Vistos los acontecimientos que suceden en España, en la casa de Pedro, en la ciudad del Vaticano, están planteándose seriamente la beatificación de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. El papa Francisco observa en el presidente y el vicepresidente segundo una especie de proyección temporal de los dos grandes constructores de la iglesia católica, Pedro y Pablo, como los actuales, perseguidos por poner en cuestión el dogma existente en su época. Si a eso se le suma que el apellido de uno de ellos no podría ser más apropiado, Iglesias, para que se salten el nombramiento de siervos de dios y de venerables, además se sumarían don nuevos doctores a la iglesia. Esto no habría tenido lugar sin la intercesión de los insultos al santo padre de Iván Espinosa de los Monteros señalándole como un cura rojo, lo que ha provocado que el portador del cetro de san Pedro mirase lo que sucedía en España ya que, uno de los supuestamente suyos, le ha maldecido.
Bergoglio, como le llaman los carcas vaticanistas, ha comprobado que Sánchez e Iglesias son unos verdaderos mártires modernos. No hay día en que dejen de atacarles con noticias inventadas; con peligros que provocarán por seguir expandiendo la palabra; con acusaciones y señalamientos infames todo con la finalidad de que acaben muertos (políticamente al menos) por intentar demostrar que hay otra forma de hacer política mediante el diálogo y la perspectiva social. Para ello, incluso, han llegado a renunciar a desmontar el sistema (el famoso régimen del 78) y seguir por una senda apostólica para concienciar que hay un mundo que se extingue de verdad con todos los seres humanos dentro y que hay que atajar la pobreza dentro del camino marcado por la Troika. Esto ha conmovido Francisco pues él mismo no es ajeno a esos insultos y amenazas. De hecho muchas personas se interrogan sobre la larga duración de su papado pues la última vez que un descendiente de Pedro intentó caminar por el lado social y legal de la vida fue asesinado impunemente por los poderes fácticos. Debe ser que la CIA está ahora a otras cosas como consolidar en el poder a los golpistas bolivianos o ver cómo montan otra guerra, esta vez contra Irán, para el control del crudo mundial.
Para confirmar el martirio, el sumo pontífice ha leído medios como El Mundo u OkDiario y ha recabado opiniones de algunos buenos católicos como Oriol Junqueras, preso en la cárcel de Lledoners pero en contacto con su confesor. Dicen desde Roma que el papa se ha sentido molesto con ABC pues pensaba que era más provaticanista y se ha dado cuenta que es de lo que digan en la Conferencia Episcopal española, en la que sabe bien Bergoglio que están todos los carcas parafascistas de Europa. También se ha sorprendido por las palabras de Pablo Casado que afirmaba que los hijos eran suyos, cuando la buena fe católica afirma que todos son hijos e hijas de dios, si es que son de alguien en propiedad como si fuese un caballo o un coche (que en el caso de la derecha es diésel por contaminar un poco y demostrar que eso del peligro ecológico es una filfa progre a la que se ha sumado el papa). De Vox se espera casi cualquier cosa porque sabe que están infiltrados por la secta El Yunque y esos pelmazos que le rondan por el vaticano como son las gentes del Camino Neocatecumenal.
Con todas estas cuestiones normal que piensen en beatificarlos como mártires del populismo y el neofascismo. A ello hay que sumar que han acabado con el peligro de los comunistas de un plumazo, no hay más que ver la moderación y la pulcritud con la que Alberto Garzón piensa que sólo hay que tocar algunos puntos de la reforma laboral. Este señor que era vendido como el diablo con patas de cabra y resulta que ha sido coger la cartera ministerial y convertirse casi en un párroco de barrio, obrero si quieren, pero párroco. Ese milagro es muy tenido en cuenta por Bergoglio para la beatificación. También está muy pesaroso por las palabras del jefe de la patronal CEOE que amenaza con no contratar a personas para acabar cuanto antes con el Gobierno de coalición. Una amenaza, con la cara de Antonio Garamendi como portavoz de la clase dominante, contraria a la doctrina de la iglesia y que preocupa bastante a Francisco. Combatir a la pobreza no sólo allende las fronteras de occidente sino incluso dentro de éste. Por eso, tras comentarlo con sus allegados, ha decidido beatificarlos por ver si así puede ayudarles en la muy católica España. Eso sí, también piensa excomulgar a Juan Manuel de Prada por excesivamente católico y carca (como le pasaba al personaje de Sazatornil en Espérame en el cielo que acaba en el Valle por franquista) y a Emiliano García Page.
Por si alguien, llegados a este párrafo, piensa que es todo verdad no se asusten que no lo es. Que se sepa el papa Francisco no tiene intención de beatificar a Sánchez e Iglesias, algo que sería cuando menos una astracanada, pero la ironía explica en muchas ocasiones lo que queda oculto por una apariencia que nos cuentan es realidad. Católicos queriendo empobrecer a sus congéneres y meterlos en cárceles; conservadores y patriotas arruinando la economía nacional sólo porque gobiernan aquellos que no les gustan; santificaciones en la izquierda perdiendo todo sentido crítico (aunque es cierto que para esto y visto cómo está el patio mejor esperar un poco o usar la ironía de vez en cuando); nacionalistas iracundos por todos lados; enredos en cuestiones identitarias que se alejan de lo material que es lo que da de comer; y una iglesia católica, apostólica y poco romana que amenaza pensando que ejerciendo poder ideológico, cuando lo ejercen como fracción económica no espiritual; y así España se convierte en el país de las paradojas y las importaciones de todas las tonterías que se encuentran por todo el orbe (sí Iván Redondo las copia también) mientras españoles y españolas penan para llegar a fin de mes. Normal que el dios de Enrique Jardiel Poncela (La tournée de dios) huyese de España tras haber llegado a la misma corporizado. Cuando la historia, no se sabe si bajo el espíritu hegeliano o no, señalaba que España iba por el camino adecuado, aparece la peor generación de políticos y patrios en la derecha y acabarán con el sistema que dicen defender. Habiendo conseguido la suprema moderación de la izquierda, que debería ser una medalla a mostrar por la clase dominante, han decidido que el expolio a los españoles debe ser total y lo dejan en manos de unos verdaderos incapaces. Normal que Bergoglio pudiera beatificar a Sánchez, a Iglesias y hasta a Garzón… y como siempre la izquierda a salvar la democracia.
Post Scriptum. No es por nada pero a este ritmo se está quedando un momento bueno para una revolución… si se sabe trabajar a la clase trabajadora claro.