Por si no lo saben, Alberto Garzón se presenta en estas fechas para revalidar su posición de coordinador general de Izquierda Unida. Cierto que nadie en su sano juicio piensa que, a día de hoy, IU represente algo más que una subalternidad de Podemos, pero con el arrebato electoral de Pablo Iglesias en Madrid, las cosas cambian algo. La candidatura del actual inquilino de la coordinación general de IU era apoyada por sus propios críticos y enemigos para sostener las siglas y hacer el mejunje de Unidas Podemos más digerible. De hecho, en las últimas semanas habían laminado a las pocas feministas que quedan en la “coalición” por su oposición a la ley Loretta/Montero, con la cabeza puesta en otra cosa en otra vida política con Iglesias al frente y Enrique Santiago de escudero. Hoy esa estrategia igual no sirve y eso le permite a Garzón salvar su propia cabeza.
El político logroñés/malagueño debía ser consciente de que mandar iba a mandar poco o nada en los nuevos tiempos de IU, pero siendo coordinador algún mueble salvaba para él mismo. De hecho, esos bulos sobre su salida hacia la candidatura de la Comunidad de Madrid de Unidas Podemos eran del todo increíbles pues las afiladas uñas de Garzón están clavadas al sillón ministerial. Ahora las cosas han cambiado, no por agarrarse a los dos cargos, sino por la salida de Iglesias y la orfandad que dejará en su grupo de aliados y consejeros. Yolanda Díaz, quien sustituirá a Iglesias en la vicepresidencia segunda y ha sido señalada como posible candidata en unas futuras elecciones generales en Unidas Podemos, tiene otras intenciones y sabe perfectamente, pues ha sido desbrozadora dentro de IU/PCE, que tener cerca a Santiago u otros sería como ir con Bruto a todos lados. Como, además, la actual ministra de Trabajo no pertenece a IU, a Garzón se le hace la luz.
La jugada de situar al ministro de Consumo como coordinador para darle la patada en el momento que conviniese a las gentes del PCE tenía sentido con Iglesias al mando delas operaciones. Hoy quien toma algo de fortaleza en IU es Garzón porque quienes podrían haberle derribado llegan tarde a presentar candidatura propia. Están en la candidatura de Garzón, pero también están los garzonistas. Y entre esos dos grupos no se pueden ni ver. ¿Quiere esto decir que no habría traiciones? No. Han estado en otras traiciones y conspiraciones y todo podría ser, pero mientras Garzón esté dando la cara IU, paradójicamente, tiene sentido como coalición política. La salida de Iglesias hacia la Comunidad de Madrid le concede una partida extra a Garzón y le quita cuchillos amenazantes. IU tenía sentido fuera de Unidas Podemos como fuerza materialista, como fuerza de la clase trabajadora y como cuerpo de acción en el día a día contra los intereses del capitalismo (en sus distintas versiones). Dentro de Unidas Podemos en versión Iglesias, servía para tener una estructura material en toda España (las sedes de IU y PCE) y para presentarse como fuerza plural. Lo primero con Garzón, echado en brazos de cualquier magufada o postmodernidad, es complicado, lo segundo sin Iglesias pierde sentido. Se le plantea a Garzón, por tanto, un dilema: virar hacia lo que IU/PCE fue o seguir la senda de la autodestrucción dentro de Unidas Podemos sin Iglesias. Un dilema que sólo resolverá en tanto en cuanto tenga claro dónde saca más partido personal. Aunque igual piensa y vuelve a reorganizar IU a nivel estatal…