Alberto Núñez Feijóo y Elías Bendodo no saben lo que se están perdiendo por no buscar dentro de su propia casa. Tienen al Jesucristo de la política y solución a todos los males habidos y por haber. No es que haya un católico muy ortodoxo o muy pío, seguro que alguno habrá (aunque la mayoría tienden a ser protestantes que ponen velas o católicos pompier que dice Juan Manuel de Prada), es algo mejor. Tiene a un personaje capaz de hacer milagros políticos como nadie ha hecho en la historia universal. Y lo peor es que conocerlo, al menos visual y personalmente, lo conoce.
Este Jesucristo pepero es un tipo barbado, que ha estudiado políticas (aunque no dejase huella en la facultad), que en su aspecto parece haberse comido los panes y los peces de aquel milagro y al que no se conoce trabajo fuera de la política. Un prototipo de pepero-diputado que igual les ha despistado por ello. Este hombre, porque no ha dicho que sea mujer o neutro (aunque apoye las leyes transgeneristas), habita en la comunidad de Castilla-La Mancha. Allí tiene sus posaderas y suele ofrecer los caminos más milagrosos que se conocen.
Lo último es dotar a 150 municipios de la región de lo que necesiten hasta gastar 150 millones de euros. Un pastizal que no saldrá del bolsillo de los castellano-manchegos sino de un milagro de multiplicación que él mismo va a hacer. Discutiendo los presupuestos regionales, el señor Francisco Núñez, ahora conocido como el milagroso, procedió a enmendar la plana, esto es, una partida presupuestaria, a Emiliano García-Page prometiendo magníficas inversiones. El milagro surge cuando esa partida que quiere utilizar para dotar a los municipios de “lo que necesiten” sólo tiene asignados 4 millones de euros.
Ahí es donde operará el milagro el tal Núñez. Con cuatro millones de euros realizará inversiones por valor de 150 millones. Se habrá dicho el pepero: “Si a Ana Mato le aparecían los Jaguars en la cochera ¿por qué no voy yo a cumplir inversiones de cientos de millones con cuatro?”. Como piensan dentro del PP que nunca tienen casos de corrupción, pues habrá intuido que era realmente un milagro. Y para hacer milagros nadie mejor que él, que además es albaceteño y tiene faca y Miguelitos. Porque… no es la primera vez que hace milagros.
Hace algún tiempo, como se contó por aquí, obró otro milagro, la construcción de decenas de institutos y colegios públicos a 55.000 euros por edificio. Con sólo esa cantidad los edificios escolares (salvo que fuesen la escuela de Peppa Pig y estuviese malversando dinero público, ahora que es barato delinquir) llenarían la región como Jesucristo llenó los capazos de panes y peces. El dinero en sus manos se multiplica por arte de magia… Sea lo que sea la prudencia señala que cuanto más lejos de los caudales públicos mejor (y de la Sanidad también, que su primera promesa fue privatizar todo el SERCAM).