Hubo un tiempo en que los asesinados por ETA eran de todos los españoles. Daba igual que fuese un crío en la casa cuartel del Zaragoza, un policía nacional de Burgos, un concejal sevillano del PP, un socialista del País Vasco, un ucedista, un militar de alta graduación, un periodista o un guardia civil de Valencia. No sólo los muertos sino las personas a las que se amputaban algún miembro, quedaban postradas en silla de rueda o eran secuestradas eran de todos los españoles. Ni de un partido, ni de una ideología sino de todos… salvo de los asesinos y criminales y todos esos cabrones que les doraban la píldora.
Cuando al poco de haber sido liberado el funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara la banda terrorista ETA secuestró a Miguel Ángel Blanco, con la amenaza de asesinarle sino se sometía el gobierno de José María Aznar, a toda España se le encogió el corazón. Toda la España decente y digna salió a la calle a exigir su liberación. Salió para decirles a los hijos de puta de los terroristas y sus compinches que ya bastaba. Le pegaron un tiro por detrás como hacen los cobardes y los mierdas. España entera estalló de indignación y poco faltó para coger a todos los abertzales y rebanarles el cuello. Ese fue el principio del fin y Blanco quedaría en el corazón de todos los españoles. No por militante del PP, algo que era indiferente en sí, sino por lo ignominioso.
Está en la memoria de todos junto a las más de 1.000 víctimas de ETA y todos aquellos que hubieron de salir de su tierra por amenazas, chantajes y presiones, en muchas ocasiones apoyadas en la sombra por el PNV (esas palabras de Javier Arzalluz sobre las nueces y los chavalillos esos). Luego vino la rendición de los terroristas y parece que el olvido de lo que hicieron, no sólo los que mataban sino los que apretaban, señalaban, extorsionaban y hacían la vida imposible a sus conciudadanos. Por eso produce asco y estupor que Pedro Sánchez (de Unidas Podemos no se puede esperar nada porque eran de los que jaleaban) pacte con esas mismas personas. No vale la excusa de que no tienen delitos de sangre, el entramado de ETA no era sólo la parte sangrienta sino todo un sistema totalitario.
Ahora bien, lo que luego ha pasado con la memoria de Miguel Ángel y su uso por parte del PP es de lo más asqueroso, rastrero y mezquino que se ha visto en política. Comenzando por el uso de la fundación de su nombre para blanquear dinero robado a los contribuyentes y pagar las campañas electorales del PP. Y no sólo con este chaval han sido mezquinos, lo han intentado con Gregorio Ordoñez, pero su hermana Consuelo ha tenido los ovarios bien puestos para que no ensuciasen su nombre; y hasta con un chaval bueno como Ignacio Echevarría (cuyo padre también los tiene bien puestos para mandar a la mierda a los políticos que quieren instrumentalizar la memoria de su hijo). No se ha visto con otros asesinados de ETA lo que se ha visto con Blanco.
Hace unos días el periódico The Objective publicó un artículo con el siguiente titular: “El PSOE bloquea un homenaje a Miguel Ángel Blanco en el sureste de Madrid”. Si una persona se queda en el titular pensará, con razón, que vaya hijo de puta Sánchez que no quiere que se le haga un acto en memoria del chaval. Y no, no es eso. Resulta que el PSOE se ha negado a poner el nombre del chaval a un parque en una localidad con la cual no tuvo en su vida ningún tipo de relación. Si ustedes se tomasen la molestia de buscar en internet la cantidad de parques Miguel Ángel Blanco que existen en España alucinarían. Todos nombrados por el PP aunque sean cuatro árboles o estén abandonados.
Se han quitado nombres vinculados a las distintas localidades para poner el nombre del chaval con una sola estrategia, si alguien se negaba (como es el caso de Arganda) se les señalaba como partidarios de ETA, de insolidarios y demás cosas miserables que suele hacer el PP. Han convertido la memoria del chaval en un ariete político contra el resto de partidos. Eso es lo que pretenden en Arganda y lo que han hecho en otros sitios después de haber sido asesinado. Podrían haber propuesto el nombre de Ernest Lluch, Fernando Múgica, Ordoñez, Alberto Jiménez-Becerril y tantos nombres de asesinados por la banda terrorista, pero no siempre utilizan al chaval. Y allí que acude la hermanísima a posar.
Porque lo de la hermana, María del Mar Blanco, es para que se lo haga mirar. Está haciendo un flaco favor a la memoria de su hermano al permitir la constante instrumentalización que se hace con intenciones torticeras. Lleva viviendo del PP (fundaciones, cargos electos, cargos a dedo…) desde que asesinaron a su hermano y no se le ha conocido actividad, moción o esfuerzo político que no sea salir en cosas de terrorismo, de víctimas y ya. Ha pasado por mil cargos y jamás hace otra cosa que servir de figurante. A saber si tiene la conciencia limpia, el bolsillo lleno seguro, pero los familiares de otras víctimas no han entrado al trapo, como tampoco lo han hecho otras víctimas directas (Ortega Lara lo ha contado en alguna ocasión).
En esta semana ya se ha ganado el sueldo del año. Salir a decir que por culpa de Sánchez ella tiene que convivir con los asesinos de su hermano en Madrid es mezquino. Entre otras cosas porque también los tenía mientras gobernaba M. Rajoy y ella era diputada. También los tenía mientras fue diputada del parlamento vasco de 2009 a 2012. Una cosa es que den asco los pactos de Sánchez con Bildu y otra sentir asco según convenga y no siempre. En eso los familiares de otros asesinados son ejemplares. No deja de ser un instrumento del PP que está ensuciando el nombre del hermano para confrontar en política. Para el PP los asesinados de ETA ya no son de todos los españoles, sólo parece haber uno que debe ser de todos por la fuerza.
El 12-13 de julio los españoles dignos, patrióticos y honrados seguirán recordando al chaval y al resto de las más de 1.000 víctimas de los asesinos. Los sabidos no lo harán y otros lo harán de forma espuria y torticera.