El gobierno palestino ha criticado las intenciones de Israel de imponer impuestos municipales sobre las iglesias como una nueva agresión contra Jerusalén, contra el pueblo palestino y sus lugares sagrados.
Las autoridades israelíes han impuesto recientemente un impuesto a la propiedad (Anona) sobre las iglesias, que se estima en varios millones de shekels.
Con respecto a la ley de apropiación de tierras propuesta por Israel, el gobierno advirtió sobre las graves consecuencias de dicha ley, y subrayó que, de aprobarse, conduciría a la incautación de tierras pertenecientes a iglesias.
Yousef Al-Mahmoud, portavoz del gobierno, pidió una pronta intervención internacional para detener estas medidas israelíes que son un ataque descarado a todos los acuerdos y convenciones y normas internacionales que garantizan la libertad de culto y respetan la santidad de los sitios religiosos bajo cualquier circunstancia.
Los líderes cristianos de Jerusalén decidieron el domingo cerrar la iglesia del Santo Sepulcro en la antigua ciudad de Jerusalén en protesta por la política tributaria de Israel y una propuesta de ley de apropiación de tierras.
El Comité Presidencial para Asuntos de la Iglesia en Palestina confirmó su pleno apoyo a la postura de los Patriarcas y jefes de iglesias en Jerusalén para cerrar la Iglesia del Santo Sepulcro en la antigua ciudad de Jerusalén en protesta por la política tributaria de Israel y una propuesta de ley de apropiación de tierras.
Protesta del Santo Sepulcro
El patriarca Teófilo III de Jerusalén, en nombre de todos los líderes y patriarcas de las iglesias de Jerusalén, anunció que la Iglesia del Santo Sepulcro permanecerá cerrada hasta nuevo aviso, diciendo que el cierre fue en protesta por las políticas de Israel contra las iglesias.
Los patriarcas y jefes de iglesias en Jerusalén dijeron en una declaración conjunta que imponer impuestos a las iglesias es una violación de todos los acuerdos y compromisos internacionales que garantizan los derechos de las iglesias en Palestina.
La declaración enfatizó que tal medida es un intento de debilitar la presencia cristiana en la ciudad de Jerusalén, advirtiendo contra el proyecto de ley del comité ministerial israelí, que de aprobarse, podría usarse para confiscar tierras pertenecientes a iglesias.