El titular puede que sea un poco click-bait porque peleas en sí no ha habido. Salvo en Ourense donde sí están peleados pero por cuestiones que tienen que ver con cosas provinciales como el caciquismo o tener dos años agrupaciones en gestora. Cosas orensanas que nada tienen que ver con el transcurrir del proceso congresual del PSOE. Que no haya hostias no empece para explicar que se va camino de un 40° Congreso donde no hay mucho ánimo de acudir. Primero porque al ser en Valencia algunos desplazamientos son más largos; segundo porque se sabe de antemano que ni se va a discutir sobre posicionamiento ideológico, ni se va a dilucidar nada que no sea lo que el amo y señor tenga decidido.
Ya el sistema impuesto por el reglamento, ese neobonapartismo que ya fue denunciado en su momento y al que se respondió con insultos en redes, impide la participación de las bases del partido. Después de haberse movilizado con plataformas y valor, ahora las bases del partido son arrinconadas. En realidad son cosificadas, se las nombra como un objeto o mercancía política pero se les niega participación directa alguna. Cuando antes no hacían falta avales para presentar una lista congresual, ahora sí. Y no sólo se las cosifica sino que se las aliena diciéndoles que sólo hay un camino verdadero al que deben rendir culto. Como lo que pasa en el PP normalmente pero en socialista. Quien se mueve no sale en la foto. Cosificadas y alienadas ¿qué ganas pueden tener de participar en un congreso que se prevé a la búlgara?
Todos los mandamases provinciales han sacado adelante “SU” lista, listas que se desconocían hasta el momento, y en algún que otro caso han tenido problemas para encontrar personas que quisiesen ir a Valencia. En Madrid, lugar donde siempre suele haber alguna polémica, van todos (amigos y enemigos). Bueno, van los de siempre, los de toda la vida, los que no saben ganar elecciones, pero en esta ocasión no ha habido ningún tipo de protesta por ello. Las familias han tenido acomodo (igual menos Izquierda Socialista, pero tampoco está para tirar cohetes) y van a pasearse por Valencia y a intentar que el señor del PSOE les permita hacerse una foto y venderla en la disputa interna. En otros lugares ha habido que movilizar a alcaldes y secretarias generales porque no estaban muy por la labor de perder un fin de semana en el levante español.
Siempre hay gente, mujeres y hombres, a la que le viene bien pasarse un fin de semana “living la vida loca” en Valencia y que han encontrado encaje en las listas. También los pelotas de turno (sea de un cacique provincial, sea del sumo hacedor). Otras personas no han querido gastarse unos 300 euros en un fin de semana y otras es que no pueden gastárselo. Va a ser un Congreso de mucho pasillo… perdón, más que de pasillo de pasarela, de dejarse ver por gentes que igual buscan ese huequecillo en las listas autonómicas o locales. Lobistas de todo tipo buscando que les hagan caso. Pero lo que no habrá es debate político. Casi no se han presentado enmiendas (tanto como para que en algunas agrupaciones ni se ven a celebrar asambleas para debatirlas) y las que se conocen van en la línea de apostillar el documento base pero sin entrar en el fondo.
La desmotivación congresual es patente. El PSOE hoy es un partido durmiente, alienado y con mucho militante pensando si toma las de Villadiego. En Madrid la movilización con Ayala o Lobato es casi burocrática. En otros lares está todo decidido y el pasotismo también es patente. En el 40° Congreso se montará algún escándalo, de esos de despistar, como la petición de la República, los vientres de alquiler o alguna cosa por el estilo que sirva para enmascarar que el PSOE carece de completa autonomía política. Se va a aprobar el programa de Gobierno y se va a dejar hacer la ejecutiva que quiera a Pedro Sánchez. Y ya. Todo ello cuando el 80% de las personas que acudan al Congreso ni habrán leído la ponencia, ni tienen mayor interés en ello (y eso que tiempo han tenido). Por primera vez en la historia del PSOE se acude a un Congreso con todo visto para sentencia y sin que nadie proteste por ello. Illic nullum amplius.