Están todos los cuarteles de los distintos partidos políticos haciendo cábalas con los datos de las elecciones municipales y algunos autonómicos. En las derechas ya se ven vencedores, en las izquierdas piensan que pueden revertir la situación pues la distancia no ha sido tanta. En ambos lados, los partidos mayoritarios animan al voto útil (útil para ellos, evidentemente) para lograr sumar un puñado de votos más que les permita vencer en esta o aquella provincia y, así, rascar dos o tres escaños. Muy bien, en el mundo del fútbol los aficionados suelen hacer lo que se ha dado en llamar pajiplantillerismo, ahora en la política se puede hacer pajiescañismo.
Como sucede en el mundo del fútbol, al final todo eso no deja de ser más que una ilusión, una pajilla que alegra un momento pero que en realidad es una carencia mayor que se quiere esconder. Y en eso, en las carencias parecen no fijarse los partidos contendientes. Asumen que con los datos de las elecciones municipales, ya que han sido lo único a nivel nacional, pueden hacer una serie de proyecciones que les pemitirá ganar en esta o aquella circunscripción un número de escaños. Pues van dados si piensan eso porque si hay algo distinto a unas elecciones nacionales son las municipales.
Cercanía frente a ideología
No hay nada nuevo, hasta existen dos o tres estudios sobre la materia en España, en decir que en las elecciones municipales se vota mucho más a la persona o grupo de personas que en las elecciones autonómicas (y no siempre) o nacionales. La cercanía del político es mucho mayor que en otras instancias gubernativas y existe una gran influencia de ese personalismo. Es más fácil, salvo en las grandes ciudades, encontrarse al alcalde por la calle que a cualquier ministro o consejero. Por ende, cualquiera se le puede acercarse y hacerle cualquier observación. A esto habría que sumar que cada pueblo tiene una idiosincrasia propia y por ello lo que en un ayuntamiento puede funcionar en otro no. Salvo tener las calles limpias y unos servicios de calidad, cada alcaldable debe conocer los puntos clave para vencer o mantenerse.
¿Qué quiere decir todo esto? Que si en un pueblo manchego un alcalde obtiene el 53% de los apoyos, ese mismo porcentaje no es extrapolable a la elección nacional. Puede servir de arrastre para las autonómicas (si se votan a la vez) pero nunca se puede pensar que ese mismo porcentaje se va a producir en una elección nacional donde lo ideológico y mediático pesa mucho más. Incluso sucede eso mismo en elecciones autonómicas. ¿Creen ustedes que todas las personas que han votado a Emiliano García-Page van a hacerlo por Pedro Sánchez? Ahí tienen lo que ha pasado en el pueblo de la ministra portavoz, han perdido la alcaldía después de 44 años.
Influencia de la gestión sanchista
Pensar que los mismos que votan a Isabel Díaz Ayuso, por hablar de las derechas, van a votar de igual forma a Alberto Núñez Feijóo es hacerse trampas en el solitario. Pueden ser más o pueden ser menos, igual ha sumado votos de Vox por acabar con Podemos, por ejemplo. Queda claro que la desaparición de Ciudadanos les va a llenar con unos pocos miles de votos las buchacas electorales, y si Sánchez se pone en plan perseguido y víctima es más que probable, pero las circunstancias son bastante distintas, incluyendo la personalidad de los contendientes.
Es obvio que la influencia de la política nacional, esos pactos con los herederos de los grupos terroristas y con los secesionistas catalanes (bajándose los pantalones legislativos), han perjudicado a algunos barones socialistas, pero no se observa que hayan sido fundamentales para el aumento de los votos de PP y Vox. Al no haber estudios postelectorales (posiblemente no los vaya a haber) no se conocen las transferencias de voto. Sí se observa que poco voto útil ha existido y eso es algo que deberían tener en cuenta los que están siguiendo esa senda.
Infrarrepresentación municipal
De todos los partidos que se han presentado a ambas elecciones, sin duda, es Vox el que más infravalorado ha salido municipalmente. Todavía no han podido presentar listas propias en todos los municipios españoles y eso resta en los datos globales. Eso sí, donde ha podido presentarse ha obtenido buenos resultados. La izquierda brilli-brilli no ha tenido ese problema (salvo en aldeas) y en mayor o menor cantidad se han presentado en la gran mayoría de pueblos y ciudades de España.
Para elles sí que hay datos claros: no los quiere nadie. Ni aunque se unan en el macro movimiento de los megapijos brilli-brilli. Nunca uno más uno suman dos en política y si son catorce mil mucho menos probable saber qué podría pasar. En todo caso no parece que uniéndose vayan a obtener los votos suficientes para obtener una gran representación. Aquí hay algo que no valoran, les han calado y no les quiere nadie que se sienta, mínimamente, de izquierdas. Pero esto es otro análisis.
El PP se ve ya en Moncloa
En el PP están contentos porque creen estar a las puertas de la victoria y, desde los datos municipales, piensan que atrayendo voto moderado (del PSOE, no hay más) estarán más cerca de la victoria. Si con toda la campaña que ha habido en la prensa (donde es mayoritaria la de derechas) para que la gestión de Sánchez fuese traspasada a alcaldes y barones regionales no han conseguido gran cosa ¿qué les hace pensar que esa pírrica victoria tornará en enorme derrota de su enemigo? Obtener alcaldías gracias a los votos de Vox, como les va a pasar en muchísimos municipios, ¿les perjudicará en su intento de captación del voto moderado o ya da todo igual? Si andan con remilgos, igual pierden más por un lado que lo que ganan por el otro.
En el PSOE piensan, como ya se ha dicho, que como las elecciones no han sido tan malas, podrían obtener una victoria por la mínima. Que haya habido electores que racionalmente hayan elegido a buenos alcaldes socialistas, no implica que vayan a votar al “traidor”. Que no se haya culpado de las carencias ética del presidente del Gobierno no empece para que sí lo hagan con el susodicho. Porque en el PSOE todavía no se han enterado de que no es tan importante su gestión (que económicamente tampoco ha sido tan perfecta como creen) como sus graves carencias éticas.
En el PSOE no son conscientes del valor de lo ético
Cuando afirman que las personas no han sabido valorar su buena gestión están desconociendo que han valorado más la traición a las mujeres (por mucho que diesen marcha atrás con la suelta de violadores, pero han tragado con los penes femeninos y las tontadas del queergenerismo); que se ha valorado más bajarse los pantalones con los secesionistas catalanes; que ha valorado más el haber actuado como socio alegre (dejando que presentasen la Ley de Vivienda, por ejemplo) de EH Bildu; que haya roto su palabra encamándose con la izquierda brilli-brilli cuando le quitaba el sueño poco antes; que hayan valorado a su sanchidad como un tipo ególatra y autócrata. Quienes han votado a alcaldes y presidentes con ética no tienen porqué hacerlo a Sánchez.
Como pueden comprobar nada está cerrado, ni está completamente abierto. Las elecciones municipales y las autonómicas que se han celebrado pueden ofrecer una tendencia como mucho, pero nada sólido en sí. Ni para el PP, ni para el PSOE. Que haya una tendencia a que unos suban algo y otros bajen no es nada novedoso y bastan unas encuestas (que no están hechas por José Félix Tezanos, claro) para descubrirlo. Si van a basar sus estrategias de campaña en esos datos mirando si pueden rascar de aquí o de allí por esos votos municipales (algo que contaremos en artículos de la próxima semana) igual están trabajando a favor de su contrincante. De momento el PSOE, como se contó ayer con brevedad, equivoca la estrategia y parece que el PP también. Veremos…