Debe ser que ver tantas series acaba reduciendo las meninges y provoca en ciertas personas vivir en un mundo idílico, donde todo es de color violeta, las personas viven en chalets y sólo hay una verdad incuestionable (aquella que emana de las palabras del mesías redivivo). El resto de lo que sucede, la realidad en sí para entendernos, no es más que errores del guión perfecto que ha diseñado el protagonista en su cabeza. Una especie de síndrome de la desrealización que, si no fuera por ocupar el cargo que ocupa, no sería más que peligroso para su propia persona, no para los demás. Si el foco no le apunta, si no hay un tema con el que pueda llenar su ego (que ya es tan grande que para suicidarse con subirse a él y saltar le valdría), si no es ÉL el protagonista, inventa una fantasía o provoca que le llamen cabezón públicamente para colgarse medallas impostadas.
Durante la semana Pablo Iglesias, vicepresidente segundo (sí, segundo, no primero, ni presidente, segundo de segundón), hizo salir a la ministra de Hacienda del hemiciclo para discutir frente a todo el mundo alguna cuestión de dineros que, en realidad, desconocemos. Así al apelarle cariñosamente de cabezón puede salir a la palestra y decir a sus cada vez más menguante fanaticada que están haciendo todo por el pueblo, un pueblo que tiene voz gracias a ÉL, que es la encarnación mesiánica de sus esperanzas e ilusiones. Igual Iglesias pedía que le aumentasen la asignación para asesores y Montero se negaba, pero como es experto en hacer que todo, como en las series, acabe pasando por su guión venden otra cosa. Algunos dirán que estaban hablando de subir el SMI y hay que preguntarse ¿no pueden hacerlo en el Consejo de ministros? ¿No pueden quedar en el despacho de algún ministerio y discutirlo con serenidad? No, con Iglesias todo tiene que seguir su propio guión y algunas personas acaban picando por buena fe, como le pasó a la ministra de Hacienda.
Esto no deja de ser una práctica más del oportunismo político populista. Podemos se está viendo fuertemente replicado por el movimiento feminista, las encuestas muestran que cada día que pasa pierden apoyos, no logran llevar la batuta del gobierno (aunque lo intentan) pero llegar a decir la estupidez que ha dicho en sus redes sociales sólo puede significar que vive en un mundo paralelo, en una fantasía provocada por su egolatría. No ha tenido otra ocurrencia el vicepresidente segundo del gobierno de España que explicar a todo aquel que le quiera escuchar que en las cenas de nochebuena sólo habrá un tema que comentar: el paso de la monarquía a la república. Pensar en los seres queridos que hayan fallecido por culpa del coronavirus o de la ley de vida no es importante. Recordar tiempos mejores donde no estaban las personas agobiadas por no cobrar los ERTEs, porque han perdido sus empleos por la pandemia, porque no pueden ver a sus seres queridos, porque están pasándolo mal psicológicamente, no son temas a tratar tampoco. Reunirse para ser felices por un momento en unos tiempos que invitan más al pesimismo del alma y disfrutar de un tiempo que invita sonreír siempre que se pueda, tampoco es algo que sucederá. El cansino de la vicepresidencia quiere amargar a las personas señalándolas que deben hablar del inexistente debate sobre monarquía o república. Con todo lo que ha pasado quiere amargar aún más a las personas.
Como Podemos se ha quedado, en realidad, sin posibilidad de presión hacia el PSOE de Pedro Sánchez pues no hay presupuestos que negociar, no hay una gran ley que sacar adelante ya, tiene que recurrir al estéril debate monarquía-república que sólo está en la cabeza de los idealistas. Muchísimas personas desearían una república sin duda, pero no es ni la primera, ni la segunda, ni la tercera, ni la cuarta… de sus preocupaciones. En realidad las personas del común son mucho más materialistas que Iglesias y su alegre muchachada populista. Tienen constancia, aunque sea en forma de intuición, de que el debate ni se plantea en estos tiempos y que en caso de empecinarse sería peor pues se podría perder un referendo. Lo primero, no hay una base estructural que implique un cambio hacia el horizonte republicano. El poder económico está muy a gusto con el sistema tal cual es y no hay un sujeto alternativo que acabe por confrontarlo y derrotarlo. Segundo, los aparatos ideológicos llevan muchísimos años inculcando un aprecio por el sistema que no puede caer de un día para otro. Tercero, no se sabe qué tipo de república vendría porque en esto, como en otras cosas, las fuerzas minoritarias que apoyan el debate son como el ejército de Pancho Villa. Cada cual con su república bajo el brazo. Todo esto indica que sería un fracaso tremendo y por eso las personas ni se plantean hablar del tema. Prefieren reír y disfrutar con otras cosas.
Como no les quedan más temas que explotar para establecer el agonismo que es propio de su espíritu populista, se aferran a ese simbolismo republicano. Por cierto, un tema el republicanismo que es el hueco que han buscado muchas personas que olvidaron la transformación de la sociedad capitalista, o que como al final están de acuerdo con cómo les van las cosas (viven el sueño de la clase media que publicita el sistema) tienen que aparentar ser rebeldes de alguna forma. La manía que tiene Iglesias con decir a los demás lo que tienen que pensar, lo que tienen que discutir o lo que tienen que votar para no ser imbéciles vuelve a casa por navidad. Por suerte para Sánchez ya no tiene capacidad de presión, aunque ayer mismo en el Consejo Ciudadano (que no es más que la reunión de allegados no purgados por el jefe) ha insistido en llamar a todas las fuerzas progresistas (sindicatos, asociaciones, etc.) a presionar al PSOE para que el gobierno haga lo que quiere Iglesias. No ha calculado que igual Sánchez ha decidido que hasta aquí se ha llegado con las tonterías. De ahí que le quede más que aferrarse a lo único que disruptivo, algo que a la mayoría de la población le trae al pairo. Pero no se lo digan no vaya a ser que su ego se sienta dañado.
soy gran seguidor de tus lúcidos análisis de la derecha; pero tu crítica a Podemos y su secretario Pablo Iglesias siempre me decepciona.. ahi eres un más de la caverna , que si el chalet, que si populista y dirigecerebros…todos sabemos de la representación real de podemos en el congreso y en el gobierno, ni maravilloso ni segundón…sabemos que entre todos y sus propias divisiones que acabaréis con ellos… pero hablar de la republica es tan licito como cualquier otro tema.Espero con ansiedad algun artículo sobre Sanchez o alguno de los suyos con ese desdén de superioridad