Para ser justo debo decir que este artículo viene como consecuencia de una reflexión de Nacho (@rojiblanco_atm2) en X y que me ha despertado la musa cuando estaba mirando al techo sin saber sobre qué escribir. Como bien dice el citado, este año a los atléticos nos gusta cualquier fichaje. Nos dicen que viene Louis Leclercq, que es extremo izquierdo pero puede jugar a pierna cambiada y quien ha disputado la nada despreciable cifra de 15 partidos en Bundesliga y ya nos tiene ganado.
La realidad es que salvo muy, muy pocos, la mayoría de aficionados y periodistas no ven fútbol. Algún resumen por ahí, dos o tres programas de goles y un par de partidos sueltos de la premier o el calcio con suerte. ¿La Bundesliga? Los partidos del Bayern con suerte de no dormirse si pillan a la hora de la siesta. ¿La liga portuguesa? ¿Existe, se preguntan muchos? Y ya otras ligas denlo por descartado. Ni el tipo ese que se rasca mucho la nariz ve demasiados partidos. Se pillan el FIFA y se aprenden los números de los jugadores y sus nombres porque se les escucha y habiendo visto a ese jugador se puede alucinar con los comentarios.
Dado ese nivel general en los medios —con muy contadas excepciones y salvando a los que tienen encargada la misión de otras ligas—, lo normal es que el aficionado medio vea esos vídeos de grandes jugadas y le parezca cualquier jugador Pelé y Maradona juntos. Salvo si se es VelcroRM que siempre piensa que lo suyo es lo mejor hasta que el maligno le ponga la cruz como al balón de playa. El resto de aficionados siempre se ilusiona con los fichajes de su equipo por aquello de renovar la sangre y meter algo nuevo al equipo… No todos los aficionados porque los del Atlético de Madrid siempre han mirado con recelo los mercados de fichajes.
Si se fijan bien, los dos primeros, casi que los tres primeros fichajes, que han intentado colar eran Lenglet, Musso y Carlos Martín. Los amanuenses de Miguel Ángel los contabilizaban como fichajes y, claro, eso escamaba a la hinchada oliéndose otro mercado de terror. Con la llegada de Baena y Ruggeri —al que los insiders ni le vieron venir y alguno dijo su nombre, como dice doscientos, hace unos meses y se apunta medallas—, la cosa se animó. Parecía que se fichaba algo normal, para posiciones necesitadas. Luego vendrían Cardoso, Almada, Pubill y Hancko para asustar a la afición pues, no siendo esas estrellas estrelladas que algunos tanto desean, valen. O al menos parece que valen. ¿Les han visto jugar? Entre poco o nada, pero al instalarse la euforia y no ser los típicos rodillas raras o apaños de Mendes, generan ilusión.
Como dice @loloutlaw parece que Carlos Bucero ha drogado o hipnotizado a Gil Marín y le ha quitado la chequera fichando a diestra y siniestra. La verdad es que despertaba dudas, aunque no deja de ser menos cierto que el equipo necesita algún sofá y venga a comprar butacones, pero las va despejando, especialmente con las salidas. Quitarse la losa de De Paul, Saúl y Lemar no se lo esperaba nadie. Y ahí le tienes, sacándolos. Y alguno más que queda por salir, que igual no es Lino. Por @AdrianinaAtm que sea Connor Gallagher, pero incluso ella está en éxtasis con las salidas y llegadas.
Lo curioso de todo este mercado es que hay viudas de Renato Veiga, de Areso —una treta para meterle tres millones más a los gastos del Bilbao—, de Lookman —una treta de los italianos «por favor pase por caja» para encarecérselo al Inter—, de Richard Ríos —que ha sido un invento de los insiders, quienes se han tragado lo que les dicen los representantes por no contrastar—, o del Cuti Romero. ¿Les han visto jugar? Con suerte dos minutos. Pero ya les gustaban desde el principio, como sucede con Enzo Milliot, al que ya califican como el nuevo Arda Turam. Va a dar igual quien venga, que este año va a gustar y va a ilusionar… y justo en ese momento, ¡zas! la gilada. Y no, no es pupismo como dice David Vinuesa, son años de experiencia.
Post Scriptum. Por ejemplo, el último invento de los insiders, Take Kubo, no le gusta a nadie. Sobrevalorado, con un carácter complicado, que igual ni vende camisetas y caro. No le han visto jugar más de dos partidos, los que le han enfrentado al Atleti y le tratan como estrella cuando no mejora a muchos chavales del filial.