Me increpan en redes sociales porque, en los últimos tiempos, solamente atizo a Pedro Sánchez. Me piden que atice también a Isabel Díaz Ayuso, a Vox, a los del PP que hacen cosas malas. El primero se lo está ganando a pulso con las cosas que hace contra cualquier sentido de Estado y patriótico, ahora bien a los demás les he atizado cuando ha sido necesario. Como no soy el único que escribe en el periódico, cuando hay algo malo y lo narra un compañero, pues éticamente no se le pisa la noticia, ni las visitas.
Insisten en que Ayuso dice muchas tonterías y dice cosas que tendrían un ataque frontal. Cierto… y eso es lo busca ella y su amigo Miguel Ángel Rodríguez, el cual no le deja hablar libremente para evitar que no se ciña al guión (como expliqué en este artículo que los críticos se pasaron por el forro). Tiene mucha lógica no hacer como hacen otros medios, que con tal de ganarse las visitas de los antiayusistas acaban difundiendo sus ocurrencias y generando un debate en torno a ella. Justo eso es lo que buscan, que esté siempre en el disparadero y así colar ideas fuerza para su parroquia. Y eso es lo que hay que evitar.
No darle nada de publicidad
Cuando ha hecho algo mal, que son bastantes cosas, hay que difundir sus artículos por todos los canales. Aquí mismo hay compañeros que sacan semanalmente artículos sobre ello (pero a los críticos no les veo moverlos, por cierto). Ahora bien, sólo cuando son cuestiones de gestión. Cuando hable, haga una crítica, diga alguna ocurrencia, lo mejor y más estratégico es ignorarla. Esperanza Aguirre construyó sus mayorías en base a ocurrencias que soltaba casi cada semana (en la Asamblea o en los medios) y a un control total de los medios de derechas (vía subvenciones publicitarias). Eso mismo está haciendo Ayuso.
Como ya se sabe cuál es su juego, lo mejor es no entrar al trapo. Que dice “socialismo free” ni caso. No vale salir a decir que en Castilla y León lleva treinta años gobernando el PP. Eso lo sabe todo el mundo, pero si ustedes no quieren parecer idiotas, no interpelen. ¿Socialismo free? Pues socialismo free. Que dice que le gustan los toros, pues que vaya a las Ventas. Ni caso. Que dice que el socialismo es malo, pues a mirar hacia otro lado, nada de decir que el liberalismo es peor. Ni caso. Como si no existiera. Y en los artículos que publiquen los medios con errores de gestión a compartir sin ningún tipo de comentario.
Las redes no informan pero condicionan
Lo que buscan con estas cosas es que las redes sociales acaben situando, por aquello de los algoritmos, sus cosas entre las más destacadas, entre las que más se ven. Como ya se explicó para el caso de Vox cuando comenzaba a despuntar. En las redes sociales no se puede debatir, no se puede razonar, no hay posibilidad de asimilar complejidades. Sí condicionan comportamientos y tendencias. Y es a esto último a lo que se agarra el equipo de Ayuso (o de Vox a los que ha copiado) para seguir lanzando tonterías. Si ustedes se lanzan a criticar y atacar acabará siendo vista como una mártir o como alguien que ha hecho algo bueno (porque sólo se maneja con ideas fuerza).
Al evitar la propagación de críticas y de estupideces que dice adrede, ocurre que los algoritmos no la hacen más presente. Provoca que las personas, que puedan tener dudas (de votar a Vox, por ejemplo) vean lo que dice fuera de un contexto lógico (¿no han visto que nunca, en sus respuestas parlamentarias, se pone lo que le han preguntado?). Genera que sólo los fieles le hagan caso –como pasa con Sánchez o con los podemitas- y se cierra el círculo. Se vita extender sus ocurrencias y que se vea que han sentado mal a “los sociolistos” y a los “podemierders”.
Políticos muy estúpidos
Para que todo ello tenga eficacia hay que esperar que los políticos y políticas de uno u otro signo sigan la corriente y se callen. Que hagan caso omiso de lo que digan, salvo que ocurra como con la maldad que lanzó hacia el padre de Juan Lobato (quien por cierto debería haber ido al juzgado a demandar). Que dice que el PSOE está trayendo la ruina, ni caso. Que dice que Vox le pasa por la izquierda, ni caso. Que dice que hay una persecución a los católicos, ni caso. Bueno en este caso se le podría interpelar para comprobar que sólo utiliza lo religioso como arma, pero no responderá jamás. Lo suyo es no caer en sus trampas.
Es más, como hay una serie de preguntas que hacer como oposición en la Asamblea de Madrid, lo que debería hacer los distintos grupos parlamentarios es preguntar cosas sin sentido, absurdas, para evitar que haga funcionar lo que lleva escrito. Lobato, en vez de hacerse fotos con copas de vino (una estupidez estratégicamente), podría preguntar: “¿Es la pluma más fuerte que la espada?”. En Más País deberían preguntar: “¿La Gracia es un don o se puede obtener mediante la razón?”. Cosas que no tengan sentido… Luego hay un estrategia posterior que no voy a desvelar, pero es sacarle de su zona de confort.
No lo harán porque les puede más el ansia individualista, el querer destacar para sus groupies, el que su periódico de referencia les dé dos minutos en Twitter o un video-artículo. Y así acaban entrando en la espiral donde Ayuso tiene más medios subvencionados que ellos y les gana. Tantos asesores para no pensar en cosas tan sencillas como ignorar a la persona. Cebarse en los demás del equipo con saña, pero ni caso a la heroína, que acaba enganchando y llevándote a la muerte.
Contraprogramación y acción
Al final es mejor que, en vez de criticar a Ayuso en redes sociales (tampoco valen las capturas de pantalla, nada es nada), por sus tonterías, vayan a las manifestaciones. Hagan agitación de los propios. Lean los artículos antes de criticar. Y si alguien les viene a tocar las partes pudendas hay algo que no falla: pídanles los datos; pídanles que expliquen lo que quieren decir. Por ejemplo, si alguien les dice que apuestan por la libertad, díganle que les explique qué es eso y en qué se diferencia de lo existente.
Y lean, por favor, fórmense un poco que no sólo de noticias vive el ser humano. Ya, es más fácil criticar con lo primero que se le venga a la cabeza y que le aplaudan los del grupito de sugus o afines. Nadie dijo que la vida política fuese sencilla.
Por esto no escribo sobre Ayuso, porque no hay nada sobre lo que escribir directamente. Y como indirectamente tampoco ustedes hacen caso (como ocurrió con este artículo), pues seguiré escribiendo de lo que me apetezca. Y ustedes seguirán cayendo en la trampa de Ayuso. Advertidos quedan.