Tardarán en desdecirse lo mismo que tardará en darles tres o cuatro cargos y chollos en la administración paralela la presidenta de la Junta de Andalucía. Pero a día de hoy tanto a nivel estatal como regional, en Ciudadanos juran que no harán presidenta a Susana Díaz. José Manuel Villegas, en la rueda de prensa habitual tras el Comité Central de Ciudadanos, ¡perdón! Comité Permanente de Ciudadanos, ha afirmado que “ningún voto de Ciudadanos va a servir para que Susana Díaz pueda seguir siendo presidenta de Andalucía”. Sin sudar, sin dudar, sin ver que los números igual empujan a Díaz a pactar con los populistas. A día de hoy, que no tiene nada que ver con lo que opinen dentro de una semana como es habitual en la formación naranja, no habrá ningún apoyo al PSOE-A. Non. Nein. Not. Het. Oχi.
De igual forma se expresó Juan Marín en Sevilla. Con su apoyo que no cuente la ocupante de San Telmo. Porque después de apoyarla en 2015 se sienten traicionados por cómo se ha portado Díaz con ellos. No dice que eso lo han sentido quince minutos antes de que la secretaria general del PSOE-A dijese que iba a convocar elecciones. El resto del tiempo hasta se lanzaban mensajes de amor político. Pero como el candidato naranja es un “mandao” y lo que digan en Madrid él lo ejecuta sin pensar, ha dicho con firmeza que no va a apoyar a quien fuera su socia hasta hace bien poco. Memes de Díaz dando el biberón a Marín circulan por las redes en la demostración palpable de que las palabras de los dirigentes de Ciudadanos no son creíbles en relación al cabreo con la trianera.
Como no ven claro tampoco el resultado desde Madrid, han lanzado el mensaje del miedo: “Que ningún andaluz ilusionado con el cambio que propone Ciudadanos se quede en casa el próximo 2-D”. Miedo a quedar por detrás del PP, incluso por detrás de Adelante Andalucía, y que el efecto naranja potenciado día a día por los medios de comunicación de la Caverna y la clase dominante se quede en nada. Tantos días con Arrimadas y Rivera en televisiones tomando café, mintiendo, siendo entrevistados sin razón ni motivo propicio para ello, no pueden suponer un fracaso electoral. Eso es algo que en la secta naranja no tienen asimilado porque se creen los más maravillosos del mundo. Sienten que tienen la única verdad posible y que las personas no entiendan esa verdad, y por tanto entregar el poder a un partido de extrema derecha enmascarada, no entra en sus cálculos. Lo que sí entra en sus cálculos es que el establishment les quite apoyo, en especial monetario porque ¿no se han fijado la cantidad de medios de que disponen en las elecciones andaluzas? Más que el supuesto partido del gobierno corrupto que utiliza los fondos públicos para pagar campañas y demás. Incluso más que el PP.
Supone esta oposición a apoyar a quien hasta hace poco era aliada una contradicción con el mensaje de la dirigencia de Ciudadanos. Rivera y demás gerifaltes de la secta naranja establecen una clara diferenciación entre lo que supone el PSOE como institución y el sanchismo. Entienden que el “PSOE clásico”, el de la Gestora para entendernos, es un modelo de lucha contra los nacionalismos, contra aquellos que quieren romper España. El sanchismo es, por otro lado, ese germen medio populista, medio antisistema que es capaz de destrozar España con el único motivo de perpetuar en el poder a su jefe máximo Pedro Sánchez. Por tanto si deseasen acabar con la dictadura de Sánchez II, porque con Sánchez I llegaron a acuerdos, lo lógico sería apoyar a Díaz, García-Page, Lambán y demás baronías contrarias al sátrapa de la Moncloa. También cabe que quieran hundir al PSOE en general para posicionarse ellos como partido de falso centro-izquierda, como en sus orígenes. Algo improbable, no porque no pueda desaparecer el PSOE (es más sencillo que lo haga Ciudadanos), sino porque la mayoría de la ciudadanía española tiene claro que Ciudadanos es un partido de extrema derecha y parafascista.
Como se decía al comienzo del artículo, veremos cómo Rivera y su alegre muchachada se desdicen, perjurarán y se echarán en brazos de Susana Díaz. Ya que la alternativa sería que Díaz gobernase con Adelante Andalucía, que no son populistas sino antisistema, algo que espanta aún más a Rivera porque Rodríguez y Maíllo son marxistas y saben que el enemigo es el Capital. Ese mismo que financia y protege a Ciudadanos. Y desde la cúpula del Ibex-35 llamarán al jefe naranja y le dirán, como pasó en las anteriores elecciones, “pacta con Susana o cortamos el grifo majete, que para algo te tenemos a sueldo”. Y desde la calle Alcalá llamarán raudos y veloces a Juan Marín para decirle que está tardando en pactar con el PSOE-A y que a ver si puede rascar alguna consejería, que lo de antes era broma. Porque si piensan en Ciudadanos que Susana Díaz va a estar haciendo elecciones como ha pasado en Cataluña es que no conocen a la Señora de San Telmo y su penetración entre el establishment español.