Siguen en Podemos dentro de la espiral del idealismo pablista, también conocido como idealismo ensimismado, o simplemente viven en su mundo apartados de la realidad. Por ello no tienen empacho en decir que se está humillando a sus 3.732.929 votantes como si fuesen los únicos que han votado. O lo que es peor, que sean esos millones de personas las únicas que se encuentran en posesión de la verdad única, infalible y atestiguada por la Historia, algo que cada día más parece ser lo que piensan en la calle Princesa. ÉL hablando de no humillar a sus votantes, por no acordar un programa de gobierno y salvar a España de nuevas elecciones, acaba humillando a esos 9.374.525 de votantes que no quieren ver a la derecha en el gobierno. Votantes del PSOE, de PNV, de Compromís, de EH Bildu, del PRC o de ERC que parecen ser menos que los 3,7 millones de Podemos. Casi diez millones de personas que, en el pensamiento pablista, no cuentan o no tienen “derechos” como los que le votan a ÉL.
Las redes, por si no se han percatado, no son un mundo real por lo que por mucho apoyo que tenga a sus tesis (en ocasiones son los grupos controlados por el aparato pablista), quedan unos cuantos millones de personas que igual no opinan igual. ¿Opinan las personas de IU de igual forma que las de Podemos (los que les queden claro está)? Pues igual sí o igual no, pero ÉL se arroga la representación de todas ellas sin considerar que está dentro de una coalición. Ya ha hecho no pensar y propugnar el evangelio populista a Alberto Garzón, pero las demás personas de IU igual sí quieren un acuerdo programático y controlar con dureza al Gobierno de Pedro Sánchez. Así lo han dicho diversos dirigentes históricos, como por ejemplo Cayo Lara. Tampoco las gentes que se sientan cercanas a Anticapitalistas están de acuerdo con lo pretendido por Él.
La prepotencia demostrada excluye al resto de formaciones de la opinión sobre un tipo u otro de Gobierno. Gabriel Rufián ya ha expuesto que mejor un acuerdo programático y todos a la oposición (constructiva o destructiva, cada cual que elija), lo que le ha costado, como viene siendo habitual, los insultos de las redes moradas. Nadie puede pensar distinto a ÉL y quien lo hace recibe la consiguiente andanada de insultos y excomuniones de una izquierda en la que habría que ver quién está o no. El populismo tiene esto, suelen tomar la parte por el todo y se han pensado que como los inscritos de Podemos han dicho “X” todos los demás deben pensar igual, estén en la coalición o no. ÉL representa a todo el pueblo, lo demás es antipueblo, fascismo o vaya usted a saber qué se les ocurra. Típica reacción de populistas que carecen de visión a largo plazo y sólo piensan en el aquí y ahora. Lo que se se puede resumir con esta frase: “¿Dónde están mis cargos?”.
Siguiendo la lógica, si es que se puede calificar de esa forma, de la formación morada los 7.480.755 de personas que votaron al PSOE y que lo quieren en solitario en el Gobierno se sentirían humilladas por una minoría (¡Perdón! Pongámoslo en negrita para ver si se dan cuenta), una minoría que quiere postrar la voluntad de una mayoría, al menos en el lado de los que quieren que no gobierne la derecha. Más de siete millones de personas que también tienen sus “derechos” y que igual se contradicen con los de la gente de Podemos. Seguramente habrá mucha gente que votó al PSOE que no se sienta humillada por un gobierno de coalición, pero con la cantidad de insultos que profieren contra quienes han votado distinto a ellos, igual son otra minoría minoritaria, que sigue sin explicarse por qué se rechazó lo que hoy se demanda como derecho adquirido. Permítannos un pequeño inciso discursivo. Lo mejor de todo esto es que hay personas que siguen negando (así se lo han dicho a Angélica Rubio, directora de El Plural, rodeado de insultos) que ÉL pidiese una vicepresidencia para su persona o para Irene Montero.
