El Departamento de Estado (Ministerio de Asuntos Exteriores de los Estados Unidos), ha hecho público su informe anual sobre la trata de personas en el mundo. En este documento ya se pueden comprobar las filias y las fobias de Donald Trump, dado que se ha degradado a China al mismo escalón que a países como Irán, Siria, Corea del Norte o Venezuela. Este informe no analiza el grado del tráfico de personas en los países sino su implicación en la lucha contra la trata.
El enfoque que se da a 2017 Trafficking in Persons Report es fundamental para analizar las relaciones diplomáticas entre los países, de ahí la importancia de que a China se la haga colocado al mismo nivel que Irán o Corea del Norte, enemigos declarados de Estados Unidos.
El informe categoriza a los países a través de un escalado en el que los países que tienen un 1 están haciendo un buen trabajo o tienen una gran implicación en la lucha contra el tráfico de personas, mientras que los calificados con un 3 dejan mucho que desear o incentivan esa trata. En el primer escalón nos encontramos, evidentemente, a los Estados Unidos, a los países occidentales de la Unión Europea, a Israel, a Chile o a Australia. En el último, los ya citados anteriormente junto a Rusia.
Esta clasificación es importante, puesto que los países no sólo la utilizan para sus relaciones diplomáticas, sino que son muchas las multinacionales norteamericanas las que se sirven del informe para determinar qué lugares del mundo son interesantes a la hora de realizar inversiones.
Por otro lado, de cara a la función de este informe en lo referido a la propia trata, está demostrado que los países que son incluidos en la valoración más baja impulsan medidas inmediatas a la hora de paliar o de luchar contra el tráfico de personas. Evidentemente, siempre que esos Estados estén en condiciones de actuar, porque en casos como, por ejemplo, Libia no se tiene mucho optimismo respecto a que se modifique su política hacia las mafias de trata de seres humanos.