Tras completarse el recuento, se puede concluir que el PSOE de Pedro Sánchez es el derrotado. Sí, Ciudadanos y Unidas Podemos están en puertas de la desaparición en Castilla y León, pero era algo que se sabía de antemano. Los primeros porque no poseen ninguna función política, porque se han dedicado a sustentar al PP donde han podido, y los segundos porque han cumplido su misión, crear la “izquierda vacía”. De ahí que las miradas analíticas vayan hacia el PSOE de Sánchez.
Se preguntarán por qué tanta insistencia en señalar que es el PSOE de Sánchez. Normal pues era Luis Tudanca el candidato y se supone que el responsable máximo. No hace falta caer en la extravagancia de decir que si en las victorias se apunta al secretario general de Ferraz, en las derrotas también. Es una obviedad con esta clase política tan dada a los halagos sobre sus personas y la huida en las críticas. De hecho intentan que no haya crítica en sus respectivos partidos. No. No van por ahí los tiros.
Sin barones y alcaldes no hay victorias
Es la segunda ocasión en que el PSOE sin la ayuda de barones con mando en plaza, alcaldes y alcaldables, se enfrenta a unas elecciones autonómicas y se engancha a la derrota. En la Comunidad de Madrid les dejaron como tercera fuerza y el Castilla y León como segunda pero bajando más de cuatro puntos porcentuales respecto a las de hace tres años. En el ínterin de ambas elecciones se ha vendido que el presidente Sánchez había traído a España poco menos que el maná de los dioses; que era el invencible de las contiendas; que hasta Joe Biden le pide consejo… pues parece que no se ha comunicado bien.
En esta ocasión el tiempo pandémico ha estado más lejos que hace un año, pese a que Mañueco –que está en puertas de juicios personales- se inventó una moción de censura. No hay excusa. Sin los votos que arrastran los alcaldes castellanos y sin la política, muchas veces criticada desde Ferraz y sus corifeos mediáticos, de ciertos barones regionales, el PSOE queda desnudo con la política gubernamental. Y aquí es donde se debe reflexionar porque las siguientes elecciones, igual, son las propias de Sánchez y su séquito.
Igual las personas no creen que todo está tan bien
Reflexionar sobre lo que está pasando ya que se vende que todo son buenas políticas públicas. El aumento de la inflación; la subida de los precios energéticos; la no derogación de la reforma laboral del PP; la traición a las feministas con la Ley Loretta; los cambios ministeriales que parecen más cambios de imagen que de personas con capacidad real; el aumento constante de las cuotas de autónomos; y así hasta un sinfín de cuestiones que asombran al votante de izquierdas. Lo que en la factoría de memes y mensajes de Paulo Coelho de Ferraz no han entendido es que cada vez es mayor la distancia entre el votante y el partido. No basta con que el presidente sea tenido por guapo, ni que le escriban discursos más propios de libros de autoayuda, hay que fijarse en la praxis de toda la vida.
Pueden aducir que hay una mayoría de medios de derechas, especialmente las televisiones. Pero tienen el control de RTVE (aunque parezca lo contrario) y dinero suficiente para ganarse partidarios en los medios, como hace la derecha en sus respectivas autonomías. Cuestión bien distinta es que no sepan hacerlo –se han ganado algunos enemigos en medios de izquierdas por amenazas cuando han llegado las críticas-. Aunque esto último tiene solución, cese de los incompetentes.
Lo que es más complicado de cambiar es la separación del PSOE y el gobierno de la ciudadanía. Mucho sacar memes de obreros idiotas que votan a la derecha cuando desde el propio partido no se hace nada, ni en el discurso, ni en la práctica, en conformar una mentalidad que se parezca en algo a una conciencia de clase. Prefieren vivir en las nubes del globalismo y no hacer caso de los movimientos subterráneos de la historia que siguen favoreciendo lo comunitario, lo que une, antes que lo que separa o las memeces de buenismo.