En un movimiento sin precedentes y extraño, el Ejército israelí está demandando a una familia palestina por los daños causados a un vehículo militar que chocó contra una pared mientras perseguía a su hijo a gran velocidad y que terminó con la muerte del palestino empotrado contra el muro.
Abdullah Ghneimat, de 22 años, un joven palestino de la aldea de Kufr Malik, al este de Ramallah, fue perseguido por un Jeep militar en la madrugada del 14 de junio de 2015 cuando regresaba a casa del trabajo. Se sorprendió al ver a los soldados en su aldea y, por lo tanto, se escapó, lo que provocó que los soldados lo persiguieran.
Ghneimat se escondió detrás de una pared, pero el Jeep chocó contra la pared, volcó y cayó sobre él, matándolo. Además, los soldados también abrieron fuego contra una excavadora que los residentes del pueblo habían llevado para levantar el vehículo del ejército para liberar el cuerpo de Ghneimat y se negaron a sacar el Jeep durante tres horas.
La familia quería demandar al Ejército por matar a su hijo de esa manera salvaje y cruel. La abogada Naela Attiyeh presentó una demanda contra el Ejército en un tribunal militar con la esperanza de que se hiciera algo de justicia.
Sin embargo, tanto la abogada como la familia se sorprendieron cuando hace tres días recibieron un correo electrónico informándoles que el Ejército había demandado a la familia de Abu Ghneimat por 28.000 dólares para pagar los daños causados al vehículo del ejército que mató a su hijo.
«Esta es la primera vez que el ejército demanda a una familia de un palestino que sus fuerzas han matado exigiendo una compensación financiera. Lo asesinan y luego piden compensaciones», denunció Naela Attiyeh.
Iyad, el padre de Ghneimat, afirmó que «si quieren reparaciones, primero deben devolvernos a nuestro hijo. Se trata de un caso de extorsión. Quieren presionarnos para que retiremos la demanda contra ellos, pero insistimos en ello porque no nos importa el precio, aunque sabemos que el Ejército israelí y el Tribunal son dos caras de la misma moneda».
Cuando parece imposible, Israel se supera en sus niveles de crueldad aunque aprendieron bien de lo ocurrido en Europa en los años 30 del siglo XX cuando se obligó a los judíos a pagar los desperfectos que se ocasionaron en la «Noche de los cristales rotos».