Si hay un político que ni se inmute respecto al principio de contradicción o frente a las incoherencias entre discurso y realidad en España ese no es otro que Alberto Garzón. El ministro de Consumo ha vivido su semana grande, lo único realmente sobre lo que podía legislar lo ha liquidado al poco de llegar al sofá ministerial. Una regulación sobre las casas de apuestas, auténtica lacra social, que no ha dejado a nadie contento. Bueno a los dueños de las casas de apuestas sí. Una regulación que ha vendido como mejor que la prohibición de publicidad, algo que con el tabaco no hubo tanto problema y es también un lobby poderoso, porque excluye los horarios infantiles, pone pegas “y muchas más cosas” ha dicho. Ni las asociaciones de consumidores, ni las gentes que luchan a pie de obra en los barrios, ni las asociaciones de ayuda a la ludopatía han quedado contentas pero eso no es algo que preocupe a Garzón, él levita sobre las críticas pues está tocado por el aliento de los dioses de la Historia… o eso piensa.
Realmente Garzón ha sido elegido como el muñeco de “pim, pam, pum” de la coalición de izquierdas. El elemento sobre el que hacer chistes y al que todo el mundo puede pegar (periodísticamente hablando) para que sirva de elemento de distracción. Un ministro sin funciones realmente pero que sirve para un roto o un descosido al resto de ministros. El ministro que puede hablar todo lo que quiera sabiendo que nadie le hará caso, pero le tienen ahí para aparentar y que la prensa tenga a quien atizar sin piedad y sin que importe al propio Gobierno o al interfecto. Él ya ha conseguido lo que pretendía desde hace tiempo y le han dejado llevarse al ministerio a sus colegas, a los que dentro de Izquierda Unida muchas voces califican de “liquidadores”. Unos necesitan cuanta más pluralidad mejor, con el añadido de contar con un aliado para posibles broncas dentro del Consejo de Ministros; otros un elemento para intentar desestabilizar a los otros, o meter una cuña. Teniendo fama de entregarse al mejor postor, más allá de los principios que dice defender, es un elemento valioso para disputas a puerta cerrada.
No es sobre este tema el que provoca la intención del artículo y el título que lleva aparejado. Garzón es un guasón por lo que ha dicho en la Asamblea Político y Social de IU, lo otro ya se esperaba de su persona. En la APyS el coordinador general (¿o general coordinador?) ha hecho recuento de lo realizado desde 2016 cuando accedió al cargo. Según su interpretación en estos tiempos IU se ha reforzado más que cuando él recibió el testigo. Una organización que ha conseguido un ministerio (“Eso es también expresión de la fortaleza de esta organización y de su consolidación como movimiento político y social”), algo que no se había conseguido en democracia (más allá de los nombramientos en tiempos de guerra), y que permite ver el futuro con optimismo. “No había garantías de que hoy podríamos estar haciendo este balance de gestión” cuando llegó a la coordinación y todo gracias al “trabajo abnegado e incansable de la militancia en cada asamblea y en cada pueblo”. Y aquí comienzan las contradicciones. Será en cada asamblea de las que quedan porque hay que recordar que se han laminado direcciones, células y asambleas de discrepantes y en algunos lugares, como Castilla-La Mancha la unidad de acción que tanto promulga ni se logró. Esto para Garzón es accesorio.
Se añade una nueva contradicción cuando, tras decir que se ha reforzado la organización IU, se necesita la unión más allá de lo electoral con Podemos para, ¿lo adivinan?, reforzar a la organización. Hay que apostar por la estrategia de unidad popular para fortalecer IU ya que “eso significa fortalecer también el espacio de unidad, y se hace consiguiendo ser un instrumento útil para que más gente se afilie”. Casi una tautología. IU es fuerte porque está en el espacio de unidad que a su vez ha fortalecido a IU. ¿De verdad que no hay nadie en IU para decirle que se cuide de estos pensamientos? ¿Tanto tiempo repensando la izquierda para decir esto? ¿Sabe que IU es un recuerdo de un tiempo pasado salvo en Zamora donde queda un grupo reducido de verdaderos comunistas? ¿No se dan cuenta que están empobreciendo las siglas del PCE que tanto han significado para las personas demócratas de España? Estas preguntas quedarán en el aire porque ya ha afirmado que no hay vuelta atrás, que la liquidación de IU es inminente: “La estrategia de unidad se ha validado en el tiempo y es irreversible […] no digo que sea perfecta, pero es el único camino posible”. Claro que siendo Garzón mañana mismo puede dejar de ser el único camino posible. Todos los intelectuales comunistas, los de verdad, hablan de filosofía del encuentro pero no ha debido entender el concepto el coordinador general. Porque no es unirse por unirse sino que el propio acontecimiento revolucionario es el que marca en parte el sujeto revolucionario. No es un encontrarse por encontrarse que es lo que postula el ministro. Abandonado el materialismo e inserto en el idealismo de la estrategia por la estrategia Garzón con toda la guasa del mundo ha confirmado la liquidación de IU. Guárdese un minuto de silencio.
Post Sciptum. Por si fuera poco han expulsado al Partido Feminista de IU porque es feminista y defiende el feminismo, no el magma postmoderno que gusta a Garzón y adláteres. Por enfrentarse a lo queer acaban expulsando a un partido feminista (abolicionista, contrario a los vientres de alquiler…), de clase y confrontador del capitalismo…