En los últimos días hemos sabido que el Levante Unión Deportiva, equipo de la Liga Santander, clasificado en la decimoquinta posición, ha salido finalmente de la situación de insolvencia en la que se encontraba desde el año 2008, cuando estuvo a punto de ver embargado su estadio, la Ciudad Deportiva de Buñol, y se vio al borde de la quiebra, por lo que tuvo que entrar en concurso de acreedores.
La deuda del Levante UD era de 88.752.412 euros, que se quedó en 61,4 millones tras la quita legal. Hoy esa deuda es inferior a los 20 millones de euros. Fue la intervención del titular del Juzgado de lo Mercantil de Valencia, el Magistrado Fernando Presencia, quien puso a la entidad deportiva en disposición de recuperar la viabilidad. Diez años después, el Levante UD es un club potente, estable y económicamente saneado. Casualmente ha sido este Magistrado, tras las consultas de Diario16, quien propuso una nueva vía para que los afectados del Banco Popular recuperaran el dinero que se les hurtó el 7 de junio de 2017 cuando la entidad fue intervenida y vendida por un euro al Santander, dejando en valor 0 sus acciones.
Este éxito del Levante, que se ha convertido en una lección de esperanza y de superación personal, ha demostrado, sin embargo, que cuando las autoridades se han equivocado en otros casos diferentes, como en el asunto del Banco Popular, la sensación que se ha causado por el contrario en la ciudadanía es de perplejidad.
El Levante Unión Deportiva pasó de la situación de insolvencia, con una deuda de casi 90 millones de euros, a una situación parecida casi a la de plena solvencia.
Sin embargo, en el Banco Popular no había acreedores ante de la intervención. Por el contrario, ha sido la resolución de la entidad por el FROB la que ha provocado una legión de accionistas convertidos en acreedores –aproximadamente 300.000 familias- que antes de la intervención no existían.
Si el Levante UD ha salido de la insolvencia gracias al concurso de acreedores, paradójicamente el Banco Popular ha dejado de ser solvente por obra y gracia de la intervención FROB que terminó liquidando la entidad, provocando una insolvencia sobrevenida que antes no tenía la sociedad.