Repetía machaconamente Louis Althusser que cada situación concreta necesitaba su correspondiente análisis concreto. Una máxima que parece que en Moncloa ni han seguido, ni prevén seguir. Algo que puede provocar un error de tal magnitud que pudiera costar hasta la representación política que el PSOE tiene a lo largo y ancho de España. Hasta el momento no hay acto realizado por lo que tan sólo se puede vagar en las meras hipótesis. Fundadas en las palabras del presidente del Gobierno, pero sin acción no cabe más que la especulación. Ahora bien, y siguiendo lo expresado por Pedro Sánchez, cabe analizar el más que posible error que se cometerá si se concede el indulto a los que dieron subvirtieron el orden constitucional desde Cataluña.
Desde la fábrica de pociones y magias del PSOE sanchista ya han comenzado a lanzar los eslóganes y los argumentarios en favor del posible indulto. Pero, como suele suceder con las pociones del camarlengo monclovita, están vacías o no se ajustan a la realidad. Así, intentar hacer pasar a Ángel Gabilondo como un combatiente antifascista con cinchas y un Máuser fue un error. Ahora, intentar vender que ya se indultó a Alfonso Armada como acto previo que legitima los posibles indultos es otro error. Lo primero, el contexto es bien diferente; lo segundo la acción tenía otras motivaciones (que todo el mundo conocerá por los libros de historia sobre el tema). El actual contexto español de crisis política, económica y social provocado en parte por el golpe catalán no permite que desde el Gobierno se indulte a los agentes subversivos. Nadie que no esté bajo el adoctrinamiento de partido puede entender que unos señores que se rieron de todos los españoles, que viven a cuerpo de rey, que se ríen de la constitución, que siguen empeñados en su lucha étnica contra los que no son como ellos, que gastan más dinero en la independencia que en sanidad…, que esas personas puedan ser indultadas.
Y no lo entienden porque no hay explicación plausible. Esas palabras de Sánchez diciendo que “hay un tiempo para el castigo y otro tiempo para la concordia” y que tomaría la decisión “en conciencia a favor de la convivencia entre todos los españoles”, pueden ser muy bonitas, muy de taza de gurú, pero están completamente alejadas del sentir y la realidad. ¿Mejoraría la convivencia de todos los españoles? En Almería seguramente no, como sucedería en otras partes de España. ¿Serviría para mejorar la convivencia en Cataluña? Por lo visto, por como siguen tratando a los que opinan distinto, por lo que dicen en los medios de comunicación procesistas (incluyendo la televisión pública), parece que tampoco ayudaría. A Sánchez le pueden haber vendido hasta un perrito piloto, pero la experiencia de los últimos quince años muestra bien a las claras que están echados al monte y no van a parar. Ni con un nuevo estatuto de autonomía parece que lo harían, como ha dicho el hijo del alcalde franquista y actual presidente catalán Pere Aragonés. A Mariano Rajoy le engañaron dos veces ¿por qué no habrían de engañar a Sánchez?
Para que exista concordia todas las partes deben ceder en sus posiciones. Así pasó en la transición cuando los franquistas aceptaron hasta al PCE y los demás miraron hacia otro lado con la dictadura. ¿Están preparados los españoles para perdonar la ofensa catalana? No parece que sea el mejor momento. Entre otras cuestiones porque el ambiente que generan los medios de comunicación no es el más propicio. Pero es que tampoco los españoles tienen ganas de perdonar aún. Los asesores monclovitas, en vez de encuestas, mejor que paseen por las calles de España, no sólo de Madrid o Barcelona; que palpen el ambiente; que se empapen de realidad… Aquello se tomó como una ofensa no a la nación –aunque los muy nacionalistas españoles lo piensen así- sino al orden constitucional que entre todos, incluidos los catalanes, nos hemos dado para no estar en una permanente guerra de todos contra todos. No es una cuestión nacionalista, sino bastante más racional de lo que parece.
Cabe preguntar ¿están arrepentidos por lo que hicieron? No. De hecho en la toma de posesión de Aragonés se dijo que se insistiría en el proceso de desconexión independentista. No hace seis meses, no. Hace menos de una semana seguían insistiendo que persistirían en la subversión. Los buenistas que abundan en la izquierda quitarán importancia a esas manifestaciones, pero la gente del común no. Y se gobierna para esas personas también –entre las cuales han votado muchas al PSOE- no para los buenistas, para los bobos, para los éticos que se elevan tanto de la tierra que en su levitación apenas pueden ver la realidad. Personajes esto últimos que viven en permanente contradicción porque aceptan el discurso nacionalista-étnico cuando son minorías regionales concretas pero se asustan cuando se dice al nivel de la nación española. O lo que es lo mismo, España no puede ser nación, pero Cataluña sí. Sin arrepentimiento de los subversivos poco más cabe que tomar la decisión por otras cuestiones.
¿Cuáles pueden ser esas cuestiones? Por mucho que se le dé vueltas al asunto parece que la sola supervivencia del gobierno. Un gobierno donde una de las partes (Unidas Podemos) se ha negado a apoyar al ganador de las elecciones catalanas, Salvador Illa, para que presentase su candidatura a la presidencia y sí le ha pedido que se entregue a los independentistas de ERC. Han quedado como pagafantas en Cataluña. Parece, por tanto, que concediendo el indulto Sánchez ganaría un año y poco más de estabilidad en Moncloa. Tan sólo estabilidad porque leyes de “izquierdas” no parece que vayan a sacar pues la Unión Europea está controlando los gastos. ¿Le merece la pena a Sánchez esos indultos por estar un año más en Moncloa? Porque a cambio de ese año se llevaría por delante al PSOE en comunidades, ayuntamientos, diputaciones, etcétera. Sabiendo que va a contar con unos dineros europeos para reflotar lo económico ¿a qué va a meterse en un lodazal del que no se saca nada? Porque ni social, ni políticamente el PSOE gana algo en todo esto. Ni es una cuestión de Estado que permita la convivencia por otros cuarenta años, ni hay acuerdo general entre los partidos políticos (como sí ha existido en otros indultos). Tiene tan poca lógica que es normal que acabe calando en las personas el argumento de que todo esto lo hace “para salvar su culo”, para aferrarse cual lapa al cargo caiga quien caiga, sin importarle España. Ese mensaje que están difundiendo desde los medios de la derecha está muy extendido y se acepta con prontitud pues nadie entiende la posible actuación del presidente. Si no se arregla el problema catalán, en todas sus dimensiones, ¿quién puede creer que no es por algo sumamente egoísta? Porque la otra opción, que el presidente es idiota (que también están lanzando), cuesta más creerla. Si el contexto no es el propicio, ni hay una solución clara –mediante un acuerdo firmado cuando menos- ¿para qué lanzarse a esos indultos sin apoyo jurídico? Luego dirán, cuando Emiliano García-Page se queje (para proteger el PSOE manchego cuando menos), que si están siempre malmetiendo, que si son el viejo PSOE… Es que con acciones como esas hay personas que dudan que vuelva a seguir existiendo el PSOE. Un error en estos momentos que es completamente irracional y con un coste personal y orgánico tremendo.
Para entender lo que pasa en Catalunya, hay que vivir en Catalunya.
¿Qué habrán pedido los socialistas y votantes catalanes del PSC?
Evidentemente paz, tranquilidad, convivencia.
¿Se puede estar tranquilo en Catalunya cuando día si, día también, te molestan? ¿Es normal que por no ser de una opción política tengas que aguantar lo inaguantable? ¿Es posible, de alguna manera, que podamos tener unas vacaciones tranquilas?