Durante ese fin de semana del 12 y el 13 de noviembre Antonio del Valle viajó a México, pero dejando claro, junto a Reyes Calderón, que pretendían el nombramiento exprés de Emilio Saracho. ¿Habría incidido en ello el propio Luis de Guindos? Para lograr la salida inminente de Ángel Ron provocaron que el mercado atacara sin piedad al Popular para generar una presión insoportable sobre los consejeros con el fin de que el nombramiento de Saracho se diera como un hecho consumado. Para que esa estrategia tuviera éxito era necesaria la colaboración de los medios de comunicación, iniciándose una cruenta campaña contra Ron y el Popular en los medios que después han servido al Santander.
Por su parte, Luis de Guindos, aunque no le gustaban las formas de Reyes Calderón, pidió que fuese Ron quien resolviese el asunto lo más rápidamente posible porque estaba en riesgo la estabilidad del banco, una petición que parecía lógica pero que hizo mucho daño al Popular puesto que la presión de los mexicanos era cada vez mayor.
Según comentó Ángel Ron, ante esta situación, Calderón y Del Valle pasaron directamente al ámbito de las amenazas. «O se va Ron, o hundimos al banco en los mercados», llegó a decir Antonio del Valle.
Por su parte, el Banco de España se oponía frontalmente a lo que estaba ocurriendo con Del Valle y Calderón y reconocía que en el supervisor estaban preocupados por los movimientos bajistas propiciados por el mexicano y la navarra. Sin embargo, no iniciaron ningún tipo de investigación porque, de reconocerse esos movimientos, habría que actuar dado que se estaba cometiendo un delito de manipulación del mercado. No obstante, el Banco de España parecía jugar con dos barajas porque, mientras afirmaba que era inconveniente un cambio en la Presidencia del Popular, por otro, tenía paralizados en la Secretaría General del Tesoro los proyectos Sunrise y Tauro. Según el supervisor, el Popular estaba realizando un magnífico trabajo en la aplicación del Plan de Negocio porque iba a garantizar la estabilidad de la entidad. En concreto, el Banco de España, afirmó que, en primer lugar, la ejecución del Plan estaba siendo impecable por la captación de 2.500 millones de capital, la superación de los test de estrés del BCE, la segregación del negocio inmobiliario, la modificación de la cúpula directiva, la reestructuración de plantilla, la reducción de sucursales, todo ello con paz social. En segundo lugar, el BdE valoraba de manera muy positiva el Proyecto Sunrise con la segregación de activos inmobiliarios por valor de 6.000 millones. El Banco de España, además, reconoció que El Confidencial había dado una noticia falsa sobre la oposición del supervisor a Sunrise, algo que costó 600 millones de euros de capitalización. En tercer lugar, informaron de que iban a emitir un informe muy positivo de Sunrise porque gustaba mucho al BCE ya que el propio Luis de Guindos había urgido a la institución a realizarlo, además de mostrar la voluntad de acelerar los trámites en el Ministerio de Economía ya que, siendo el informe del BdE tan positivo, De Guindos manifestó que su ministerio no ejercería su facultad de oponerse al proyecto.
Sin embargo, el día 15 de noviembre entró en liza Emilio Saracho quien se presentó a ver a Ángel Ron en su despacho. A partir de ese instante la actitud de Economía y de todos los organismos dependientes cambió.
Sin embargo, en el Popular continuaban pensando que Sunrise y el Plan de Negocio sería apoyado por Luis de Guindos. De ahí el correo enviado por José Heraclio Peña Pérez en el que confirmaba que su interlocutor en el Ministerio de Economía le transmitía la intención de no intervenir en el proceso, lo que provocó una gran alegría en el Popular porque le permitía aplicar una operación única en España, sin impacto en los resultados del banco, con grandes beneficios para los accionistas, que iba a ser financiada por JP Morgan porque había ofrecido las mejores condiciones en su ejecución. Esto suponía un varapalo para Antonio del Valle, Reyes Calderón, Emilio Saracho y, sobre todo, para el Banco de Santander.
Por esta razón, la presión en los mercados se incrementó a través de las posiciones a corto instrumentadas desde Marshal Wace (JP Morgan) y las noticias negativas publicadas con los medios de comunicación cómplices de Del Valle y el Santander. El Plan de Negocio no podía salir adelante y, a pesar del criterio del Banco de España, había que frenarlo.
El Banco de España insistió por activa y por pasiva en que no era conveniente un cambio en la Presidencia del Popular hasta que no se hubiese aplicado el Plan de Negocio. Sin embargo, esto iba en contra de los intereses de Antonio del Valle, Reyes Calderón, Emilio Saracho y el Banco de Santander. También presionó para que Sunrise se iniciase cuanto antes. Sin embargo, el mexicano y la navarra no podían permitir que tal cosa ocurriera, así que, en diferentes reuniones con directivos del supervisor, transmitieron una idea que era falsa: había unanimidad en el Consejo para cesar a Ángel Ron. Ante estas presiones y amenazas, Ron cedió porque pensaba que su renuncia era un coste asumible si con ello se lograba estabilizar a la entidad en el mercado y se aplicaba el Plan de Negocio aprobado por el Consejo y que tenía las «bendiciones» tanto de Luis de Guindos como del Banco de España y del BCE.
Sin embargo, a partir de ese momento el criterio del Ministerio de Economía cambió. Tal y como publicó Diario16, se comunicó a José Heraclio Peña que Luis de Guindos había cambiado de opinión respecto a Sunrise y que se retenía el expediente de autorización, algo que fue confirmado por escrito el día 2 de diciembre.
¿Por qué De Guindos cambió de opinión cuando no hacía ni un mes comunicó que Sunrise era un gran proyecto que daría estabilidad al Popular? La respuesta es simple: daba inicio a la operación de rescate al Santander. Ya habían colocado al hombre clave en el puesto clave porque un banquero de inversión como es Emilio Saracho no era la figura adecuada para lograr la estabilidad de un banco que se estaba recuperando pero que ya había superado los test de estrés incluso antes de la ampliación de capital. La operación, hasta el mes de febrero, se dejaría en manos de Antonio del Valle y de Reyes Calderón que pensarían durante estos meses que Saracho estaba trabajando para ellos para lograr una operación corporativa que permitiera al mexicano y a sus socios del Club Financiero de Monterrey hacerse con el control de la entidad.
Sin embargo, el papel del Ministerio de Economía fue fundamental para la caída del Popular y el rescate del Santander. La pasividad de la Comisión Nacional del Mercado de Valores y del propio Banco de España para frenar las posiciones bajistas que llegaron a ocupar el 24% del capital bursátil del Popular no podía ser casual porque, tal y como confirmó el propio De Guindos, «disponían de toda la información» sobre los ataques bajistas, pero no suspendieron la cotización del Popular. El FROB inició todos los procesos de intervención justo el día en que Uría y Menéndez transmitió sus instrucciones a Joaquín Hervada para el «Dia R». Los propios movimientos del ministro, presuntamente intermediando ante otras entidades para que compraran el Popular, no eran más que una cortina de humo porque el objetivo era uno: salvar al Santander aunque para ello fuese necesario arruinar a más de 305.000 familias.
Sin embargo, el propio De Guindos no cumplió con Saracho puesto que le negó la ayuda en liquidez para llevar la operación a efecto ya que, según el propio Saracho, el ya ex ministro de Economía dijo que no se iba a jugar su crédito político solicitando autorización al Parlamento para dar liquidez al Popular. Este es el verdadero perfil de la persona a la que hemos enviado al BCE.