No es un debate que esté copando las portadas de los medios de comunicación, en buena parte porque beneficia al neoliberalismo y a la ultraderecha, pero que existe, existe y está ahí con un peligro inminente. La parte Unidas Podemos del gobierno, por muy de feministas que se disfracen, quiere implementar una ley en favor del transgenerismo que, en la práctica, supondría el borrado de las mujeres. La categoría mujer se licuaría en, por ejemplo, persona gestante. Básicamente lo que plantea la ley podemita es que basta con sentirse de un sexo u otro para que el Estado reconozca a esa persona con tal sexo/género. Se pretende una autodeterminación del género que permitiría a “una mujer” que parece hombre, que tiene todos sus órganos de hombre, que incluso utiliza un nombre de hombre, meterse en los servicios de mujeres o en los vestuarios de mujeres y niñas. “Una mujer” con barba y pene en un vestuario de mujeres porque así se siente hoy. Nada de certificado psicológico que determine que esa persona realmente está transicionando de un sexo a otro, la simple voluntad de ser mujer u hombre afirmada ante un funcionario estatal valdría.
Del tema ya se habló aquí en un intento de desentrañar la teoría queer sobre la que se sustenta esa más que posible legislación, por lo que no cabe insistir salvo recordar que acaban justificando a Vox. Las feministas han reaccionado, como no podía ser menos, ante esta aberración hecha ley que pretende acabar con la mujer como sujeto del feminismo, de la lucha de éste por la igualdad efectiva, con la abolición del género que es la pretensión real del movimiento y supondría el borrado legal y social de la mujer. A ello súmenle que tras esto hay también un claro intento de legalizar la prostitución y la compra de bebés mediante los vientres de alquiler. Todo esto está apoyado por Unidas Podemos (tanto Podemos como IU/PCE) como bien muestran en el ministerio de Igualdad día tras día, aunque vienen ocultando el texto real de la ley, del que se han conocido filtraciones, porque saben que en el PSOE, hasta la fecha así ha sido, se negarían a sacar adelante una legislación tal. Carmen Calvo, vicepresidenta primera (que siempre le hacen el feo de no señalar que está por delante de Iglesias) del gobierno, hubo de limar bastante la anterior ley de igualdad porque ya colocaban trampas de este tipo y había numerosas inconstitucionalidades. Ahora la esperanza de muchas feministas está puesta en ella para que evite lo que sería una lanzada en el corazón mismo del feminismo. La duda que existe es si podrá la valerosa y feminista Calvo con otras prioridades gubernamentales y evitar un nuevo enfrentamiento.
Debe quedar claro que este debate, que no es en el feminismo sino contra el feminismo, no es por cuotas de poder político, no es para que el PSOE sea más feminista que Podemos, eso es una explicación peregrina y que suelen utilizar quienes sí buscan cuotas de poder. De hecho el peligro que se cierne sobre el PSOE como uno de los brazos posibles de la acción feminista se sitúa en esa misma cuestión, dejarse llevar por intereses de partido y no por una defensa a ultranza del feminismo. Lo que no implica tener que enfrentarse a las personas transexuales, las cuales deben tener recogido su derecho a transicionar y que no se les discrimine por ello. Son una minoría que debe tener sus derechos civiles garantizados, pero no a costa de pisotear los del 52% de la población. La mayoría de feministas del PSOE se han mostrado muy contrarias a esta futura legislación, el caso de Ángeles Álvarez es paradigmático (y le ha costado una campaña tremenda de insultos), pero la duda sobre si se permitirá por un bien partidista superior (partidista, no social) pasar lo postmoderno reaccionario está en el movimiento feminista.
Ayer mismo hubo una campaña en redes sociales (#Somoslas300) advirtiendo de que se olvidasen de contar con el voto del feminismo, de las mujeres feministas, todos aquellos partidos que apoyen esa legislación contra la mujer. Asumido, porque así se han portado a lo largo de los años, que Podemos, IU/PCE (remarcamos PCE para que observen la decrepitud de los supuestos comunistas) o Más País apoyarán esa legislación, sin olvidar seguramente a Ciudadanos, todas las miradas del feminismo viran hacia el PSOE. Y realmente se la juega porque el feminismo ha aprendido a lo largo de la historia a protegerse, a utilizar la sororidad, si agreden a una, agreden a todas…, y Pedro Sánchez puede perder no sólo un buen puñado de votos (no sólo de mujeres) sino cierto barniz feminista que se había creado. ¿Qué pensaría Sánchez si sus hijas compartiesen vestuario con “una mujer por sentimiento” con barba, con pene, con todas las características genéricas de un hombre y que se declara lesbiana? Igual que Sánchez es de suponer que otros hombres y mujeres se extrañarían cuando menos. A ello súmenle que, según el borrador, cualquier profesor o profesora puede enviar a que hormonen a una niña o un niño menor si observan que “tiene conductas impropias de su género” por encima de la patria potestad de los progenitores, sean gestantes o no. Alguna feminista radical ha querido ver en ello un ejercicio de proselitismo, pero no deja de ser sino una vulneración de la protección del menor. Una cosa es despatologizar el transexualismo y otra el totalitarismo social.
Ayer mismo, realmente desde hace tiempo, las feministas vienen advirtiendo al PSOE (a Podemos y a IU casi los dejan por imposibles) que con esto no sólo perderían el voto sino el apoyo. Lo normal es que les preocupe más lo primero, pero llegadas al extremo la campaña en su contra será enorme (seguramente muy apoyada cuando toque por todos los medios de comunicación además). El camarlengo monclovita, Iván Redondo, en vez de estar jugando a cosas que ve en series estadounidenses o a copiar una campaña o discurso del extranjero, debería prestar más atención a esto. Es seguro que Calvo, que ya ha sido avisada por compañeras de su propio partido, presentará pelea, y el camarlengo debería tener claro que el apoyo del resto de ministros socialdemócratas no es negociable si quieren tener al feminismo de su parte. Pensar que el feminismo es del PSOE hagan lo que hagan es un error mayúsculo. Ni Sánchez, ni Redondo tienen garantizado ese apoyo fielmente, han aprendido las mujeres que fieles sólo a sí mismas hace muchos años. Como sucede con la legalización de la prostitución o los vientres de alquiler, el feminismo no va a cejar en su lucha y, por mucho que diga el mesías del posmoperiodismo, ahí sí que estarán los marxistas, detrás del intento de seguir explotando a las mujeres. Por mucha bronca que haya, Sánchez se la juega frente al feminismo… ¿vale Moncloa una misa o una legislación desastrosa?
Me imagino que semejante aberración la parara el PSOE y los demás partidos con un poco de cabeza, estos de podemos cada vez están más fuera de la realidad y nos jugamos gobernar este país desde la izquierda con sus digamos imbecilidades.
Ahora no deberiamos decir psoe sino «pedroe» ya que entre zapatero y sanchez han eliminado la poca dignidad que mantenia este partido.