Los inspectores del Banco de España fueron muy claros a la hora de exponer cómo la causa de la resolución del Popular fue la grave crisis de liquidez. No fue la solvencia, ni el estado de las cuentas ni la ampliación de capital de 2016. La sexta entidad financiera de España era absolutamente viable el día 6 de junio de 2017 y fue resuelto por un problema de liquidez que se inició en el segundo trimestre de ese año.
En el acta de la reunión del Consejo de Administración celebrada el día 18 de mayo, el consejero delegado, Ignacio Sánchez Asiaín indicó que se había producido un incumplimiento de la ratio de liquidez (LCR). Sin embargo, mostró datos de su evolución que demuestran cómo la gestión que se estaba llevando en el banco estaba provocando la salida de depósitos: «En cuanto a la evolución reciente del LCR informa que la ratio LCR reportada se ha deteriorado progresivamente desde cierre de marzo (146,7%), alcanzando el 93,5% a 28 de abril». Asiaín también informó de que había una previsión de cerrar la liquidez del mes de mayo en una horquilla que oscilaba entre el 89,7% y el 94,7%, es decir, cumpliendo con el nivel regulatorio.
Sin embargo, el consejero delegado informó de que el día 16 de mayo, como consecuencia de las fugas de liquidez provocadas por la publicación de la noticia de El Confidencial, la LCR se situaba en un 69,8%: «Al día 16 de mayo la métrica reportada se sitúa en el 69,8% (64,8% sin Wizink) como consecuencia de salidas de depósitos de 2.085 M entre los días 12 y 16 de mayo», se afirma en el acta.
Sánchez Asiaín, además, informa de que ya se estaban preparando «medidas extraordinarias con BdE por si fueran necesarias. Hasta la fecha se han presentado carteras a BdE por 21.847 M, para que sean analizadas de cara a la provisión de liquidez de emergencia, en caso de solicitud».
Por tanto, a mediados del mes de mayo, cuando aún no se habían producido las fugas masivas tras la filtración de Reuters del día 31 ni las del día 5 de junio protagonizadas por los organismos y empresas públicas, el equipo de Saracho ya estaba iniciando todos los procesos para solicitar la liquidez de emergencia (ELA), lo que podría demostrar que el camino para la resolución iba por la estrategia de provocar esa crisis que, finalmente, fue la única causa por la que se resolvió el Banco Popular.
Veamos lo que afirma el informe pericial del Banco de España al respecto: «Las salidas de depósitos de abril a junio habían sido superiores a los 16.000 M€, concentrados en aquellos depósitos no cubiertos por el Fondo de Garantía de Depósitos y que son los que la normativa de resolución considera aptos para asumir pérdidas. En los 5 primeros días de junio las salidas de depósitos eran de más de 5.700 M€. Este volumen de salidas de depósitos y en tan escaso tiempo hace que, para una entidad del tamaño del Banco Popular, sea prácticamente imposible cumplir con sus obligaciones con sus propios medios y por ello solicitó un ELA al Banco de España. Para hacer frente a las retiradas de depósitos del mes de junio, el Banco Popular solicitó al Banco de España que le otorgase una línea de liquidez de emergencia de la que permitía obtener hasta 9.500 M€, siendo dispuesto en 3.800 M€ que garantizó con colaterales no válidos para el BCE por valor de 9.320M€ […] La entidad tenía un grave problema de liquidez siendo en todo momento antes de la resolución solvente, sus fondos propios eran positivos».
Entre abril y junio de 2017 el Popular perdía depósitos al mismo nivel que su valor en bolsa se depreciaba. Por tanto, a medida que la confianza en la entidad disminuía por noticias y momentos concretos de la gestión de Saracho, las salidas de clientes eran aún mayores y así lo refleja el informe pericial del Banco de España: «La pérdida de confianza en la entidad fue una de las razones que llevaron a la entidad a la resolución. Esta fue evidente con las masivas salidas de depósitos que se produjeron en los últimos días de mayo y los seis días de junio previos a la resolución. Si medimos la confianza como evolución de la cotización en bolsa, la capitalización bursátil, destacan tres momentos del segundo trimestre, en la primera quincena de abril y posteriormente el 11 de mayo y el 31 de mayo. Respecto a abril coincide con el Hecho Relevante y las manifestaciones del Presidente en la junta de accionistas. En cambio, las noticias de mayo en principio parecen coincidir con noticias en medios de comunicación. Así el 11 de mayo de 2016 un medio de comunicación publicaba el inicio del proceso de venta acelerado de la entidad para evitar su quiebra. En los días posteriores a la publicación de esta noticia se produce una salida de depósitos que rompe la tendencia de estabilidad en los depósitos con la que había comenzado mayo y en cuanto a la cotización de la acción esta cae. El segundo factor externo es la noticia del día 31 de mayo otra declaración de Reuters Bruselas donde un funcionario de la Unión Europea señala que desde la JUR se estaba trabajando en la resolución del Banco Popular. Anteriormente el 23 de mayo, la presidenta de la JUR, en una entrevista en Bloomberg Televisión nombra al Banco Popular como uno de los bancos que está siguiendo. Cabe decir que aparentemente los gestores del Banco pudieron estabilizar la situación tras las crisis de abril y del 11 de mayo, pero no así tras la fuga de depósitos a partir del 31 de mayo fue de especial virulencia por su intensidad, por afectar a los negocios minoristas, no afectados hasta ese momento y por perder el último rating que la entidad mantenía por encima del grado de inversión lo que provocaba mayores retiradas de fondos mayoristas».
Por tanto, la gran mayoría de los momentos clave que provocaron fuga de depósitos y la caída en picado del valor de la acción estuvieron protagonizados de manera directa o indirecta por Emilio Saracho y, en consecuencia, el presidente del Popular que llevó a la entidad a su resolución es el máximo responsable de todo el proceso, tal y como venimos afirmando en Diario16 desde hace más de dos años. Sin embargo, queda una pregunta en el aire que sólo Saracho puede responder: ¿para quién trabajaba realmente?, una cuestión cuya respuesta ya la intuyen nuestros lectores.