Todos se las prometían muy felices con la irrupción de Más País. Al fin tendrían un partido que protesta por cuestiones del sistema pero sin poner el dedo en la llaga. En el PSOE contentos porque quieren ver destruido a Pablo Iglesias y tener un socio más amable (aunque a largo plazo el errejonismo quiere ser el sustituto del PSOE) y adaptable a los requerimientos del dirigente máximo. Y parece que la fiesta que querían montar el día 10 de noviembre por la noche va a tener que esperar para mejor tiempo. A día de hoy Podemos no se hunde en las encuestas como querían y deseaban. Bien al contrario son otros partidos los que pierden voto y diputados.
Ayer un sondeo de La Voz de Galicia otorgaba 119 escaños al PSOE (hoy tiene 123), 41 escaños a Podemos (42) y 19 a Más País (con un 6% del voto). En ese sondeo el partido que se hunde, para dolor del cuñadismo patrio, es Ciudadanos que baja hasta los 27 diputados (Vox baja un poco pero era previsible). Otras encuestas ofrecen una estimación en la que Podemos baja un poco más pero manteniendo una posición muy por encima de los 20 escaños que era el sueño del PSOE y del establishment. En ninguno de los sondeos que ya se han hecho para medir el impacto del errejonismo Podemos desaparece como actor principal. Incluso el CIS de José Félix Tezanos le daba un aumento del apoyo a Podemos hasta superar el 15% del voto. En La Moncloa preveían una caída de Podemos y una subida del PSOE para poder negociar el 11 de noviembre en una posición de fortaleza y teniendo como elemento subalterno a la formación morada. Hoy eso es un mero sueño o un constructo de personas con poca visión política. Tras afirmar Pedro Sánchez que perdería el sueño si Podemos estuviese en el Gobierno, cualquier intento de culpar a Iglesias y su gente de los mil males acaba por el desagüe de la política. Y ahí Podemos ha salido reforzado. Con poner ese vídeo todos los días le llegarán unos cuantos votos.
El establishment mediático le está poniendo una alfombra roja a Más País pero deben estar viendo extrañados (lo decimos en masculino porque son hombres todos) los sondeos públicos y filtrados porque se malogra su estrategia de convertir a Podemos en una minoría que entienden como necesaria y posibilitar un gobierno de Gran Coalición. Si hiciésemos caso del sondeo de La Voz de Galicia PSOE-Más País-Podemos tendrían mayoría absoluta y Sánchez debería aceptar ministros morados con el peligro de perder el sueño por cuatro años. La clase dominante no quiere que Podemos desaparezca en sí. Quieren que siga desde una posición minoritaria a la que culpar o utilizar para despistar de lo importante. No quieren que se mire lo que vienen haciendo en los últimos años causando precariedad, pobreza y explotación (más la acumulación por desposesión de lo público). Aunque Podemos lo denunciase siempre podrían decir que son inventos de una minoría radical. Sin Podemos quedarían sin chivo expiatorio.
La reunión de Pedro Sánchez en Nueva York con las grandes empresas financieras (incluida la de su ahora amigo George Soros que tiene su particular batalla contra otra fracción de esa clase dominante) no es más que una más de las reuniones, en muchos casos secretas, que viene teniendo en Moncloa con diversos magnates. Algo normal para un presidente del Gobierno pero algo más de trasparencia permitiría no pensar mal. Pero en sí supone la clara conexión entre el secretario general del PSOE (con su entrepreneur friendly) y la fracción dominante del bloque en el poder. Allí aseguró que subiría un poco los impuestos pero no hasta el nivel que podrían imaginar (que sería pagar lo que dictamina realmente la ley hacendística). Con un Podemos fuerte eso no pasaría, con uno débil podrían gritar en el Parlamento pero les señalarían como comunistas peligrosos. Por tanto, que no se hunda Podemos no es una buena noticia para la clase dominante, el establishment o el bloque en el poder, como quieran llamarlo. Quedan días de campaña por delante, pero los primero augurios (aunque la casi desaparición de Ciudadanos es una alegría para los que mandan) no están gustando. Tanto apoyo a una opción política de bohemios burgueses que no conseguirá acabar con Podemos.