Más allá del anecdotario, el chisme y la gracieta de lo sucedido con la Borjamari borroka con sus cacerolas y sus quejas al Gobierno, legítimas bajo un prisma democrático, hay algo que es muy obvio en todo esto: ellos y ellas tienen conciencia de clase. No protestan porque estén confinado al igual que el resto de la población y hayan tomado el mando de una revuelta cívica en pos de la democracia, de grandes valores humanistas, del liberalismo republicano hacedor de ciudadanía, todo esto les importa un haiga. Protestan por dos cuestiones bien claras: una, ven cómo sus privilegios de clase ya no son tales por culpa de un virus; y, dos, han visto cómo la mayoría de personas ha captado que el capitalismo y su engaño político asociado (neoliberalismo bajo un modelo de democracia espectacular) no funciona tal y como lo habían vendido, o lo que es lo mismo, se ha visto el engaño que ha sostenido su clase social desde hace años. Reaccionan como clase burguesa (dominante por tanto) que son. Reaccionan ante una posible pérdida de sus privilegios a futuro y de sus ingresos en la actualidad. Porque no piensen que estas personas se apartan un solo milímetro de lo material.
Están mostrando una clara conciencia de clase y piensan defender sus intereses en la lucha de clases. Curioso que la mayoría de políticos de derechas alerten del peligro de una lucha de clases, mientras que a la izquierda se esté con eslóganes, hegemonías y, todo hay que decirlo, medidas paliativas en favor de los más desfavorecidos. En la clase dominante tienen claro que existe la lucha de clases y que los privilegios se pierden si no se está continuamente ganando batalla a batalla. Para ello cuentan con una ideología dominante, mecanismos de distracción (como toda la bazofia televisiva) y transformar la política en puro espectáculo controlado desde sus propios medios de comunicación y, a todo lo anterior, súmenle la captación de la pequeña burguesía, la verdadera clase media (todos esos controladores de las masas fuera y dentro de los espacios de producción) y clase trabajadora que se piensa que por ponerse un fachaleco (comprado de saldo en cualquier centro comercial o mercadillo) llegarán a formar parte de la élite. En cuanto ven que los medios de comunicación y, por ende, la ideología dominante da visos de debilidad, no tienen ningún problema en salir a una cacerolada. Defender su poder de clase frente a un Gobierno y, especialmente, frente a una clase trabajadora (todas las personas asalariadas)) que podría tomar conciencia de estar siendo engañada. Ahora se ha visto que siguiendo las normas dictadas por la clase dominante, en cuanto llega un simple virus, la sanidad no es lo que era, hay dificultades económicas para producir y el dinero vuela camino de Luxemburgo. Incluso los autónomos han visto cómo, por mucho que les decían ser aliados, si no es por el Gobierno hubiesen quedado en la estacada sin un solo recurso. Conciencia de clase frente a una crisis ideológica y un Gobierno que venden como socialcomunista para activar esa conciencia y a aliados potenciales (como todos esos comemocos asalariados y que son el brazo ejecutor). Seguramente estará más o menos de acuerdo con todo esto pero… ¿tiene usted conciencia de clase?
Cuando los medios de comunicación de la clase dominante protestan en cuanto hay algún tipo de huelga ¿usted apoya la defensa de los derechos de los trabajadores y trabajadoras o simplemente sigue la estela de los aparatos ideológicos? Por ejemplo, ante una huelga de trenes justo los días que más presión pueden hacer (antes de periodos vacacionales) ¿se queja o les apoya? Igual es de los que dice que bastantes privilegios tienen, que si siempre tienen que hacer huelgas cuando hay vacaciones, que por qué no las hacen los fines de semana y demás eslóganes antitrabajadores que suelen difundir desde los medios de comunicación. Cuando desde los medios de comunicación defienden que las gentes de izquierdas (o que se autocatalogan de izquierdas) deben vivir, prácticamente, en chabolas, barrios desatendidos (por instituciones controladas por sus esbirros políticos tipo PP, Vox, Ciudadanos…) o pisos mínimos ¿les sigue en esas quejas sobre lo paupérrima que debe ser la vida si se es de izquierdas? Esto no tiene nada que ver con los casoplones sino que lo difunden constantemente. Cuando los ricos dicen a través de sus medios que hay que bajar los impuestos para crear empleo (mientras les suben los indirectos que son los que pagan los ricos de igual forma que los pobres) ¿defiende que sí, que si el empresario tienen más dinero podrá contratar más aunque luego se lo lleve a Luxemburgo o Suiza y le cargue al Estado, es decir, a todos los gastos de las quiebras voluntarias de empresas?
