A las siete de la tarde del día 2 de agosto de 2021, más de veinticuatro horas después de obtener medalla olímpica Ray Zapata y Ana Peleteiro, el presidente del PP, Pablo Casado, no se ha dignado en felicitar a ambos deportistas españoles. Algunos podrían aducir que es por motivo de vacaciones y que ha hecho una desconexión digital. Pero no es cierto porque ha estado utilizando sus redes sociales activamente en ese tiempo. Al ser ambos deportistas personas negras, sólo cabe preguntarse ¿es Casado un racista olímpico?
En todas las demás medallas logradas por la delegación española, el presidente del PP no ha dudado ni un momento en felicitar a los deportistas. Fuese oro, plata o bronce. ¿Por qué se niega a felicitar a las personas negras? ¿Le dan asco? ¿Es racista? ¿Es xenófobo? ¿Qué mierda tiene en la cabeza para no felicitar a un español y a una española por sus triunfos? Si ambos fuesen inmigrantes o de pasaportes “comprados” cabría suponer que es un xenófobo. Pero en esta ocasión Peleteiro ha nacido en Galicia, por tanto española de nacimiento, y su madre es española, por tanto española por consanguinidad. ¿Le molesta que sea negra y no tenga una supuesta pureza racial, aunque sea celtíbera y no goda?
Cualquier pensamiento respecto a esta cuestión acaba en algo que muestra a Casado como un ser despreciable. Primero, si fuese por competir con Vox en cuando a inmundicia racista, estaría pisoteando los supuestos éticos de alguien que se dice constitucionalista. Y aquel que abandona la ética (por mínima que sea) por conseguir dos votos es un ser despreciable. Segundo, si lo hace porque en Vox no les han felicitado y Santiago Abascal tampoco, hay que decir que Vox sólo ha felicitado a los tiradores que han logrado el oro (no quieren saber nada de los no ganadores) y presidente voxero no ha felicitado a ningún deportista. No hay imitación de comportamientos y huele a mierda su actuación. Y, tercero, si ha destapado su vena racista es bueno saberlo para reprenderle y señalarle como lo que es.
Como ese tipo de cuentas son utilizadas conjuntamente, esto es, por el propio interesado y su equipo de comunicación –salvo excepciones-, cabría suponer que el olvido es conjunto y que en el PP son racistas, así en general. Algo injusto seguramente porque muchos y muchas no lo serán. Pero el equipo de comunicación de Casado tiene un tufillo a racismo y xenofobia que sorprende. ¿Pretende llegar al gobierno cuando admite que desprecia a los españoles según su color de piel? ¿Pretende llegar a gobernar España cuando hace distinciones entre españoles de primera y de segunda? ¿Pretende llegar al Gobierno arrastrando esta lacra racista? Al final las diferencias entre su forma de actuar y la de los racistas que moran el nacionalismo catalán y vasco no son muy distintas. Allí hacen rankings de pureza racial y cultural, Casado también. Salvo que sean personas negras cubanas anticomunistas, que entonces sí tienen validez para hacerse fotos. En realidad, la vida política de Casado es hacerse fotos (disfrazado o no).
Y no, no es un olvido porque no ha dudado en felicitar a los demás ganadores de medallas. Y no, no es una posición estratégica porque Vox no felicita medallas menores al oro (y si son escopeta comienzan a babear). Y no, no está de vacaciones y desconexión digital. Queda claro con esta actitud que el tufo racista que desprende Casado es más que una simple suposición. Destila un nacionalismo racial que recuerda más a “cosas de nazis” que a cualquier constitucionalista. Entre otras cuestiones porque en la Constitución Española existe un artículo que habla de la igualdad de los españoles y de su no discriminación.