A altas horas de la noche el nesciente Pablo Casado seguía empeñado en no apoyar el estado de alarma con la sola intención de poner en un aprieto al Gobierno y ver si así se anima Pedro Sánchez a convocar elecciones. Porque no otra sino esa es la única obsesión del presidente encargado de España. Sí, presidente encargado porque, desde que comenzó la pandemia, no hace otra cosa que intentar actuar como él estuviera gobernando. No ha parado en su casa un solo día, ni para leer ese libro que dice que está leyendo en inglés. Bien en su despacho de la calle Génova (esa que fue renovada con dinero negro proveniente de dádivas de empresarios), bien paseándose por España, Casado ha obviado cualquier procedimiento sanitario para hacer ver que él era realmente el presidente al estilo Guaidó. Debe ser que José María Aznar le ha comentado que en EEUU gusta mucho, más que nada por dar ánimos al sinsorgo, y se ha pensado que Donald Trump movilizará a la sexta flota para quitar a Sánchez y ponerle a él. En realidad es la clase dominante la que está trabajando, no en su favor, sino contra el Gobierno democrático inventando estupideces como deriva autoritaria, ingeniería social y demás memeces de la derecha, que es la que siempre actúa autoritariamente o hace ingeniería social a cada momento. Lo que les molesta es que otros intenten cambiar sus modos, aunque sea desde los supuestos de la misma ideología dominante.
Casado, un pobre hombre que era el esbirro para todo de distintos dirigentes del PP, no quiere seguir con el estado de alarma porque la crisis pandémica se puede gestionar por otros medios jurídicos (a saber quién se lo ha dicho porque él, derecho, lo que se dice derecho no ha dado muestras de conocer). Si se podía ¿por qué se ha ejecutado el dispositivo del estado de alarma y no se han aprovechado la Ley de Seguridad Nacional, el Código Civil o todas esas leyes que van sacando en cada momento para ver si alguna cuela? Igual porque la privación de la libertad de movimientos necesaria para contener la propagación del virus sólo puede hacerse mediante el estado de alarma. La Ley de Seguridad Nacional (esa que tanto gusta para todo al PP, ya que fue obra suya para sojuzgar a territorios y personas) incluso establece en su articulado que para cuestiones relativas a alarma sanitaria se debe recurrir al estado de alarma. Esto ni el nesciente ni su colega de andanzas Teodoro García-Egea (que sabrá mucho de ingeniería pero es un cero a la izquierda en derecho) seguramente lo hayan leído. Tampoco pueden las Comunidades Autónomas cerrar el paso e impedir moverse a las personas porque no les corresponde esa función que es de ámbito estatal. Es más después de las declaraciones de la presidenta de la Comunidad de Madrid, que ya ha demostrado de sobra carecer del mínimo necesario mental, ¿quién se arriesgaría a que la desbandada hacia otros territorios se produjese? Si no se prohíben los coches y hay atropellos, por qué va Isabel Díaz Ayuso a impedir que la gente se vaya a su segunda residencia en el Levante o cualquier estupidez que les surja en esas mentes nada preclaras. Tampoco pueden poner puestos fronterizos los presidentes de otras comunidades (¡menuda idea para Torra o Urkullu!), por eso se establece el estado de alarma.
Cabe la posibilidad de que el presidente encargado en sus muchas visitas haya recabado la opinión de expertos, como esas ovejas a las que fue a escuchar y con las que comparte coeficiente intelectual. En realidad es que ha malinterpretado las órdenes que le han dado desde la CEOE sobre la necesidad de activar la economía cuanto antes. Como en su cabeza dos ideas o conceptos no pueden estar juntos, ha pensado que si ya no hay estado de alarma la gente volverá consumir, a beber en los bares (para que piensen poco), a viajar, a trabajar en coche y comprando gasolina o gasoil (que Repsol aprieta mucho) y mientras tanto a llenar de dinero los bolsillos de los empresarios. Piensa seguir pagando ERTEs cuando los trabajadores deben volver a trabajar. Muy lógico en su cabeza pero imposible en la realidad porque si se trabaja no se está suspendido el empleo, cuestión bien distinta es que despidan a los trabajadores mediante EREs. No se lo intenten explicar que no lo entenderá. No ha entendido las órdenes recibidas y, además, piensa que habrá elecciones cuanto antes y que las ganará porque la clase dominante moverá Roma con Santiago para posibilitar su presidencia. Vamos que acusando a Sánchez de autoritario está soñando que le pondrán a él de forma autoritaria. En su fuero interno, como en toda la derecha, eso no es autoritarismo sino respetar el orden natural de los seres superiores. Sí. El gachó piensa que es superior porque al ser mitomaníaco todas las mentiras sobre sus capacidades y titulaciones no lo son en su cabeza, sino que piensa realmente que es el más preparado de España.
No le importa al presidente encargado que mueran personas. Sólo cuenta los cadáveres cuando le conviene para sus propósitos políticos, pero importarle que mueran miles de personas por desconfinar a las bravas le es indiferente. No sólo es nesciente sino que es un sociópata. Prefiere que mueran españoles, que ya les hará siete misas y doce funerales, si con ello saca una ventaja política. O cuando menos no obtiene una desventaja. Se ha creído todas las mentiras de la prensa cavernaria sobre impedimento de la libertad de expresión (nunca tantos tontos pudieron hablar sin problemas en la historia de España) o que Sánchez e Iglesias quieren gobernar perpetuamente en estado de alarma (el calendario para volver a la “normalidad” y terminar el estado de alarma debe ser que no lo han leído) y ha decidido terminar con las vidas de los españoles. Caídos por la pandemia porque Casado y sus insensatos colegas del PP tienen la necesidad de quitarse una visión idealista de sus cabezas. Y ello votando junto a los nacionalismos secesionistas. Claro que es lo normal porque todos los nacionalismos son de derechas (sí, ERC es el partido de una fracción de la burguesía catalana), incluido el españolista. Sin estado de alarma ya no habrá confinamiento, ni retención de las personas en sus provincias de residencia, por lo que los puntos más negros de virus podrán llevarlo allende sus fronteras sin ningún tipo de problema. Y todo gracias Casado y su “plan B”, el cual tiene en la portada miles de cadáveres y ataúdes. Como son necrófilos, aunque no hayan entendido el significado de la palabra, quieren muchos muertos. O son tan estúpidos que piensan que el calor acabará con el virus. O que los extraterrestres vendrán a acabar con él. El PP tiene hoy en su ejecutiva al grupo más nutrido de ignaros que se hayan podido reunir en cualquier partido político (y eso que hay algunos que han hecho esfuerzos por nutrirse). Cuando no se tiene capacidad al menos en política es bueno tener prudencia, en el caso del presidente encargado ni lo uno, ni lo otro. Sociópata nesciente al servicio del capital.