La paciencia de los castellano-manchegos con respecto al agua del Tajo se acabó hace tiempo. La del presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, un poco menos, pero ya ha se ha colmado y más después de ver cómo desde el gobierno de M. Rajoy, la ministra García Tejerina esquilmó los pantanos de la región para dar agua al Levante español. El presidente del Gobierno regional se ha declarado “anti-trasvasista” pero ha defendido que, “si en España se quiere ser trasvasista y se vota eso”, se deben tener en cuenta “todos los ríos”, al tiempo que ha lamentado que, por el contrario, “sólo se habla de un río”, de “la España seca” en la que “también necesitamos agua”.
Al inaugurar un conjunto de Depuradoras ya advirtió que el gobierno del PP “está esperando a que llegue la Semana Santa” para realizar una nueva derivación de agua desde la cabecera del Tajo hacia Levante, como viene ocurriendo en años pasados por estas mismas fechas. De esta manera, lamentó, se llevarán “las primeras cuatro gotas que estén por encima de los 400 hectómetros”, al tiempo que se ha preguntado qué pasará cuando llegue el verano y, con ello, las restricciones de agua en la región. “Estamos en la obligación de hacer que se mantengan las reservas y las previsiones de cara al futuro también en Castilla-La Mancha”, ha asegurado García Page, antes de criticar el excesivo “nivel de dependencia del cielo” que existe en Murcia y Levante, cuando lo lógico sería usar al máximo rendimiento las desalinizadoras “y no al 30 por ciento”, como ocurre en algunos casos.
Esta situación ha provocado que, a causa de los 23 trasvases aprobados entre junio de 2015 y mayo de 2017, la sequía de los últimos años y tras cuatro décadas continuas de derivaciones en las que se han llegado a trasvasar más de 12,7 billones de litros de agua para el consumo humano, los regadíos y la industria turística de las regiones del Levante, el Tajo se encuentre en las condiciones en las que se encuentra, hasta con problemas de cierta salubridad por las algas. “Esto es lo que no queremos: un Tajo muerto desde su cabecera”, ha subrayado el presidente de Castilla-La Mancha
Y el caso de las desalinizadoras es el tema que ha querido remarcar el presidente castellano manchego. Así, ha recordado cómo, en los últimos meses y tras el cierre de esta infraestructura, tanto la población como los cultivos de regadío de las regiones del Levante han estado abasteciéndose de agua desalinizada. Sin embargo, ha lamentado que, a pesar de su contrastada utilidad, aún haya desalinizadoras que no han alcanzado su máxima productividad. En este sentido, se ha referido a las infraestructuras de Torrevieja (Alicante) y Carboneras (Almería), desalinizadoras que, al cien por cien de su capacidad, harían innecesario seguir perjudicando a los intereses de los municipios ribereños de Guadalajara, al río Tajo y al conjunto de Castilla-La Mancha en general.
García-Page ha calificado de “absolutamente intolerable” que el agua que se trasvasa desde los embalses de la cabecera del Tajo “valga menos” en Lorca (Murcia), localidad receptora, que en Sacedón, donde se encuentra el embalse de Entrepeñas. Finalmente, ha pedido que en Levante se tenga en cuenta la “sobreexplotación permanente” que siempre ha tenido el río Tajo y ha considerado que, un acuerdo importante en España, sería aquél en que todos los partidos se comprometan a aplicar la legislación europea. De cualquier manera, se ha considerado esperanzado porque esta “batalla” a medio y largo plazo “está ganada”, ya que la sostenibilidad del planeta y las directrices europeas “van por este camino” y es evidente que el trasvase Tajo-Segura “no tira”.
Por último, no ha querido García Page deslindarse de un acuerdo, donde la posición del pueblo castellano manchego sería clara. Si hay un planteamiento de acuerdo sobre agua, ha venido a decir, antes de que se cierre una posición en Madrid, “debe haber una consideración con las Comunidades Autónomas”, porque llegar a un acuerdo sobre agua “que sea humo” es fácil, pero la pretensión de Castilla-La Mancha no son los “acuerdos literarios”, sino que el problema del agua en España “se aborde de fondo”.