Una vez que Cataluña se encuentra destrozada por la irracionalidad de las derechas (nacionalistas ambas), ahora parece que las derechas españolistas quieren poner en jaque Euskal Herria. No sólo Euskadi, sino todo lo que los nacionalistas vascos consideran su tierra. En Francia no se adentran, de momento, porque saben que la policía francesa les pondría los “morros finos”. Tras intentar acabar con la diferencia catalana, ahora van a por la vasca. Todo ello para imponer, manu militari si fuese necesario, su visión de España. La búsqueda de una homogeneidad donde haga falta, como quisieron sus antepasados mediante el espadón no hace tantos años. No les gustan las personas que se piensan y piensan diferente. Curiosamente un ataque a aquellas zonas que apoyaron la llegada de un “rojo” a la presidencia del Gobierno.
En esta ocasión la reunión de machos cabríos en el prado se producirá en Alsasua. Quieren las derechas españolas levantar el desaparecido problema vasco, el problema terrorista, el problema que sea con tal de domeñar y acabar con Euskal Herria. Se elige la localidad navarra, donde tienen claro que son navarros y euskaldunes, porque allí se quiso ver un acto terrorista (ya que ETA no existe) en una bronca en un bar en el que varios guardias civiles se llevaron una “mano de hostias”, como se dijo en su momento. El PP movió en su momento a sus jueces insertos en todo el poder judicial para que los acusasen de terrorismo y que se pudriesen en la prisión, como quieren con los políticos catalanes por cierto, y así enseñar a los vascos y las vascas quién tiene el poder. Quieren generar un problema, generar violencia para acudir a resolverla. Una táctica vieja de las camisas pardas.
En especial Ciudadanos y su jefe de filas, Albert Rivera, necesitan algún muerto, algún ensangrentado que poder blandir ante la opinión pública. Tener una especie de medalla de sangre política. En Vox no necesitan esas medallas, Santiago Abascal ya lleva pistola y alguno que otro de sus esbirros seguro que también, son la extrema derecha y están contentos con ello. Igual lo que les apetece es montar una buena bronca con chulería fascista e intentar cargarse a algún vasco o vasca. Y el PP se ha sumado para no quedar descolocado y parecer menos “macho” que los otros partidos. Porque, si se permite, hay un tanto de macho alfa, de querer ser el jefe de la manada en esta convocatoria.
Y por eso acuden a Alsasua a ¡defender la Constitución! Una forma como otra cualquiera de abrir una grieta en el sistema, sin darse cuenta que se lo pueden llevar por delante. Porque son precisamente las derechas quienes están acabando con el sistema político de la Transición. Aquellos y aquellas que lo ponían (y ponen) en cuestión observan estupefactos cómo son Rivera, Casado o Abascal quienes están haciendo todo el trabajo. Van a lograr acabar hasta con la monarquía a este ritmo. Y eso que todos son cortesanos y monárquicos de puertas para afuera al menos. Les da igual en su pelea por ver quién es más de derechas, quién logra el apoyo de los medios de comunicación, quién logra los favores monetarios del Ibex-35, quién impone las restricciones más antidemocráticas. Porque al final del camino lo que desean es restringir las libertades de forma que parezca democrática. Como hicieron en Cataluña y ahora quieren hacer en Euskal Herria.
Los medios de la caverna, por su parte, han ido calentando el ambiente con titulares como “El boicot al constitucionalismo en Alsasua: en la calle y las instituciones”. Por su parte miles de alsasuarras han dejado claro ayer sábado que quieren que les dejen en paz. Porque querían demostrar el hartazgo de un pueblo que es “diverso, solidario y resistente” y que se defenderá contra esa intención de las derechas españolas de convertirlo “en el símbolo de la negación de los derechos y libertades”. No van a responder a la violencia de Rivera, Casado y Abascal, quienes ya se han quitado la careta de lo que son y que “sólo buscan generar enfrentamiento para sacar réditos políticos, electorales y personales”, como se viene contando en estas mismas páginas. Algún miembro del PP, conocedor del País Vasco, y con más cabeza que su jefe Pablo Casado, ha afirmado que no se puede apoyar esa concentración, porque “no hay que encender los ánimos”. Borja Semper también ha recordado que “si algo tiene que hacer la política es serenar los ánimos”. Justo lo que no quiere Ciudadanos que hasta paseará a una víctima de ETA aragonesa en una clara muestra de que buscan resucitar el mundo etarra.
Y Euskal Herria responderá. Según nos han confirmado, y circula por las redes, va a haber una movilización importante, pacifista, que no piensa mezclarse con la concentración del fascio, pero que puede llegar a superar en miles de personas. Les van a recordar que no son queridos en su tierra, que les dejen vivir en paz y que hagan política y no busquen la violencia. Es bueno recordar que Ciudadanos no tiene representación alguna, Vox tampoco y el PP camina hacia su declive en ambas comunidades autónomas.
No quieren pelea las gentes de Alsasua, pero tampoco piensan dejarles el pueblo para que campen a sus anchas. No quieren darles esa victoria del vacío, de la caída de los brazos ante el avance de la ultraderecha. Pase lo que pase, que no pasará nada, piensan ganarles por cantidad en defensa de la democracia y su forma de sentirse y actuar política. Y si pasa algo la culpa tendrá tres nombres: Albert Rivera, Pablo Casado y Santiago Abascal. Que la Fiscalía del Estado y los jueces del Tribunal Supremo no tengan dudas de a quién ajusticiar en esta ocasión.