Cuando les dicen desde los medios, conformando parte de la ideología dominante, que las Universidades públicas españolas son malas porque no aparecen en rankings elaborados con los criterios de las Universidades de clase dominante y por eso hay que modificar los planes de estudio y, más allá del grado, colarles un master que paga a precio de oro ¿les dan la razón y se autoculpan por no estudiar mejor o ser más listo? Cuando les inculcan desde medios, instituciones políticas y privadas que no hay nada mejor en este mundo para prosperar que el emprendimiento ¿se paran a pensar que es otra forma de cargar los gastos de explotación a la clase trabajadora, pasándole además toda la carga emocional y de pérdida de identidad, o hacen caso y apoyan todo lo que diga no-se-qué + emprendimiento? Cuando las mareas blancas, verdes o de otros colores salían a la calle para evitar todo lo que hoy le parece evidente ¿se quejaba porque habían cortado la calle, les apoyaba aunque sea en la distancia o ni sabe qué son las mareas? Y así se podrían señalar cientos de matices que prueban que mientras que la clase dominante tiene clara conciencia de clase, la clase trabajadora anda enfrascada en sus mercancías (compradas on-line por los de la sonrisa en la caja, para ser más fashion), pagando no-se-sabe-cuántas plataformas para ver series que proyecta luego a la realidad y sale al balcón a cantar Bella Ciao mientras con la mano está aprobando en una encuesta que dice que el Gobierno tiene la culpa de esto o de aquello. Peticiones de firmas para todo con el mismo valor: cero. O distraído con si “les gallines” pone huevos por ser violadas por malvados gallos; con si mi bandera es más grande que la tuya; con si mi identidad es la más guay y por ello deben darle miles de derechos porque sí; y así con miles de cuestiones que seguramente le llenen mucho sentimentalmente pero le dejan la nevera vacía.
Falta conciencia de clase y responder en la lucha de clases como están haciendo desde la clase dominante. Hoy llevan a la clase trabajadora al matadero en beneficio de, precisamente, el beneficio del capital y nadie protesta. Más que conciencia de clase se tiene fanatismo de partido o, incluso, de persona en un partido. Hay más fans que militantes (da igual el partido de la izquierda). Todas esas personas tan necesarias para luchar contra el poder constituido no sólo en lo económico, sino en lo político, en lo social y en lo ideológico. A un lado hay clara conciencia de clase, al otro están a verlas venir enfrascados en mil debates estériles, viendo cómo Alemania subvenciona a sus propias empresas con el dinero de todos los europeos mientras que a España no le da ni las migajas de Polonia (al fin y al cabo los polacos no dejan de ser un protectorado alemán); viendo cómo los medios de comunicación actúan con total libertad en su función de aparatos ideológicos; viendo cómo mañana igual no tiene trabajo y lo que le preocupa no es tanto comer como no poder comprarse la innecesaria fruslería que tienen (o dicen tener) todos sus vecinos. Cuando hay que pelear por los derechos de la clase trabajadora ante el ataque frontal y en abierto de la clase dominante parce que nadie reacciona. ¿Es por falta de conciencia de clase o de valentía política o porque el control mental del capitalismo es tan profundo que se camina hacia un régimen totalitario con apariencia de democracia? Es el momento de la lucha por los derechos de la clase trabajadora ahora, no mañana. Seguramente a la clase trabajadora sí le mandarán a dar palos y a multarla, pero hay que responder o volverán a ganar una batalla, esta vez, en el campo tradicional de la clase trabajadora, la calle.