Desde luego no pueden decir que no sean consecuentes con la ideología liberal (libertaria). Carecen de cualquier humanismo mínimo. El PP ha decidido instalarse en la famosa frase de la hija del corrupto Fabra -“¡Que se jodan!”- como fórmula de acción política. Eso sí, que se jodan pero que paguen impuestos para poder llenar los bolsillos de los oligarcas españoles y familiares de la presidenta de la Comunidad de Madrid. Están intentando que nadie los llame fachas y lo van a conseguir porque hasta los falangistas tienen más corazón que estos asalvajados del PP.
Ayer mismo la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el portavoz del gobierno autonómico, Enrique Ossorio (con dos eses, no se olviden), dieron muestras no sólo de la falta de humanidad con sus congéneres sino de ser más falsos que las monedas de Judas. Y decimos esto de las monedas porque luego van dándose golpes de pecho católicos cuando lo de la caridad, la entrega al otro o la fraternidad cristiana que conforman la Iglesia son pisoteadas en la práctica cotidiana. Son católicos pompier, de aparentar, de lloro en misa y asesinato en la calle.
¡Que se jodan las embarazadas!
Como ya se dijo en estas mismas páginas hace pocos días, la presidenta madrileña quería acabar con las prestaciones de maternidad, paternidad y las ayudas para personas enfermas de cáncer con hijos a cargo. Ante esa posible boutade ayer le preguntaron a la salida de un acto si le seguía pareciendo un derroche ese tipo de prestaciones, a lo que contestó: “Efectivamente”. Igual tiene un trauma por no haber sido madre, que no. Lo que sí es la presidenta madrileña es una sociópata libertaria. Prefiere que la mujer dé a luz en el puesto de trabajo antes que recibir una prestación. Eso sí, le darán 2.500 euros para… hacer demagogia.
Cuando se quejan del invierno demográfico –la baja natalidad- lo hacen con la boca pequeña y como mecanismo de señalar a la izquierda como culpable, cuando hasta los teólogos cristianos han dicho que no, que la culpa es del liberalismo (en sus vertientes progre y libertaria) y el capitalismo, del modo de vida capitalista, de la economía del deseo, de la sociedad del espectáculo, de todo lo que Díaz Ayuso defiende. Intentan engañar a las personas de mentalidad tradicional pero a la hora de la verdad se comportan como lo que son, sociópatas. El individuo es absoluto y que se jodan las embarazadas, que pueden no tener hijos.
¡Qué se jodan los pobres!
El portavoz y consejero de Educación, Universidades y Ciencias de la Comunidad de Madrid ha demostrado ser otro sociópata de manual. Tras publicarse el informe de Cáritas, ese que siempre han utilizado contra el gobierno de Pedro Sánchez desde el PP, donde se expone que en la Comunidad de Madrid hay un 33% de pobres, ha querido hacer la gracia del día –superando a su propia jefa-. Ha negado la mayor y ha utilizado el recurso del sociópata: “Uno sale a la calle y no ve esos pobres”.
¿A qué calles sale el consejero? Si sale a la calle Serrano seguramente vea menos pobres que si se pasea por los barrios periféricos del sur. ¿Los pobres se ven sin más? Es tan estúpida la reflexión del Consejero –¡ojo!- de Educación y Universidad que la pregunta anterior debería responderla. Debe pensar que sólo son pobres los lumpen. Podría pasarse por muchos barrios, por muchas ciudades periféricas, por muchos pueblos de la región para ver cómo hay personas que pasan frío, hambre y se las ven y desean para llegar a mitad de mes (si se suman los de fin de mes).
Incluso podría pasarse por las casa de muchos periodistas que cubren sus eventos, igual hasta se sorprendería de las vicisitudes de esa pobreza que no se ve pero que es pobreza igual. De resultas Cáritas se inventa los datos según el consejero madrileño. Esa misma Cáritas de la que alaban su labor cuando toca pasar a recoger el voto católico y el apoyo eclesial.
Se han quitado la careta y ya van a pecho descubierto con su sociopatía. Saben que tienen a todos los medios de comunicación de la derecha comprados y no esconden la sociopatía. Niegan cualquier realidad que no les convenga. La pobreza no gusta ni a personas de izquierdas, ni de derechas. Y les preocupan las de ese lado que dicen suyo, por eso la negación. Como no pueden echarle la culpa a Sánchez (aunque no descarten que lo intenten) porque llevan con el discurso de una economía boyante en el paraíso madrileño, acaban por negar la realidad, al evidencia y recurren a la sociopatía: “¡Que se jodan los pobres!”.