Aún no hay fecha, aún la Monarquía permanece en su trono de oro y en su función irrelevante dentro de nuestra democracia. Sin embargo, lo que se está demostrando es que el pueblo español está cada vez más concienciado de que se les está hurtando una parte de la soberanía que ostenta, según dice la Constitución, al no poder elegir a través de los cauces democráticos del sufragio a la persona que ostente la Jefatura del Estado.
El referéndum organizado por los alumnos de la Universidad Autónoma de Madrid ha dejado de ser una anécdota para transformarse en un movimiento que podría convertirse en histórico. Otros centros universitarios españoles van a seguir el ejemplo del madrileño y van a convocar en breve nuevas consultas, universidades tan importantes en España como la de Zaragoza, la Rey Juan Carlos, la Carlos III, la Universidad de Barcelona o la Pompeu Fabra.
Las muestras de rechazo a la Monarquía por parte del pueblo son cada vez más importantes. A medida que pasa el tiempo son más las ciudades y localidades de España que se han unido a la Red de Municipios por la Tercera República. Ya no se trata de un movimiento de pequeños pueblos, sino que ciudades como Gijón, Éibar, Puerto Real, Xàtiva, Santa Coloma de Gramenet o Parla, forman parte de la Red.
Los partidos de la izquierda también han incrementado la presión para que los españoles tengan la posibilidad de elegir el modelo de Estado que quieren para nuestra democracia.
La realidad es que el movimiento republicano en España está aumentando de un modo en el que los poderes fácticos del país se van a ver obligados a ceder y propiciar que sean los ciudadanos los que decidan con su voto. Sin embargo, hay demasiadas presiones que lo están impidiendo ya que el modelo actual permite que toda la responsabilidad de lo que le ocurre al pueblo resida en un poder Ejecutivo que tiene la total libertad de implementar medidas o leyes que van en contra de los intereses de la ciudadanía.
La Monarquía ha demostrado que es una institución incompatible con la democracia. Mientras el pueblo sufría las consecuencias de la crisis, el anterior Jefe del Estado viajaba a Botsuana para una cacería junto con su amante o, a través de ésta, cobraba comisiones de grandes proyectos en los que había servido de intermediario con regímenes dictatoriales como Arabia Saudí. El New York Times calculó la fortuna del ciudadano Juan Carlos de Borbón en una cifra cercana a los 2.000 millones de euros, un dinero que no está obligado a desvelar, a diferencia del resto de representantes públicos españoles. Según la información del diario estadounidense «ha trabajado duro para generar su propia fortuna personal», más allá del presupuesto que tiene asignada la Casa Real. A todo esto hay que unir las sospechas sobre el patrimonio personal de la ciudadana Sofía de Grecia porque tampoco se explica el origen de la fortuna que, según distintas fuentes consultadas por Diario16, podría haber amasado con negocios iniciados junto con su hermano Constantino. ¿Por qué Sofía de Grecia renunció a la parte que le correspondía tras la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en la que el Estado griego debía indemnizar a la familia real helena con 12 millones de euros? A esto hay que sumar los salarios desorbitados que cobran Elena y Cristina de Borbón en sus trabajos, empleos que, de no ser hijas de quienes son, no habrían alcanzado. Además, no podemos olvidar los casos de corrupción en los que se ha visto envuelta la familia Borbón, el más reciente el Caso Noos, en el que el yerno del ciudadano Juan Carlos está en prisión, Cristina estuvo imputada y fue procesada, aunque, como era de esperar, exonerada de las acusaciones que la llevaron al banquillo.
Todo lo anterior, unido a la ausencia tanto del ciudadano Juan Carlos de Borbón como de su hijo Felipe y el resto de la familia ante los problemas de los españoles generados por la crudeza de la crisis económica han provocado que el sentimiento republicano se esté extendiendo. Jamás se ha visto a la Casa Real apoyar a las víctimas de los desahucios, a las personas que tienen que acudir a los comedores sociales o al Banco de Alimentos para poder comer, a las víctimas de la violencia machista, a los trabajadores precarios o a los que sufren los abusos de los empresarios que han sido los triunfadores de la crisis económica o a las víctimas de los abusos de las élites. Sólo unos segundos en el mensaje de Navidad, eso es lo que dedica el ciudadano Felipe a los problemas de los españoles.
Esta es la razón por la que desde antes de la abdicación el Centro de Investigaciones Sociológicas no ha vuelto a preguntar a los españoles sobre la percepción de la Monarquía. Se quiere ocultar a los ciudadanos que el rechazo a la Casa Real ya está por encima del 50%, hecho que en un referéndum provocaría que el pueblo recuperara la plenitud de la soberanía que tiene reconocida en la Constitución que el actual Jefe de Estado ha jurado cumplir y hacer cumplir.
El movimiento republicano ya es imparable, ya no es una anécdota, es una realidad palpable que se ve en las iniciativas que los propios ciudadanos ponen en marcha y que se extienden a todas las partes del territorio nacional. Sólo hay que hacer lo que un monárquico convencido dijo una vez: llevar lo que a pie de calle es normal a la normalidad política.