José María Arias, ex presidente del Banco Pastor, se ufanaba recientemente de haber salvado el voto en la reunión del Consejo del Popular de 25 de mayo de 2016. Los hechos demuestran que su actitud premeditada nada tenía que ver con la ampliación de capital y sí con un hostigamiento a Ángel Ron, que le había salvado sólo unos años antes. La ambición de Arias era (y es) enorme y esperaba que Antonio Del Valle le aupase a la presidencia de la entidad. Puso en marcha el plan una vez que Ron había iniciado una investigación interna sobre las actividades del antiguo Pastor en el exterior. Un periodista había filtrado al Banco que en la Audiencia Nacional se había abierto una pieza separada dentro de la Gürtel, denominada «Cantón», calle en la que tiene su sede el Banco Pastor, por esas actividades de sus oficinas de representación antes de ser compradas por el Popular.
El consejo del Popular desconocía la implicación de Arias en aquellas operaciones, pero, a la vista de lo conocido hoy, fueron determinantes.
Directivos del Popular que tomaron el control de las Oficinas de Representación del Banco Pastor se vieron obligados a poner en orden las licencias operativas de las mismas, regularizar los contratos laborales de los trabajadores y ordenar un negocio con el que el Pastor movía más de 2.000 millones de euros. Todo ello daba apariencia de desorden, pero no de fraude, hasta que la Audiencia Nacional pidió información sobre esas actividades que los responsables del Popular no pudieron porque alguien, aparentemente Arias, había dado orden de que desapareciese.
El acta del Consejo de Administración del 25 de mayo de 2.016 refleja el debate y la intervención de los directivos y asesores externos que recomendaron la ampliación de capital de 2.500 millones de euros, que el Popular ejecutaría días después.
Todos los pronunciamientos externos e internos eran favorables a la misma. Sorprende el hecho de que el consejero Arias «salvase su voto», cuando por increíble que parezca:
- Arias era miembro de la Comisión de Auditoría que dio el visto bueno a la ampliación de capital, en una reunión inmediatamente celebrada previamente a la misma sesión del Consejo –es difícil de creer, pero es así-
- aprobó las cuentas semestrales y las anuales posteriores;
- no impugnó el acuerdo en ningún momento.
Las dudas que plantea respecto a la necesidad de mayor debate que le permitiera tomar con más calma la decisión, se ven rebatidas por la intensidad de los comentarios y debates previos, reflejados en las actas de 30 de marzo y de 27 de abril. Además, desde la celebración del Consejo de Abril, hubo múltiples reuniones individuales con concejeros, anticipándoles las conclusiones del grupo de trabajo. Arias habla también de que se había acordado «una operación combinada que contemplaba una ampliación de capital, la desinversión en activos no estratégicos y una operación corporativa, todo ello con la finalidad de minimizar el impacto sobre los actuales accionistas». Precisamente lo que se proponía era una ampliación de capital, tratando de optimizar su importe, para lo que se aprobaba simultáneamente un Plan de Negocio con la finalidad de mejorar los ingresos, reducir los costes y acelerar la venta de activos no rentables; de forma que en el futuro cercano (2017) se pudiese estudiar una compra.
Curiosamente, en el acta de abril se refleja el anuncio del secretario del Consejo de un requerimiento de la Audiencia Nacional por un asunto de posible blanqueo del Banco Pastor antes de la compra de Banco Popular, y que le podía afectar en su etapa al frente del Pastor. Esto puso muy nervioso a Arias que, meses más tarde se unió a Antonio Del Valle. En su contestación al Consejo, omitió información muy relevante de la que se tuvo conocimiento después y no facilitó la investigación en absoluto.