba de rematar esa mentira que es el partido naranja es lo que Villegas, con el apoyo de Rivera, acaba diciendo: “la fórmula de acuerdos con partidos constitucionalistas podría ser viable en otras Comunidades Autónomas o Ayuntamientos”. ¿Se refiere el señor Villegas a que ya consideran a los neofascistas, como hacen en el PP, constitucionalistas a Vox? Hoy no, mañana seguramente. Es una forma de ir blanqueando y haciendo ver que no les queda más remedio porque el PSOE de Pedro Sánchez se ha radicalizado, en una especie de guiño a ciertas baronías. Claro que si viesen el programa del PSOE de 1982 deberán pensar que Felipe González era un bolchevique. ¿Cuál es radicalización de Sánchez? Sólo hay que ver lo rápido de Nadia Calviño se ha plegado a los deseos de Blackstone con los precios de los alquileres para entender que radical, radical, parece que no es. Más bien es una excusa, que ya se hace perenne, para poder coaligarse con Vox.
Y como no puede ser de otra forma, dado que la capacidad intelectual de toda la cúpula dirigente de Ciudadanos no sirve ni para un fascículo de enciclopedia barata, vuelven a la mentira y la inoculación de odio hacia los socialdemócratas. Que si se ha vendido a Torra. Que si se junta con asesinos. Ya saben, las mismas demagogias de siempre. Se deberían mirar ellos mismos que se juntan con el gobierno de Israel, ese Estado criminal que asesina niños en la franja de Cisjordania. Porque no deja de ser una mentira que hoy en día exista una amenaza interior terrorista en España, de acabar con eso se encargó el PSOE hace años. Pero deben seguir alimentando el odio a los vascos como paso previo al ataque a su estatuto de autonomía. Es una estrategia que se ve a una legua y que ya utilizó el PP hace años. Utilizar ETA para demonizar lo vasco. Al menos lo vasco que no fuese reaccionario y carlista.
Todo ello para volver a la cantinela que usaron durante años, que parecen siglos, con Mas y Puigdemont: elecciones. En Ciudadanos todo lo resuelven con elecciones cuando se ven incapaces de manejar la realidad. Por eso lo dicen siempre, porque nunca se ven capaces de gestionar la realidad ya que no encaja en su idealismo cuñado. Curiosamente no han utilizado esa estrategia jamás con el PP y eso que han aguantado casos de corrupción día sí, día también. Que les hayan prometido desde el establishment que les van a dar el último empujón para que gobiernen España, Susanna Griso va a acabar harta de tanto café, les impele a pedir elecciones. Necesitan el gobierno para terminar de saquear España junto a la reacción y el neofascismo. Algo que no ocultan, como han visto antes. “Sánchez engañó a los españoles porque no les ha dado voz en las urnas y sigue atrincherado en Moncloa” dice Villegas bizqueando por la caradura que demuestra y la mentira que dice. Ya que Sánchez sólo prometió elecciones a Cs si le apoyaban, no le apoyaron, no hay elecciones. Y lo atrincherado no concuerda mucho con sus críticas por el abuso en los viajes que critican todos los días. Lo que ocurre, y lo ocultan, es que Vox también les está comenzando a quitar voto, porque entre cuñado cansino y un neofascista de verdad se elige al de verdad, no a la copia.