El nivel de ocultamiento de las noticias en la prensa española no deja de impresionar. Se está celebrando una reunión en el Parlamento Europeo en Bruselas del Grupo Europeo Conservador y Reformista (ECR por sus siglas en inglés), bajo el lema que utilizó Viktor Orban para su presidencia semestral europea, Make Europe Great Again, y no se encuentra ningún tipo de referencia en los medios españoles. Da igual de derechas, de izquierdas o mediopensionistas. Algunos, los que le sigan en redes sociales, se habrán enterado por el filósofo Miguel Ángel Quintana Paz, pero solo ha hecho una foto y ya —estará a sus cosas de “facha”—. Si fuese una reunión del grupo socialdemócrata o del popular, seguro que alguna referencia, aunque fuese contraria, habría, pero en esta ocasión ni eso.
¿Por qué es importante esta reunión, aunque sólo sea en un artículo pequeño? Porque en el mundo se están moviendo las cosas. Como alguno dice el péndulo está volviendo del tiempo del wokismo hacia otro lugar. ¿Qué lugar? Pues muy posiblemente hacia donde están los conservadores y reformistas europeos. Si han llegado a enterarse, la clase dominante ha impedido que en Rumanía se haya procedido a la segunda vuelta de las elecciones porque, supuestamente, un “informe de la inteligencia rumana” habría establecido que Rusia habría apoyado a Călin Georgescu, un candidato semi-independiente que dejó al candidato gubernamental fuera. Hasta la liberal Elena Lasconi ha calificado la decisión de ilegal e inmoral, mientras la Unión Europea ha defendido a la Corte Constitucional.
En este evento del ECR se ha podido escuchar, no a la gente de Georgescu, pero sí a George Simion —de quien podrán leer en breve en Diario 16+ una interesante y potente entrevista—, líder del AUR rumano (también ha hablado su portavoz europeo Claudiu Tarziu) quien ha explicado bajo las fauces de los eurotiranos lo que han hecho y están intentando hacer con aquellos partidos que se salen del guion previsto por socialdemócratas y populares, esto es, la clase globalista. Ya solo por esto es importante tener ciertas noticias de lo que los conservadores europeos piensan. Con el añadido de que en el propio PPE hay partidos que comparten muchas políticas con los conservadores, como explicó Branko Grims en una reciente entrevista con este periódico.
Se pasa del ninguneo a la deshumanización, esa estrategia que contó Max Otte aquí, porque seguro que sí se han enterado de la gran concentración de fascistas que Patriots, o sea, Orban, Giorgia Meloni y Santiago Abascal, van a celebrar en Madrid con el mismo lema que en el parlamento europeo. Porque, ya saben, no son conservadores sino fascistas o neofascistas o extrema ultraderecha para según qué periódicos y si aparecen los nombres de Marion Maréchal, Serban Dimitirie Sturdza, Francesco Giubelei, Piotr Müller, Denis Nesci, Adrian Axinia, Nicolas Bay, Ryszard Czarnecki, Arkadiusz Mularczyk, Stephen Nikola Bartulica, Charlie Weimers o Carlo Fidanza, pues lo más fascista que se haya juntado desde 1940. Lo paradójico es que en los medios de derechas también deben pensar que son lo más fascista que hay (sin mirar en alguna de sus redacciones), porque ninguna noticia.
¿Qué han dicho? Lo poco que se ha podido conocer: que mientras EEUU limita las importaciones y China subsidia las exportaciones en la UE se está a verlas venir, destruyendo la industria propia en favor de aquellos que tienen soberanía económica; que se limita el debate en toda la UE, dentro de cada país y en la propia Unión, al impedir que ciertas voces, que cuentan con el apoyo de parte de la población, sean escuchadas; que hay que defender los valores europeos en el Parlamento o en la calle, la soberanía nacional, la libertad…; la respuesta al crecimiento poblacional en Europa no puede venir por la inmigración descontrolada e ilegal sino que hay que apoyar a los propios europeos y sus familias; que no se puede permitir que la UE intente controlar la opiniones, algo que hace de la democracia algo más débil; hay que invertir más en seguridad, ser más competitivos en todos los niveles, proteger la agricultura y la industria europea, hacer de la Justicia un eje clave y utilizar el sentido común; entre otros muchas cosas que quedan opacadas por la no información.
Saldrán los intelectuales del sistema a decir que son todos iliberales, que hablan así, como si fuesen demócratas, pero que realmente su alma está podrida y son unos dictadores en potencia. Y todo esto lo dirán mientras se marchan de X porque patatas; intentan cancelar TikTok o cualquier otra red social libre; llenan con cientos de millones los bolsillos de los medios de comunicación prosistema; se callan ante la grandísima pérdida de poder adquisitivo de los europeos, así como la degeneración de los servicios sociales, mientras siguen subiendo los impuestos, cuyo dinero acaba en manos amigas. Es sospechoso, cuando menos, se esté o no de acuerdo con lo que dicen las gentes del ECR, que hay un silenzio stampa a una parte de la clase política europea, mientras se da espacio al más tonto de los tontos, al más extravagante, pero que dice lo que la clase dominante quiere.