¿Quién le iba a decir a los siete magníficos que fundaron Alianza Popular (ahora Partido Popular) que sus nietos les iban a traicionar de esa manera? Ellos que lucieron con orgullo esas camisas nuevas que fueron bordadas en rojo no hace tanto, ahora ven cómo los nietos se hace antifascistas. Bien es cierto que los abuelos fueron un poco traidorcetes pues apoyaron la Ley para la Reforma Política, pero no llegaron a declararse antifascistas. Ellos, Manuel Fraga, Cruz Martínez Esteruelas, Federico Silva Muñoz, Licinio de la Fuente, Laureano López Rodó, Enrique Thomas de Carranza y Gonzalo Fernández de la Mora, a los que sumar el siempre cariacontecido Carlos Arias Navarro “el carnicerito de Málaga”, José María de Areilza o Alfonso Osorio, traicionados por estos muchachos de ahora —por no hablar de Jorge Verstrynge y sus devaneos entre lepenistas y gironianos (por José Antonio Girón), aunque ahora no se sabe en qué nueva transformación estará pues la última era nazbol—.
Alberto Núñez Feijoo y su alegre muchachada de liberales y demócrata-cristianos de boquilla son ahora antifascistas, anticomunistas, antipopulistas, antisecesionistas (hasta que haya que pactar) y anti-lo-que-haga-falta. Han logrado dejar fuera de la Junta Electoral Central a Vox. Les ha dado igual que el partido conservador-libertario-arriquitaún (si es que eso se puede comer) tenga 23 diputados más que el engendro Sumar. Ellos han votado lo suyo para que nadie diga que no son antifascistas y para asegurarse algún puesto más de los cinco que hubiesen tenido que ceder de entrar Vox. Eso sí, les recomiendan que acudan al Tribunal Constitucional para reparar tamaña aversión democrática como si ellos no tuvieran nada que ver.
Si fuesen antifascistas al estilo de Augusto del Noce, por buscar un referente medianamente cercano a sus posiciones, se entendería. El cristianismo delnociano va por ese camino con la misma fortaleza que el camino anticomunista, pero lo de Feijoo y sus siete enanitos (ya no son magníficos) es pura estrategia ya que se afirmarían fascistas si con ello consiguiesen seis votos o quince puestos en alguna mamandurria del Estado. No pueden engañar a nadie porque salieron desnudos a pactar con Vox cuando lo necesitaron, hoy les catalogan de fascistas, lepenistas, trumpianos, populistas… hasta que les vuelvan a necesitar, claro.
No sería de extrañar que muchos afiliados y dirigentes del PP, en un momento dado, sacasen del armario esa camisa azul Mahón que guardan con tanto cariño y que suelen utilizar en casa o para cuestiones erotico-festivas, como todos esos morbosos que se ponen cueros de las SS. Aunque estén manchando la dignidad de padres o abuelos, ellos a escondidas se ponen la camisa falangista, la facetta nera o la parda, según el momento. Porque es rascar un poco y el liberalote acaba mostrando la patita. La patita del carguito, no piensen que son realmente fascistas pese a posibles antecedentes familiares, se lo hacen ente amigos para seguir mamando del erario público. Si se viese ante auténticos fascistas, como a otros con auténticos comunistas, se les iban a aflojar las tripas.
A ver mañana con qué nos sorprende Feijoo, quien señala al de Moncloa por carecer de principios y ser demasiado frívolo, pero el gallego no se queda atrás. Hasta tiene esposa con problemas judiciales.