Cuando Pablo Casado pensó, aunque este verbo pueda sonar pretencioso, en una candidatura para la Comunidad de Madrid, recurrió a su muy amiga Isabel Díaz Ayuso. Lo que no sabemos, porque ya se empieza a dudar hasta en el seno del propio PP, es si tuvo en cuenta las capacidades expresivas y/o intelectuales de ella. Porque de haberlo hecho se habría dado cuenta que, además de reírle las gracias desde hace años, demuestra su nula capacidad para el arte de la política. Incluso para la política sin más. No hay día en que una metedura de pata sea portada de algún medio de comunicación, no hay día en que lo que dice sea motivo de chiste y meme.
La culpa, como siempre pasa con las personas que tienen escasas entendederas y las pocas que tienen están atrofiadas por el sectarismo de partido, es de los medios de comunicación. Son esos periodistas y analistas los que no hacen sino zaherir a la candidata malinterpretando sus palabras. Da igual que pongamos los vídeos, que reproduzcamos incluso las palabras que en el propio PP utilizan (ya sea en tuis, post de Facebook o notas de prensa), que lo haya dicho en directo para millones de personas en televisión, siempre la culpa es de los demás. Y todo ello porque se sabe que va a ganar. ¡Acabáramos! Buen intento de llevar la crítica a su posición, pero no es porque vaya a ganar (parece que las encuestas no lo dicen así), sino porque es un filón de boutades, de estupideces, de mentiras y de mostrar total carencia para ocupar cargo público. Se podría decir que es un acto de sanidad pública y electoral.
Una vez ha quedado claro que las tonterías las dice por ella misma, resulta que ahora se dedica a vetar a la prensa. Esa “canallesca” que le da por escribir siguiendo punto por punto sus salvajadas mentales. Y claro como tiene miedo a las preguntas de la prensa decide dar plantón al establishment, ese mismo que la apoya con donaciones y mediante los medios de comunicación de la carcunda. Tiene miedo a que le pregunten no por la dificultad de las cuestiones, tampoco le van a preguntar por Kant, sino porque en cuanto se sale del guion que le escriben en Génova y es ella misma sale a relucir la ineptitud. Dice ser experta en Comunicación Política (incluso dice ser doctoranda) y parece que no se aplica a sí misma los principios fundamentales. Claro que ahora a hacer tres memes y cuatros frases lo llaman comunicación política. Pero más allá de esto no se quiere enfrentar al periodismo, al menos al que no está sobre-cogido, y no le importa hacer un feo a los empresarios madrileños, quienes ya le han puesto la cruz.
Claro que cuando la dejan expresarse libremente también comete torpezas impresionantes. Ahora, según Díaz Ayuso, las mujeres deben emprender y ponerse a trabajar a la semana de haber parido. Como si fuesen unas vacas tienen que producir para que la clase dominante se enriquezca y cualquier parón en el proceso productivo es casi un pecado. La verdad es que la chica no esconde que en su cabeza el proyecto de vida que tiene es fomentar la explotación laboral porque sólo a través del trabajo es uno persona. El trabajo no es un medio para ganarse la vida y transitar por este valle de lágrimas, que diría algún cristiano, sino que es la forma de realización de la persona. Trabajar y trabajar para generar riqueza que otros se quedaran. Es curioso que llamando a los demócratas cristianos a votar al PP no se haya percatado que su posición es anatema para ellos por ser producto del calvinismo. Si Tomás de Aquino le escuchase acababa por excomulgarla como poco.
Luego aparecen sus guardianes David Pérez y Alfonso Serrano a decir que ella sí se preocupa de las mujeres, no como el PSOE que sólo tienen candidatos machos-alfa. Claro que si va a defender a las mujeres esclavizándolas nada más parir, igual las mujeres prefieren a un hombre que las defienda. También es cierto que no se han enterado de nada en el PP respecto a las mujeres, si estudiasen algo, lo mínimo, sabrían que Díaz Ayuso no es más que una epiclera, la señora que ponen para decorar pero que sabe que debe entregarse a los deseos de todos esos machotes que controlan la fracción dominante. Díaz Ayuso, aun siendo mujer, no deja de ser un senescal del poder. Es bueno que haya candidatas, en el PP las ha habido y las habrá con capacidad (hoy escuchando también a Dolors Montserrat parecen tenerlas escondidas), pero lo importante es lo que se defiende y Díaz Ayuso defiende esclavizar a las mujeres.
Como tercera ayusada una mentira. Ayer por la tarde durante un mitin en Alcalá de Henares tuvo la ocurrencia de afirmar, en tono serio además, que pensaba bajar los impuestos a todos, especialmente a las madres que son emprendedoras, a las familia numerosas y a los estudiantes de estudian y trabajan. ¿Cómo va a conocer Hacienda que estudian y trabajan sería la primera pregunta? ¿Qué tipo de estudios o hasta qué nivel de estudios sería la segunda? Lo primero costaría un dineral. Y sobre lo segundo, si están en prácticas y becados ya tienen una rebaja fiscal. Igual lo dice para quienes estudian master, pero de verdad, o doctorados y ahí cada caso es un mundo. De hecho podría darse el caso de que millones de madrileños se apuntasen a la UNED cursando una asignatura al cuatrimestre para tener descuentos y realmente no serían estudiantes. O puedes ganar más de 50.000 euros y estudiar para mejorar. El caso es que Díaz Ayuso lanza propuestas sin ton, ni son completamente irrealizables.
No hay que hacer sangre con Díaz Ayuso porque no es más que el típico producto de la partitocracia, más en la derecha donde los más hábiles suelen estar en los puestos de mando del establishment. Pero tiene preocupada su candidatura a muchas personas de dentro del partido que se huelen que lo ocurrido el 28-A en Madrid incluso va a ser buen resultado comparado con lo que puede provocar esta chica. Ignacio Aguado de Ciudadanos puede no hablar en toda la campaña y obtendría miles de votos sólo por descarte. Cuando en política sólo se elige a los fieles se forman equipos monocromáticos y monocordes más propios de una ortodoxia autoritaria que de una estructura democrática. Puede resultar bastante agradable escuchar solamente que se tiene razón pero una persona muestra su capacidad cuando aprende de los discrepantes, cuando confronta las propias ideas e, incluso, cuando se da la razón al otro. Y ya si tienen valores y los defienden es el no va más.