Así que tenemos a todo el mundo humillado por cuatro cargos que es lo que les importa a las gentes de Podemos. Ni lo programático, ni las políticas a desarrollar. Los cargos para que ÉL no se vea como un fracasado (de derrota en derrota hasta la victoria final parece ser su lema) y pueda dar el paso de dejar el partido en manos de Montero (algo así como pretendían los Kirchner en Argentina y cuyo modelo populista copian). ¿Les han visto protestar por la no inclusión del Estado plurinacional y la posibilidad de un referéndum? ¿Les han visto protestar por la falta de perspectiva para la España rural? ¿Les han visto protestar en favor de algo que suponga la transformación sistémica? No, porque al final del trayecto, como buenos populistas que se han puesto el disfraz de izquierdas, sólo les interesa el poder y sus derivados personales. El individualismo político más salvaje que se haya conocido, casi a la altura de Ciudadanos.
¿Por qué está llevando Sánchez otra vez al PSOE a donde estaba cuando estalló el 15M? ¿Todo este viaje para volver al mismo sitio? pic.twitter.com/3kmmYviMcM
— Juan Carlos Monedero (@MonederoJC) September 4, 2019
Y, cómo no, en ayuda de ÉL acude el santo padre de la iglesia pablista Juan Carlos Monedero para hablar no sé qué del 15-M. Ese acontecimiento (a ver si hablando en términos marxistoides lo pillan) hace tiempo que perdió vigencia. La rebelión de los bohemios burgueses enfadados porque el sistema ya no les iba a dar lo que ellos pensaban que ya era suyo, ser élite y formar parte de una fracción dentro del cloque en el poder de la clase dominante. O en otros términos, mandar ellas y ellos sobre las almas y los cuerpos de la clase trabajadora. O ser esbirros del capital. La bohemia burguesa sigue pensando, como se comprueba en los discursos de los dirigentes de Podemos, a cual más soberbio, que deberían mandar al resto de la población porque son algo así como los filósofos-reyes. Los designados por la Historia para mandar aunque sin tocar realmente el poder constituido el cual ocuparían ellos. Ser los más capitalistas de los capitalistas, pero con corazón y rastas. Pero como se han quedado sin argumentos y sin base sólida, al haber renunciado a cualquier proyecto alternativo y transformador, tienen que reclamarse del 15-M para obtener algún tipo de legitimidad que ya no tienen por lo que hacen (purgas, contradicciones éticas, derechización…).
Eso sí, por el camino 9.374.525 de personas humilladas a mayor loor y prez de ÉL. Sin duda hay cosas criticables en las 370 medidas que ha presentado el PSOE (lo fundamental que no han sido aprobadas por ningún Comité Federal, ni por consulta a la militancia), esas que llama Enric Juliana medidas almibaradas por ser similares a las de Podemos, aunque olvida que Podemos las copió al PSOE primero. Un círculo espectacular que muestra que lo programático ni les interesa en Podemos sólo que ÉL y su chupipandi consigan la canonjía deseada. Como buenos postmodernos los deseos, lo hedonista prevalece sobre el uso de la razón y el bien común. Un bien común que puede desaparecer por la cabezonería de algunas personas. Sánchez tendrá parte de culpa (jugó en abril-mayo-junio-julio demasiado con los tiempos) pero ÉL, por muy inmaculado que se crea, llega gran parte del pecado. ¿Qué pecado? En las narraciones míticas o mitologemas sobre héroes se describe perfectamente como hybris, que no es otra cosa que la soberbia. Aunque en los mitologemas esa soberbia es de vencedor contra el destino, otras personas o los dioses, de ÉL todavía se está esperando que gane algo, alguna vez, en algún momento. Y en beneficio de todas y todos. En beneficio del bien común, que parece que últimamente es el menos común de los bienes.
Y como las redes sociales también tienen cosas maravillosas, hacemos acopio de un texto de Juan Marsé de su novela Últimas tardes con Teresa: “Con el tiempo, unos quedarían como farsantes, otros como víctimas, la mayoría como imbéciles o como niños, alguno como sensato, generoso y hasta premiado con futuro político, y todos como lo que eran: señoritos de mierda”.