El Gobierno regional acaba de concluir la redacción del Plan de Gestión Integral de los Espacios Protegidos Mar Menor y Franja Litoral Mediterránea de la Región de Murcia, que presentó ayer al Consejo de Gobierno el consejero de Turismo, Cultura y Medio Ambiente, Javier Celdrán.
Según el Gobierno “se trata de un documento que recoge las necesidades de este espacio protegido para su conservación y preservación. Qué se puede hacer y qué no en una superficie de 31.119 hectáreas, de las cuales la mayoría son marinas (91,4 por ciento)”.
Javier Celdrán indicó que “de una forma básica y sencilla podríamos definirlo como las reglas que rigen en todas las áreas protegidas del Mar Menor y el litoral y cómo lo podemos disfrutar las personas para poder legarlo en las mejores condiciones a nuestros hijos y nietos”.
El consejero afirma que el objetivo del Gobierno regional es “recuperar de forma consensuada los valores de este espacio protegido y lograr un desarrollo socioeconómico compatible con la preservación de las 61 especies clave a nivel europeo de aves, otra fauna, flora y especies lagunares y marinas que desarrollan su vida en 28 hábitats de interés comunitario”.
Celdrán ha recordado “la rica biodiversidad” que hay en la Región como seis Zonas Especiales de Conservación (ZEC); seis Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA); cinco Espacios naturales protegidos; y dos Áreas Protegidas por Instrumentos Internacionales.
Además, ha anunciado que gracias a los ajustes que han realizado han incrementado 337,38 hectáreas de terreno protegido. “Entre la superficie ampliada, se encuentran los terrenos al norte de la rambla del Albujón, en los que también se ha cartografiado, entre otros hábitats de interés comunitario, el denominado Estepas salinas mediterráneas (Limonietalia)”.
Un Plan global
El Plan marca directrices y regulaciones generales y relativas a los siguientes ámbito de actuación: conservación y gestión ambiental; patrimonio cultural; actividades agrícolas y ganaderas; pesca profesional; cultivos marinos; actividad cinegética; uso público y actividades turísticas; infraestructuras portuarias, transporte y navegación marítima; infraestructuras viarias y red de caminos; industria, energía y minas; actividades militares; régimen urbanístico, la urbanización y la edificación; y a la investigación.
A lo largo de las 1.013 páginas del Plan “se regula y reordena los recursos y actividades que se desarrollan en estos espacios costeros protegidos incluidos en la Red Natura 2000”. De hecho, se han incorporado el 83 por ciento de las alegaciones que se han realizado, bien totalmente o de forma parcial.
Se recibieron 24.503 alegaciones, de las que se consideraron diferentes 5.511 y que proceden de 2.352 alegantes de todos los sectores; desde organizaciones o administraciones, a particulares y con todo tipo de sensibilidades.
Necesario para acceder al dinero
El Plan se hace necesario hacerlo para poder acceder a los más de veinte millones de euros previstos para las acciones de conservación con una planificación de inversión en seis años de 21.915.700 euros, es decir, 3.652.616 euros al año.
En total, se establece una planificación de 63 acciones, 32 comunes y 31 específicas sobre algunas de las 61 especies consideradas clave y que están en riesgo a nivel mundial.
Celdrán ha manifestado que el Plan, y sus ayudas asociadas, permitirá “consolidar la Red Natura 2000; potenciar el seguimiento y la investigación como instrumento de apoyo a la gestión; establecer medidas para mejorar el estado de conservación de los hábitats y las especies; garantizar la integración de los requerimientos de conservación del patrimonio natural en el desarrollo económico, social y cultural; potenciar la coordinación y cooperación administrativa y la participación en la gestión; o potenciar la educación ambiental”.
Las acciones son diversas, pero entre ellas están el seguimiento y control de las especies exóticas de flora; el estudio de impactos asociados al cambio climático; la restauración de los hábitats marinos de la laguna del Mar Menor (tres millones de euros); o la elaboración y actualización de manuales de buenas prácticas ambientales para las empresas turísticas.
Y para las Salinas de San Pedro…
Por último, el Plan de Gestión Integral también recoge el que será el primer Plan Rector de Uso y Gestión de un espacio protegido, como es el Parque Regional Salinas y Arenales de San Pedro de Pinatar obviando el lamentable estado en el que se encuentra las Salinas de Marchamalo, en el extremo sur de La Manga.
Se trata de un documento básico para gestionar un espacio protegido que regula la ordenación de sus recursos, estableciendo la planificación concreta y con una zonificación interna indicando las limitaciones para cada zona.
El Plan Rector establece tres programas de actuación: uno de investigación y seguimiento; otro de conservación y restauración de los valores naturales y paisajísticos; y otro de educación ambiental, uso público y participación con una inversión concreta para su desarrollo de casi tres millones de euros en seis años.