El jugador de la selección española de fútbol y del Manchester City, Rodrigo Hernández, ha conseguido el Balón de Oro de la revista France Football. Un logro que desde los tiempos de Luis Suárez, aquel enorme jugador que triunfó en el FC Barcelona y el Inter, ningún español había conseguido el trofeo que distingue al mejor jugador del mundo de la temporada anterior. Ni Iniesta, ni Xavi, ni ninguno de aquella magnífica generación que logró Eurocopa-Mundial-Eurocopa logró hacerse con el preciado trofeo pues la dictadura mediática y económica de Messi y Cristiano lo impidió.

Lo lógico, hasta la llegada del duopolio, era que en tiempo de Eurocopas-Copas América o Mundiales, el mejor jugador de esos torneos debía lograr el premio al medirse a los mejores jugadores del mundo o del continente, además de haber tenido una buena temporada con su equipo en las ligas nacionales y en los trofeos continentales. Eso se quebró por la ponzoña económica del duopolio dejando a los mejores jugadores de mundiales sin el premio. Y eso se instaló en parte de la prensa española donde, por no se sabe bien qué, debían ganar siempre jugadores de alguno de los dos equipos porque sí. Si no hacían una buena temporada en su club y/o en su selección daba igual, debían vencer, incluso jugando en ligas tan potentes como la árabe o la de Guinea Bissau.

Rodri rompe con esa malísima tradición impuesta por el poder mediático y económico del duopolio. Debió ganarlo el año anterior tras la magnífica temporada de su club, ganando todo lo ganable, pero ha sido este año cuando, tras llevar al máximo triunfo a su selección, la española, se ha llevado el gato al agua. A lo que hay que sumar la victoria en la liga más complicada de todo el mundo, la Premier, siendo elemento clave en ese luchado y esforzado triunfo. Un triunfo para el chaval, que en su modestia entiende que los premios de grupo son más importantes, y para un futbolista que tiene una buena cabeza, o como se decía no hace mucho, una cabeza amoblada.

En España hay, sin embargo, numerosos periodistas enfadados y cabreados de la victoria de un español. No es extraño cuando han preferido la victoria, incluso frente a la selección española, de Croacia, Brasil, Alemania o Inglaterra, excepto Tomás Roncero (todo hay que decirlo). Ahora ese trofeo es un fraude, un bluff, “una mierda” que está de capa caída y que no significa nada. Esos mismos periodistas que llevan dos o tres semanas hablando del Balón de Oro porque iba a caer en manos del Mahatma Gandhi de Hacendado. Incluso portadas se han hecho con ello y ahora, que lo logra un español que ha guiado a la selección de todos a la victoria, ese trofeo es la nada. Preferían la victoria de un brasileño, más conocido por lo irrespetuoso que es, a la de un español… y luego se golpean el pecho por su españolidad.

En el Real Madrid, equipo que tiene en su sala de trofeos como si fuesen títulos (de hecho en algunas cuentas de trofeos ganados incluyen el susodicho), han decidido no acudir a la gala porque el niñato brasileño no vence. Les han dado el trofeo al mejor equipo de club del mundo y nadie lo ha recogido. Kylian Mbappé ha logrado, ex aequo con Harry Kane, en trofeo al mejor goleador y no ha acudido a su país para recibirlo. Incluso han filtrado a la prensa amiga que ese trofeo es “una mierda” y que no merece que acuda nadie del equipo blanco. Todo el señorío del que hacen gala se ha ido por el sumidero de la verdad.

Carecen de señorío, de hidalguía y de cualquier cosa que sea deportiva. Secuestrados por el Mahatma falso decidieron no acudir haciendo el mayor ridículo de su reciente historia. Se pueden tener títulos pero la educación no se logra así como así. Lo que Naturaleza no da, Salamanca no lo presta. El señor de Pío XII muestra a las claras lo que es, un tipo que no es capaz de encajar una derrota el buena lid. Debe ganar siempre, incluso utilizando todas las malas artes que sean posibles. Hasta hace poco lo había conseguido pero la Fortuna (por utilizar la expresión maquiavélica) parece abandonarle. Les pintan la cara un sábado, tienen el estadio lleno de racista y no le dan el premio al niño repelente del equipo. Ni un mero cabreo porque ese trofeo no lo haya logrado Carvajal.

Valores que no aprendiste, valores que no tuviste, valores de los que se carece. ¡Viva España! ¡Viva Rodri!

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