El investigado presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, intentó desviar los dedos que le señalan por el caso Negreira recurriendo a lo de siempre: la conspiración. En este caso el orondo presidente dijo que todo era una campaña contra el Barça y contra él del madridismo sociológico. La realidad es que si no hubiesen estado más de 18 años pagando al vicejefe de los árbitros españoles no cabría ningún señalamiento o ninguna investigación posible. Que la justicia entienda que pueden haber comprado voluntades arbitrales por el mecanismo del dinero solo es achacable a quienes abonaron. Sin embargo, en algo tiene razón, en la existencia de un madridismo sociológico.
En los círculos rojiblancos más que madridismo sociológico se habla de nacionalmadridismo, esa ideología dominante que ocupa todo el espectro informativo del deporte. El último ejemplo lo que acontece con Karim Benzemá. El ministro del Interior afirmó que existían indicios de vínculos con los Hermanos Musulmanes (organización terrorista islámica) y la noticia saltó a los medios deportivos. Curiosamente Benzemá parece que jamás haya jugado en el Real Madrid durante más de una década. Siempre aparece en las fotos con la camiseta de su actual equipo, de la selección francesa (de donde le “echaron” sus propios compañeros) o de calle. Cuando el jugador que se mete en problemas es otro, aparece con camisetas de equipos españoles aunque solo haya estado media jornada, indicando en el titular claramente “el ex-barcelonista”. Lo mismo ha sucedido con jugadores violadores que han pasado por la casa blanca o con el propio Benzemá, que casualmente dejaba de tener foto con camiseta del Real Madrid cuando fue acusado de putero con menores o condenado por extorsión.
Esto es más que conocido, acontece todas las semanas (el turrita Doncic es el mejor ejemplo, como la Uruguay de Valverde cuando gana y la Uruguay de Araujo cuando pierde) y fue lo que denunció realmente Miguel Ángel Gil Marín en un off the record en México (no fue un comunicado aunque en el madridismo sociológico no se hayan enterado). Ahora bien, ¿este madridismo sociológico es por el Real Madrid o por la presidencia de Florentino Pérez? ¿Cabría hablar de un florentinismo sociológico? Al tristemente recordado Lorenzo Sanz los medios, incluyendo As y Marca, le machacaron constantemente pese a ganar dos Champions. Ergo igual quién sea el que ocupe la presidencia de ese equipo tiene importancia para los aparatos ideológicos. Florentino es el mayor empresario, el mejor, el de gestión impoluta o eso no cuentan los medios de comunicación. Incluso cuando hubo de vender la empresa Cobra para cuadrar las cuentas de ACS y no entrar en concurso o quiebra técnica, le alabaron la decisión.
Pérez controla no solo los aparatos ideológicos (vean dónde hay publicidad de algunas empresas del grupo ACS y sabrán qué medios se rinden a sus pies o “controla”), controla el poder judicial, el poder político (fue la segunda persona en reunirse con Pedro Sánchez, tras George Soros, en Moncloa tras acceder por primera vez a la presidencia del Gobierno y se ha descubierto que es un buen financiador del PP) y actúa con casi total impunidad en la Administración del Estado. Existe una retroalimentación entre sus presidencias de ACS y del Real Madrid, una y otra le sirven para hacer favores, tener contactos y así poder manejarse en las aguas turbulentas. Como dijeron algunos, es intocable.
Un ejemplo de ayer mismo. En The objective publicaron un artículo con el siguiente titular: “Pelotazo de ACS en Texas: se embolsa 700 millones por la venta de una carretera a Abertis”. Los isidoros rápidamente dirán “¡Enorme gestor!”. La realidad es que el titular está redactado para ello, para adular al gran gestor, pero la realidad es bien distinta. Cualquiera que conozca un poco las grandes empresas españolas sabe que ACS posee el 50% de Abertis (el otro 50% pertenece a los italianos de Mundys). Por tanto está vendiendo algo que es suyo a una empresa que es casi suya. Pelotazo ya no parece tanto. Más cuando se sabe que por esa carretera ha pagado 2.000 millones de dólares. ¿Chanchullo financiero? Por supuesto. O traslado de propiedades de EEUU a Europa. ¿Dónde está la gran gestión o el pelotazo? En ningún lado pero el florentinismo sociológico funciona.
El palco del Bernabéu es una bacanal de contactos y de amistades para los negocios y el “convencimiento” de personas para que vayan por el buen camino. Jueces que aparecen por allí de continuo y que, ¡oh, sorpresa!, acaban llevando casos que afectan a los intereses de ACS o del Real Madrid. Directores de medios de comunicación que luego no hacen más que alabar al equipo florentiniano a cambio de cubatas y canapés (algunos también rascan publicidad). Así es normal que nadie se escandalice de que la jefa del arbitraje del fútbol femenino esté casada con el delegado del primer equipo del Real Madrid. Así es normal que nadie se extrañe de que ACS fuerce al Estado a incluir cláusulas en contratos públicos para que Florentino nunca pierda. Así es normal que cualquier cosa mala que afecte a ACS o al Real Madrid ni asome por los medios de comunicación o los juzgados. Laporta debería entender que no es un madridismo sociológico sino un florentinismo sociológico. Algo mucho más oscuro.
Post Scriptum. Con la futura venta de Clece, empresa de servicios de todo tipo, se entiende mucho mejor el por qué de la campaña contra Emiliano García-Page. Había que aumentar los activos de la empresa para su venta.