Están insinuando desde el PSOE y desde algunos medios, de todo pelaje, que igual habría que abstenerse en la investidura de Alfonso Fernández Mañueco como presidente de Castilla y León. La excusa sería evitar que entrase en el gobierno autonómico Vox. Hacerle un cordón sanitario que es lo mismo que vetar a un partido constitucionalmente aceptado. En la Ejecutiva del PSOE ni se lo plantean con seguridad (salvo algún verso libre, aunque ya no quedan de esos), pero Óscar Puente, alcalde de Valladolid y por ello más cerca del terreno, sí ve esa posibilidad.
¿Existe algún motivo para que el PSOE se abstenga y facilite al PP la investidura? A bote pronto ninguna. De hecho el PSOE ni puede (estratégicamente), ni debe (moralmente) prestarse a este tipo de abstención. Existen una serie de razones contra esta estrategia:
1. Mañueco ha convocado motu proprio
Nadie pidió a Mañueco adelantar las elecciones. Por muchas discrepancias que tuviese con Igea, relativas esencialmente a los casos de corrupción que asolan al presidente del PP, ni había en mente presentar moción de censura, ni ha habido una discrepancia sobre las políticas públicas. Eran el mismo perro con distinto collar y vacunación. Si Mañueco no quiere gobernar con Vox, ya que con las plataformas cantonalistas no le llega, tendrá que convocar nuevas elecciones y pagar por sus errores. El PSOE no puede ser cómplice de esos errores jamás.
2. El PP ya gobierna junto a Vox en otros sitios
No tiene mucha lógica plantear un veto ideológico contra Vox pues ya controlan, en realidad, diversos gobiernos en España. Tanto en Ayuntamientos como en Comunidades Autónomas (Murcia, Madrid y Andalucía) los gobiernos peperos dependen de Vox que les hace tragar con sus políticas anti-ideología de género, antifeministas y libertarias. Tampoco el PP ha puesto demasiadas pegas a implementar esas políticas de los acuerdos con Vox, en parte son ideas que han mascullado desde hace tiempo y no se atrevían a poner en marcha.
Pueden ser políticas muy valiosas para el electorado de izquierdas (cuando menos la parte más urbanita), pero para la derecha no. Por tanto hay que respetar el juego democrático que puede echar para atrás políticas que no tienen un amplio consenso ciudadanos. Porque, no se engañen, las leyes Loretta no son del gusto ni de las feministas. Ni otras cuestiones por el estilo donde hay una especie de mordaza ideológica.
3. El PP jamás ha querido abstenerse por razón de Estado
En el PP la razón de Estado sólo existe si les beneficia a ellos. En el resto de los casos ni conocen el concepto. El PSOE, no el de Pedro Sánchez, sí se abstuvo para facilitar la investidura de M. Rajoy y que no hubiese unas terceras elecciones. Lo suyo hubiese sido que se les devolviese el favor en las últimas elecciones pero no, el PP no quiso. Ha contado en más de una ocasión Federico Jiménez Losantos que Vox sí estaba dispuesto a la abstención en favor del PSOE (para evitar pactos con Bildu y demás independentistas), pero Pablo Casado se negó siempre a esa posibilidad.
No hay quid pro quo posible con quien, además de todo lo anterior, jamás ha tenido un pensamiento cercano al bien común. De hecho, desde el PP se está perjudicando a España en términos democráticos por no querer renovar el Consejo del Poder Judicial, sin importarle tener al Tribunal Supremo como un erial. Si no sacan rédito de ello, jamás se mueven. No tienen conciencia del bien común salvo para llenar las arcas de los empresarios por todos conocidos.
4. El contexto no es propicio a la abstención
Si dejan de pensar en la política como si fuera un meme, o en términos sumamente agonísticos, verán que Vox no son fascistas. Salvo que se adopte la posición de Pier Paolo Pasolini, no hay tantos fascistas en España como votantes tiene Vox. Bueno adoptando la visión del italiano serían fascistas desde Podemos a Vox. Esa estupidez del antifascismo que recorre la izquierda y que le impide analizar las cosas de forma materialista está haciendo mucho daño. No se dan cuenta porque ya sólo les queda esa épica tras haber renunciado a todos los valores de izquierdas.
¿Hay fascistas en Vox? Sí, como los había en Podemos al principio. Pero también hay personas que opinan diferente y que tienen la misma consideración que si fuesen de izquierdas. En Vox son raros porque económicamente son más liberales que el PP (pura escuela de Chicago), pero en lo sociocultural son conservadores. Son un PP más lanzado y hasta el momento no han cometido ningún atentado terrorista, ni se han saltado la ley… como sí han hecho otros con los que se pacta.
Esto qué quiere decir, que pueden gobernar perfectamente. Es más, igual es conveniente que gobiernen de una vez para ver cómo reacciona el PP y que las personas valoren realmente las políticas que implementen. No se está en ningún contexto pre-guerra civil, ni en Weimar como dice el Mesías. Se está en un contexto de hastío del que tienen buena culpa los globalistas de todo pelaje. Ahí es donde el PSOE tiene que reflexionar. Que desde las últimas generales lleva unas cuantas derrotas regionales (Madrid, Galicia, Castilla y León, ¿Andalucía?).
5. ¿Hay obligación moral para abstenerse?
Viendo los anteriores puntos, cabe preguntarse si existe alguna obligación moral que permita abstenerse. La respuesta es completamente negativa. Vox es un partido constitucional y por tanto legitimado para gobernar. Guste o no. Por mucho que se haga fotos Santiago Abascal con Meloni, Le Pen, Orban y demás, su camino no es el mismo. No es lo mismo Buxadé que Espinosa de los Monteros. Son las contradicciones internas que no se han resuelto y que gobernando pueden resolverse. Si son identitarios o globalistas.
Además, ya que el PSOE se considera un partido de izquierdas, globalista pero de izquierdas, existe una razón moral para no facilitar el gobierno a una derecha como la española del PP. No sólo mienten todos los días, algo que impide cualquier apoyo de por sí, sino que están actuando contra los intereses de España en la Unión Europea. Con esta actitud poco patriótica, no cabe moralmente ningún tipo de apoyo.