A resultas del asilo de Edmundo González se ha trasladado a España la información sobre su supuesta participación en el asesinato de monseñor Oscar Romero —actualmente san Romero de América para la Iglesia Católica y san Oscar Romero en la luterana y anglicana—, los escuadrones de la muerte salvadoreños y la masacre de la UCA —donde se asesinó a los siete jesuitas, Ignacio Ellacuría entre ellos—. Diosdado Cabello, el mandarín del sátrapa venezolano, ya había difundido esta información en su programa de televisión (¿Imaginan al mininistro Bolaños con un programa de televisión?) y fue replicada por toda la prensa populista de Sudamérica.
Desde la oposición venezolana se afirmó que eso jamás pudo pasar porque González siempre ha sido un fiel diplomático que jamás se atrevería a tamaña fechoría. La realidad es que verificando las fechas de los acontecimientos señalados y el tiempo que fue el asilado primer secretario de embajada en San Salvador es obvio que no pudo actuar en favor de los escuadrones de la muerte en la UCA, ni en el magnicidio del santo católico. Los asesinatos de los jesuitas sucedieron en 1989 y ya no estaba en San Salvador y Romero fue asesinado en 1980 cuando estaba trabajando en la embajada de Venezuela en Washington.
Tampoco consta que fuese un agente de la CIA como burdamente quieren vender mediante un supuesto carné. En la CIA pueden ser imbéciles pero no tanto como para dar carnés a colaboradores de otros países. ¿Acaso tiene carné de la CIA Mario Vargas Llosa, del que es conocido que es un agente de lucha ideológica de Washington? Tampoco Álvaro Uribe o José María Aznar tienen carné de la CIA (ni de ninguna de las otras agencias) pero es conocido que son colaboradores en la distribución de fondos a diversas fundaciones, en las que participan con charlas o llevan a políticos afines (¿recuerdan el viaje de Albert Rivera a Chile?) al poder imperial para influir en las elecciones y la vida política de aquellos países que se consideran “no amigos”. Lo llevan haciendo desde el plan Cóndor.
Lo que se dice que viene haciendo José Luis Rodríguez Zapatero en Venezuela, bueno dentro del grupo de Puebla, no es distinto a lo que Aznar y otros políticos de otros lares hacen en países americanos o europeos —por cierto, el expresidente español y Jonathan Soros colaboran con bastante frecuencia, mediante fundaciones tipo Concordia—. Que Edmundo González haya podido ser un aliado útil para diversos “proyectos” de Estados Unidos durante su presencia en San Salvador no es nada descabellado. Sus años en Washington le proporcionaron contactos y amigos a futuro y los presidentes venezolanos de la época estaban muy unidos al Imperio. Seguramente distribuyese dólares entre diversos grupos que acabarían financiando los escuadrones de la muerte. Es muy posible que, por lo dicho anteriormente, colaborase en todo lo posible por erradicar cualquier tipo de amenaza antisistema. Pero pruebas, hasta la fecha, no existen de participación directa en las matanzas de curas católicos.
A monseñor Romero, pese a las difamaciones de hunos y hotros, le asesinaron no por su apoyo a la Teología de la Liberación, ni porque fuese un izquierdista, sino por declararse contra la violencia institucional y hacer un apoyo preferente por los pobres. Por cierto, algo que establecieron como doctrina de la Iglesia Juan Pablo II y su panzerkardinal Joseph Ratzinger. La masacre de la UCA sí fue contra postuladores de la famosa Teología, lo que no es justificación alguna de un asesinato como aquel. Eran los tiempos del reaganismo, la recuperación de la doctrina Monroe y la mirada hacia un lado del romano pontífice con algunas situaciones (recuerden que la dictadura chilena no le preocupaba porque ya caería). ¿En todo esto pudo consentir y participar González? Seguramente. Como hicieron cientos de diplomáticos americanos, intelectual y políticos al mandado de EEUU.
Y si por ese lado poco se puede demostrar, tampoco hace falta inventarse historias sobre la participación del asilado en algunas acciones de la transición española. Se ha inventado en algún medio que Edmundo trajo en avión diplomático, como si fuese algo secreto, a Felipe González, diciéndole a Adolfo Suárez que ahí tenía el paquete político. Cuando Edmundo tuvo acceso a aviones diplomáticos Felipe había dejado de ser Isidoro hace unos años. No necesitaba de aviones diplomáticos para entrar a escondidas en España. Además, si como han “descubierto” que Felipe era agente de la CIA también ¿para que iba a recurrir a Edmundo? Entraría por Torrejón y ya está.