Da igual el sitio donde se mire, allí está la oscura mano de Florentino emponzoñando todo. El señor de Pío XII, el verdadero rostro del mal, ha tomado la senda de no dejar piedra sobre piedra si las cosas no salen como él desea. El problema es que su ambición ya es desmedida y lo quiere todo para él. Su ego no le permite dejar algo, un resquicio pequeño, a los demás contendientes. Todo para él, controlado por él y al gusto de él.
Desde su despacho controla la política y el fútbol mediante un uso de la influencia —lo que es habitual dentro de la coalición dominante— y de los medios de comunicación, a los que rellena las cuentas de resultados mediante publicidad de sus empresas. El problema es que eso, que intentan hacer todos los poderosos, se le ha ido de las manos provocando que suceda justo lo contrario de lo que pensaba y deseaba. Es lo mismo que sucede con las revoluciones, uno sabe cuándo y cómo empiezan pero la forma en que se desarrollarán y terminarán. Lo usual es que, en la fase intermedia, haya salvajismo y destrucción. Normal que Javier Tebas haya dicho que quiere destruir La Liga.
Para muchos es más que evidente lo que sucede en el mundo del fútbol, pero no lo es tanto lo que viene manchando la política española. Allí donde haya un político que no se pliegue a su voluntad, o lo que es lo mismo, a entregarle jugosos contratos donde él marque la reglas (como le sucedió con algunas obras que costaron a los españoles 2.600 millones extras), lanza sus hordas mediáticas a buscarle cualquier tontería. Da igual que sea una hipotética plaga o un cuñado de un amigo de un primo que dice no se sabe qué. En especial le gustan los medios que sueltan barbaridades que, cuando sean vistas por un juzgado, ya hayan quedado como elementos del pensamiento general. No eran así, ni eran verdad, pero la mierda ya se ha extendido de tal forma que ha emponzoñado el ambiente.
Solo tienen que mirar donde hay publicidad de cualquiera de sus empresas para observar que se pone a parir a Pedro Sánchez —le está haciendo perder mucho dinero, mejor dicho, no ganar todo el que quiere—, eleva a los altares a aquellos que sí le obsequian con contratos basura para las arcas públicas (miren Madrid o Murcia) y queda con el gatillo preparado para quienes dudan o le dan pero no tanto. Y da igual medios con renombre y con directores con tirantes, o medios infames con directores que igual gustan de los reservados y los bajos fondos.
En el mundo del fútbol invierte menos pero su poder es similar. Es un caso complicado de explicar porque, en realidad, el dinero no sale de Pío XII para ir a diversas cuentas. Alguna vez que otra sí cae un artículo publicitario, pero en mucha menor medida que otros periódicos o radios, pero no hay una financiación tan descarada. Y ahí los tienen, matándose los unos a los otros para ver quien es el que más hace la pelota y más difunden los bulos de la televisión institucional. Televisiones, junto a la desparecida Barça TV, que fueron un regalo del Gobierno, mientras a otros equipos no se les permitió acceder. Igual los socios mediáticos y políticos no eran los convenientes.
En cualquiera de los dos ámbitos emponzoña todo para destruirlo y optar a quedarse con todo. Lo de las últimas semanas ha sido completamente de locos. Curiosamente, gracias a Trump y sus cosas, lo político se ha calmado, pero en el fútbol la situación ya es surrealista. Pájaros tirándose a las escopetas. ¿Qué pretenden, que los jugadores de un equipo puedan insultar libremente, pegar patadas sin cometer falta, distribuir videos de pornografía infantil sin consecuencias, dejarse derrotar? ¿Qué? Todo eso y mucho más parece. Aquí decía el otro día el directo de Diario16+ que el equipo de Florentino debería marcharse a la Premier y solo cabe preguntar ¿cuándo? Como que les iban a dejar hacer lo que aquí.
El caso es que en el fútbol parece que ya ha dicho “¡hasta aquí!”. No solo son los mensajes en redes sociales del Atlético de Madrid —que son los que más daño le hacen porque odia al equipo rojiblanco más que a Sánchez, a Yolanda Díaz y al papa Francisco juntos—, es que ya buena parte de los otros 17 están empezando a señalar el comportamiento indecoroso, agresivo y desconectado de la realidad del equipo florentiniano. Por mucho que el agitador de salchichas de perro berree, la realidad es que salvo Barça y Rayo Vallecano (las instituciones, no los aficionados) que apoyan por acción u omisión, el resto ya no les aguantan. Desde luego Valencia y Atleti han sido los que más se arriesgaron al principio, pero ya no se ocultan los demás (un poco ocultos los vascos que esperarán a ver qué pasa realmente).
En la política, como la mitad de los que están en los cargos son leles, pues nadie se ha percatado de que buena parte de los ponzoñoso viene de cierto lugar. Igual porque todos financian a periodistas —lo que dijo José Bono es una verdad a medias porque no son unos pocos sino todos— y entonces se compensa; igual porque se la tienen reservada hasta que pasen las elecciones alemanas, donde el señor del mal se juega tanto también. Pero buena parte de la mierda y la división, que sepan todos ustedes, de dónde viene. El resto es por deméritos de la clase política.