“Los independentistas y totalitarios no van a callar la voz de los demócratas”, quien esto dice es un señor que pertenece a un partido político que quiere prohibir los partidos independentistas por ley y así acallarlos y expulsarlos del sistema. ¿Por qué? Para poder humillarlos y reprimirlos sin consideración so pretexto de estar fuera de la legalidad. Una legalidad que es una construcción sociopolítica y por tanto mutable. Miguel Gutiérrez, el mismo que mintió diciendo que tenía un doctorado, y como mucho es que pasó por la puerta de un doctor, justifica de esta forma las acciones violentas de algunos miembros de Ciudadanos en Cataluña, siguiendo con la política de confrontación que es la que no cierra las heridas sino que las mantiene abiertas para sacar un rédito electoral que se les escapa día a día.
Ya advertimos de la deriva poco democrática y contraria a los principios que dicen defender en la formación naranja (prohibir cualquier partido nacionalista), y las palabras de Gutiérrez (el señor del lobby armamentístico en Ciudadanos) sólo son una muestra más de ese odio entre dos posiciones antagónicas que se quiere seguir extendiendo hasta provocar la confrontación civil. Porque eso es lo que persiguen en Ciudadanos, que haya en Cataluña una confrontación civil y así ellos erigirse como salvapatrias. E imponer una dictadura latente, silenciosa a Cataluña y el resto de España. Por eso Albert Rivera acusa a Pedro Sánchez de estar al servicio de los nacionalistas, que “son aquellos que quieren liquidar nuestros valores; necesitamos pactos firmes para dar a España un proyecto de futuro”. Una frase que puesta en boca de Primo de Rivera, Franco o cualquier fascista de medio pelo sonaría hasta lógica. Según parece los nacionalistas quieren acabar con valores españoles, aunque evita decirlos porque ni él mismos sabe cuáles son. No le interesa, basta con hacer una división populista de buenos y malos, y situar entre los malos a gobierno y a los nacionalistas de cualquier color.
La xenofobia ante los manteros y el apoyo a las grandes corporaciones.
Ese mismo odio que se fomenta contra los nacionalistas, Podemos y el gobierno del PSOE, se demuestra también contra los manteros. La nueva moda en la secta naranja es criminalizar a los manteros que hay en nuestras calles como un peligro constante para la seguridad ciudadana, el comercio minorista y el crecimiento del PIB español (si siguen con su escalada de peligros). Xenofobia en estado puro. Les falta decir “esos negros que violarían a nuestras hijas” o cosas parecidas. Que no lo dicen pero no sería de extrañar que lo pensasen pues defienden la eugenesia en el interior del partido. Carmena y Colau, curiosamente en otros municipios gobernados por el PP (Málaga, por ejemplo) no dicen nada, son el gran mal porque permiten que estén en las calles esas personas que son peligrosas y pueden hacer daño a alguien. Para Gutiérrez es una claro “problema de convivencia” que, además, supone dar “impunidad total de las mafias que utilizan los espacios públicos” creando un problema de “seguridad ciudadana”.
La dejadez de Carmena permite que las mafias hagan su particular agosto en Madrid. Está en juego la seguridad ciudadana y la economía de los comercios que sí pagan sus impuestos. #callesOkupadas 👇🏻 pic.twitter.com/p9OhJxZGWN
— Ignacio Aguado (@ignacioaguado) August 9, 2018
Sólo hay que ver el tuit de Ignacio Aguado para comprobar que lo que se quiere es lanzar una campaña de odio al migrante, al distinto, al que se busca la vida como puede. Que existen mafias detrás, es evidente, pero no son las mafias las que aguantan 12 horas bajo el sol para que las personas, a las que el sistema ha inoculado una mentalidad pequeño-burguesa y consumista, compren copias de esas grandes marcas que sólo los muy ricos pueden permitirse. O esas camisetas de deportistas que se fabrican en países asiáticos con salarios de miseria extrema pero que se venden en Europa a precio de petróleo. Cierto que hay mafias, pero en ningún momento se habla de los explotados manteros. Ni se aporta solución para ellos y ellas. Seguro que Aguado compra alguna pulsera u otra fruslería cuando está en playa tumbado. Habría que verle hasta chalaneando con el mantero. Pero que haya mafias no supone que esos manteros generen un peligro de seguridad. No muerden, ni clavan cuchillos, ni sacan pistolas. Más daño e inseguridad provocan algunos empresarios con salarios de pobreza y temporalidad extrema.
Respecto al daño al comercio minorista, es posible que a algunos comercios sí les hagan daño. Pero quien compra al mantero es porque no tiene para comprar en la tienda del Real Madrid, en Chanel, en Gucci, en Ray-Ban… Justo lo que una tienda de barrio no suele vender. Por tanto, hay cierta mentira en sus palabras que, por cierto, esconden que sólo hablan del comercio minorista cuando les puede reportar dos votos o generar odio civil. Porque han apoyado todas las legislaciones liberadoras del comercio los domingos y festivos en donde han llegado. Algo que beneficia a las grandes superficies y perjudica al pequeño comercio, ese que paga impuestos como ellos dicen. Pero claro, ellos y ellas están en política para ser los perritos falderos de los grandes oligopolios.