Con la pandemia salieron a la luz las costuras rotas de todo el sistema sanitario español. Da igual donde se mirase que allí había precariedad de medios y, en algunos casos, de recursos humanos. Tras la pandemia, algunas comunidades han decidido remendar o resanar el tejido sanitario, otras han decidido que la pandemia es un muy buen momento para destruir la sanidad pública. Intentando que no se note o con toda la cara del mundo, como en Andalucía o Madrid. Lo que se viene preparando es un “genocidio” bien pensado y bien ejecutado.
Las muertes en las residencias de ancianos provocaron el estupor de una población confinada. Se sabía poco del virus, en muchos casos se pensó que era menos de lo que se contaba oficialmente –era más fácil hacer caso a los negacionistas-, y las infecciones masacraron a los más mayores y a las personas con diversas patologías. Una masacre que en sí no es achacable a los gobiernos, salvo en el trato y en las medidas a tomar. En algunas comunidades fue un problema sobrevenido, en otras se dejó morir con toda la pachorra del mundo. Lo que viene ahora es peor, porque no es un problema de un virus y población altamente vulnerable. Ahora es una actitud genocida por culpa del capitalismo de amiguetes y de una clase dirigente que podría haber estado en la Conferencia de Wannsee.
La Atención Primaria desmontada
Poco a poco, utilizando la excusa del teléfono o lo digital, se va retrasando la llegada del paciente a la Atención Primaria. Tres, cuatro o cinco semanas para valorar qué es eso extraño que el paciente ha comenzado a sentir, para derivar a especialista por ese bulto extraño que le ha salido, o simplemente para una analítica que pueda prever cualquier patología. Desmontando la Atención Primaria, con la pandemia como excusa, el primer frente médico que tienen los españoles desaparece. Así, en las comunidades donde gobierna el PP, al mismo momento en que aumentan los anuncios de “mágicos” seguros privados, se han propuesto acabar con este tipo de atención y que si alguien se siente mal acuda a Urgencias.
Saturación de las Urgencias
Está comprobándose en las urgencias sanitarias que cada vez acuden más pacientes con patologías que podrían haberse resuelto en Atención Primaria pero que, debido a la desesperación de los pacientes, acaban colapsando, en muchas ocasiones, los servicios. El problema es que así se machaca al personal existente sin adoptar la incorporación de más personas. Y no es lo único que se están encontrando en Urgencias.
Especialidades con más de 90 días en lista de espera
Si ustedes se animan a buscar en las estadísticas de las listas de espera sanitaria, todo parecería que funciona perfectamente… si no fuera porque están manipuladas. En realidad son cientos de miles las personas que deben esperar para ver al especialista. Personas con traumatismos que tienen fecha para dentro de dos meses… eso si antes no han perdido la pierna, por ejemplo. Un colapso generado desde el comienzo del sistema sanitario con aviesas intenciones. En Andalucía y Madrid, ya saben, han mandado a las listas del paro a los sanitarios que lucharon durante la pandemia cuando las listas de espera son kilométricas.
Casi muertos a las puertas de un hospital
Si van sumando, unas con otras, se resuelve el acertijo del genocidio. Una persona con un cáncer incipiente se podría salvar si se comienza con el tratamiento y/o la operación en un breve lapso de tiempo. Si el sistema manipulado por los políticos del PP, con la finalidad de derivar hacia lo privado, acaba diagnosticando más tarde de lo necesario, ese cáncer incipiente puede ser más peligroso para la vida de la persona. O un dolor en el pecho que acabe siendo un ataque cardiaco y acabe con la persona en una caja de pino.
Desde el PP pretenden, por un lado, que la mayoría de las personas acaben sacándose seguros privados (los que puedan) y así favorecer los bolsillos de esos empresarios que tan bien tratan a los políticos del PP; o, por otro lado, no saturar los hospitales de gestión privada pero titularidad pública que están costando a la ciudadanía, de media, un 33% más que si la gestión fuese pública. No saturar para dar una pátina de funcionamiento perfecto que no tienen. Por el camino cientos de miles de españoles van perdiendo el derecho a la sanidad y van comprando la entrada para el tanatorio más cercano.
Un genocidio consciente
En Urgencias se están encontrando, cada día más, enfermedades muy agravadas y sin tratamiento porque el sistema sanitario hace dejación de funciones en la cúpula. Y lo hacen de forma consciente y sabiendo que el colapso les viene bien para seguir llenando los bolsillos privados con dinero público (bien por gestión de hospitales, bien por derivación de pacientes), por el camino están generando un genocidio de compatriotas. Claro que igual es que prefieren que mueran muchas personas mayores para ahorrarse la pensión y los servicios sociales. O igual quieren que mueran posibles “malos españoles”. O que se reduzca la clase trabajadora por el camino de la muerte por enfermedad (por hambre ya lo están intentando). Respecto a esto último habría que valorar también incluir a los secesionistas catalanes. Otros que tienen una sanidad destrozada (al fin y al cabo su modelo de gestión es neoliberal) y que son copartícipes del genocidio. En su caso deben dejar hacer para acabar con españoles y construir su Estado catalán puro. Las políticas sanitarias son las mismas y con las mismas aviesas intenciones. Al final son lo mismo y producen lo mismo.