Con toda la solemnidad que pudo Santiago Abascal advirtió en la tribuna del Congreso que Vox no desaparecería. Se lo advirtió al candidato a presidente Alberto Núñez Feijoo y se lo advirtió al resto de diputados. Pero ¿es verdad que no va a desaparecer? En el largo plazo todos acabaran por desaparecer, es el sino del ser humano, nacer para caminar lentamente hacia la muerte. Es la única especie totalmente consciente de ello. Más allá de esta disquisición metafísica, Vox desaparecerá, igual no tan rápido como la UCD o Ciudadanos, pero lo hará. El dilema es otro ¿lo están clausurando poco a poco? De no ser así, ¿les han advertido que se callen durante un tiempo?
El apagón mediático sobre la formación de Abascal es un hecho constatable. No solo por el griterío histérico de Federico Jiménez Losantos y sus dardos contra el evangelismo yunquista (aunque en esto podría tener cierta razón) o el identitarismo puxadista, sino porque el resto de medios, esos que tenían a Vox todos los días en la punta del boli o en el polvo del teclado, han dejado de darles ese espacio. El conservadurismo-identitarismo español ya no vende en la prensa. Y no es porque estén completamente convencidos de que Feijoo es el “nuevo Aznar” o estén a la espera de aupar al ámbito nacional a quien les paga las facturas desde Madrid, es porque han decidido que Vox ya no representa lo que ellos necesitan. ¿Qué ellos? La clase dominante.
A ese silenciamiento ha contribuido, y aquí está lo que llama más la atención, el propio Abascal. Ha desaparecido totalmente del mapa político. A pesar de la fama de vaguete que le hayan podido colocar sus contrincantes, es extraño que con todo lo que está pasando en España no esté todos los días en prensa, radio y televisión expresando lo que su partido tiene que decir. Las propias redes de Vox se han vuelto mansas. No hace mucho llegaban uno o dos mensajes derivados de Vox a cada español. Bueno, a cada español que tenga una familia medianamente plural. Hoy en día es raro que llegue uno a la semana.
Jorge Buxadé, ese que decían que controlaba completamente el partido y era el más malvado de todos, tampoco aparece mucho, ni expresa lo que el partido tenga que decir. Alguna vez aparece Hermann Tertsch pero casi es mejor que no lo haga porque no se sabe si ha pasado por ese local donde le pusieron la cara roja, o habla en serio. La portavoz, María José Rodríguez de Millán, se mueve algo más en redes sociales. Y ya. Hay más movimiento entre las cuentas conservadoras, independientes de partidos la mayoría de ellas, que en Vox. Cabe que sea una estrategia propia pero sigue habiendo aspectos que no cuadran, que no encajan viendo el contexto existente.
El discurso de Abascal del martes en la investidura fue normal, aseadito. No es que el presidente voxero sea un dechado de virtudes oratorias, tiende a ser apocado o aparentar nervios, pero tenía la oportunidad de decir lo que realmente siente de unos, de otros y del PP. No lo hizo y estuvo a punto de decirle a Feijoo que por treinta monedas de plata entregaban la cuchara política. Podía haber criticado hasta que el Gobierno apoye la Universidad del Sentido del papa Francisco, pero nada. Cero. Secesionistas malos. Sánchez traidor. Y comunistas peligrosos. Una retahíla gastada en 1956. ¿Por qué?
Primera posibilidad
Están esperando que no haya elecciones generales, que Sánchez pacte con los secesionistas y así poder lanzarse con todo a por el “traidor” a España. Mientras tanto no se estropearían los acuerdos de Gobierno con el PP.
Sin duda es la menos plausible de las posibilidades.
Segunda posibilidad
Les han llegado, directa o indirectamente, las voces de ciertos mandamases económicos que ya han dicho que la división de la derecha no es rentable. No tanto a sus bolsillos porque pueden seguir financiando ambos partidos sin problemas sino respecto a la obtención de una mayoría absoluta. Sus medios, los propios o los que financian o poseen por detrás (mediante entramados empresariales), no son capaces de apoyar sin fisuras a ambos partidos. Esa división, obvia e ideológica aunque no lo parezca, no les es rentable frente a Sánchez.
Por el motivo anterior estarían apostando por un perfil bajo a fin de entronizar a Feijoo (o quien venga después) como personaje “hombre de Estado”. Nada de hacer ver la contradicciones peperas tan cercanas a lo woke y sí aceptar el camino que tracen en Génova.
Tercera posibilidad
Casi como corolario de la anterior, les han dicho que poco a poco vayan desmontando el chiringuito. Que no tengan preocupación alguna, que todos aquellos que lo necesiten tendrán colocación buena una vez desaparezca la derecha a la derecha del PP.
Plausible y es posible que sea una mezcla con la anterior. De momento no desmontar todo, no vaya a ser que haga falta, pero sí poco a poco ir uniendo ambas partes como hizo Fraga con el partido liberal, el PDP y los restos del falangismo.
Cuarta posibilidad
La última posibilidad es que sean unos incompetentes. Así, sin más. Que se las hayan puesto a huevo y se muestren incapaces de algo que no sea “comunistas malos” y “Sánchez cabrón”. Algo que no cabría descartar tan alegremente. En Ciudadanos ya se hicieron el harakiri sin que nadie les empujase a ello, no sería de extrañar que estos también lo hagan.
Sinceramente habría que apostar que ha habido un “toque” de atención desde la coalición dominante. Lo de FJL fue el aviso a nivel público, pero ha debido haber más por detrás. Esos vínculos, nunca completamente probados, con El Yunque pueden no haber gustado en ciertos “círculos religiosos” con enorme poder económico. No es el mismo camino de lo católico. No hay pruebas, tan solo rumores en el todo Madrid, pero cada día es más que evidente que a Abascal ya le han debido decir que hasta aquí. Con todo lo que está pasando, es rarísimo lo poco que aparece el dirigente máximo de Vox. Podría recuperar el voto perdido respecto al PP con muy poco. Y no, esconderse nunca es buena estrategia política si la situación indica lo contrario. Parece que les han puesto el cartel de “se vende” en la puerta de la sede.