Creemos haber escrito este mismo artículo no hace más de dos años o estamos viviendo en “El día de la marmota”, pero no ha sido la primera y parece ser que no será la última vez que desde la clase dominante quieran llevarse por delante al secretario general del PSOE Pedro Sánchez. Hace dos años por no ceder y abstenerse para que gobernase M. Rajoy y en esta ocasión no se sabe bien por qué.
No hay nada en la acción de Gobierno que intimide al poder instituido; las propuestas pergeñadas para intentar atraer a Podemos hacia un pacto programático son bastante suaves, socialdemócratas pero suaves; el propio presidente en funciones no es que se prodigue hablando y haya tocado algún resorte que no debería según la clase dominante. Parece ser, entonces, que el peligro de nuevas elecciones y que no las ganase el trifachito estaría en la cabeza del bloque en el poder.
Decía Enric Juliana que la salida de tono de Juan Luis Cebrián y las palabras de antes de ayer de Felipe González indicaban una contradicción en el bloque dominante como se decía antes. Contradicción no ha existido en el bloque en el poder (que es como se decía) y la fracción dominante (esa parte de la clase poderosa que manda más que el resto de los integrantes de la misma) ya mostró que quería acuerdo Ciudadanos-PSOE que no ha sido posible por la negativa de un ensorbebecido Albert Rivera. Y no hay contradicción, aunque sería mejor decir disputa, en la clase dominante porque hace tiempo llevan presionando al presidente en funciones para que pacte con alguien, incluso con Podemos.
No hay contradicción, ni hay disputa, simplemente han comenzado a mover los peones sobre algo que hace tiempo está en los mentideros madrileños, en caso de llevarnos a nuevas elecciones presionarán para que el PSOE cambie el candidato, al que echarán todas las culpas del fracaso de las negociaciones. Lo que sí es paradójico o sorprendente es que desde el establishment ahora se apoye a Pablo Iglesias y Podemos cuando no hace muchos meses querían destruirlos. Ahora apoyan hasta las campañas contra otros partícipes de Unidas Podemos, como la existente para silenciar a Alberto Garzón y su gente, o como la maniobra que carece de apoyo por la base contra la anticapitalista Teresa Rodríguez. Hasta entrevistan al secretario general del PCE, Enrique Santiago, a quien debían conocer tres hace tres semanas para dar cobertura al posicionamiento de cargos de Iglesias. No es sólo el apoyo de Cebrián, Marhuenda, Anson y demás prebostes mediáticos, es la utilización de editoriales, de opinólogos y doxósofos, de portadas, de medias verdades, etc. Es un movimiento que va más allá del simple artículo de opinión de un alto representante de la clase dominante (recuérdese que Cebrián es parte del club Bilderberg), quien ha atizado hasta a Felipe de Borbón por irse de vacaciones como el presidente en funciones (aunque esta crítica sea comprensible en cierto sentido).
¿Qué ha hecho Podemos o Iglesias en este corto lapso de tiempo para que la clase dominante decida apoyarle en sus intenciones y comience a pedir levemente la cabeza de Sánchez? Pues salvo, la reunión que mantuvo con la CEOE antes de las elecciones, prácticamente nada, salvo malmeter contra el PSOE a nivel público e insultar por redes sociales a quienes defendían la posición oficial de Sánchez. ¿Por qué no son vistos por la clase dominante como un peligro entonces?
Lo primero porque lo programático parece que les importa poco o nada, como ha quedado demostrado, así que el programa de Gobierno sería el del PSOE prácticamente en su totalidad. En términos generales podríamos decir que Podemos se ha socialdemocratizado en un tiempo récord (a González le costó dos años al menos) y ya no se sitúan como un partido transformador, sino brioso. Han comprendido desde la clase dominante que no son más que unos bohemios burgueses que sólo quieren ser élite como la ideología dominante les prometía. Vamos que quieren mandar y de ahí que sólo pidan cargos.
Las “Razones para un Gobierno de coalición” de Cebrián son como una pistola puesta en la nuca del secretario general del PSOE. Una amenaza (con Rivera piensan ajustar cuentas en cuanto puedan) para que acepte darles los cargos que piden y eche a andar la legislatura, que es lo importante para ese bloque en el poder. ¿Por qué se preguntarán? ¿Qué interés tienen en que haya un gobierno PSOE-Podemos? En primer lugar el trifachito no está maduro para gobernar y se quieren quitar de en medio al “cuñado” que cada vez camina más hacia la extrema derecha o el neofascismo, que diría Miguel Urbán. En segundo lugar, pese a que las encuestas no les permiten abrazar algún tipo de esperanza a las derechas respecto a gobernar, no quieren en la clase dominante que sean los partidos de derechas los que estén en el gobierno cuando llegue la pronta crisis. No quieren tener a los suyos en el Gobierno para que el pueblo tome conciencia de cómo les están engañando otra vez y les dé por pensar en una alternativa al capitalismo desaforado actual. Por eso las palabras de González en la entrevista del domingo diciendo que había que haber hecho las cosas de forma distinta respecto a la crisis de 2008 son un indicador de por dónde van los tiros. Prefieren a un socialdemócrata o a un liberal con preocupación social para pasar el trago de la nueva crisis y probar otras fórmulas de sostener un sistema que se cae a pedazos. Y en tercer lugar, si funcionase bien, la clase dominante seguiría acumulando riquezas y desposeyendo lo público en su favor. Si saliese mal tendrían a los suyos preparados para mandar. Una especie de préstamo del poder por un tiempo a los bohemios burgueses de ambas formaciones.
Toda esta estrategia depende solamente de una persona, Pedro Sánchez, aunque a Iván Redondo le tienen en el punto de mira también. A este no sólo desde la clase dominante, por no hacer lo que ha ido pregonando que conseguiría por diversos mentideros del poder, sino desde el propio partido a que tiene abandonado hasta en lo más simple como es convocar el Comité Federal para debatir y aprobar si fuese necesario la estrategia y el acuerdo programático. Y al depender de una sola persona y su equipo le estén acribillando día sí, día también. Como hacen con Adriana Lastra o cualquiera que medio defienda la postura del PSOE. Empezaron por los medios más escorados a la derecha (casi todos), ahora están en los del centro derecha y pronto comenzarán desde el centro izquierda a pedir la cabeza de Sánchez, De hecho, para que vean que las conexiones en el establishment funcionan, desde Podemos sus portavoces ya vienen avisando que, de ir a nuevas elecciones, el PSOE debería presentar otro candidato o candidata. No dan puntadas sin hilo y no piensen que los dirigentes de Podemos no se relacionan con la clase dominante (estarían encantados con ser parte, aunque sean unos simples títeres), bien al contrario se reúnen a escondidas tanto como puedan hacer desde el Gobierno. Total, George Soros paga la fiesta si hace falta.