El día en que, por ley de vida, Juan Carlos de Borbón fallezca, los medios de comunicación se llenarán de obituarios y de homenajes póstumos a la figura del Jefe del Estado que encabezó la transición de la dictadura franquista a una democracia moderna. Se recordarán momentos de su reinado como el 23F, la entrada de España en la Unión Europea o el rifirrafe con Hugo Chávez en la Cumbre Iberoamericana con el famoso «¿Por qué no te callas?». También se pasará de puntillas por los escándalos que protagonizó, principalmente la cacería en Botsuana o el romance con Corinna zu Sayn-Wittgenstein, sin darles ninguna importancia.
Sin embargo, nadie hablará de cómo el propio Juan Carlos de Borbón fue el artífice de que en España haya una democracia incompleta, un Estado en el que no se respetan los derechos fundamentales de los ciudadanos, en el que no existe igualdad real entre hombres y mujeres, en el que la figura del Jefe del Estado es la de un mero «adorno» sin capacidad alguna de actuación cuando la clase política se muestra incapaz de resolver los problemas reales de la ciudadanía.
En primer lugar, Juan Carlos de Borbón es el heredero de Franco y accedió a la Jefatura del Estado por la Ley de Sucesión de 1947, en la que se indicaba que el dictador determinaría quién sería su sucesor. En España no se permitió al pueblo que decidiera si quería que la voluntad de Franco se mantuviera en el tiempo o no. Esta es una de las razones por las que Juan Carlos de Borbón impidió que nuestro país tuviese una democracia plena, dado que parte de una tara muy grave: el Jefe del Estado no tiene la legitimidad democrática que da la voluntad del pueblo expresada a través del sufragio universal libre y secreto.
En segundo término, cuando la ciudadanía española decidió votar a favor de la Constitución, Juan Carlos de Borbón no juró ni prometió cumplirla y hacerla cumplir, tal y como hacen todos y cada uno de los cargos públicos del país. Su hijo Felipe sí que lo hizo cuando le sucedió tras la abdicación de 2014. Eso sí, el rey emérito sí que juró los Principios Fundamentales del Movimiento en noviembre de 1975. ¿Cómo se puede afirmar que España es una democracia plena cuando el hombre que ocupó la Jefatura del Estado durante casi 40 años no juró cumplir ni hacer cumplir la Carta Magna?
Los defensores del actual modelo de Estado afirman sin ningún tipo de rubor que el pueblo español sí que votó a favor de la monarquía en 1978, puesto que, según ellos, el voto afirmativo a la Constitución era el refrendo a que Juan Carlos de Borbón y su dinastía fuesen los depositarios de la Jefatura del Estado. Este argumento es una burda manipulación de la realidad, puesto que lo que se le puso a los españoles en aquel año fue un «trágala» en toda regla: no habría democracia si no se mantenía a la monarquía en el poder.
El propio ex presidente Adolfo Suárez reconoció en una entrevista televisiva que desde el poder político se había manipulado la realidad para evitar que hubiese un referéndum sobre el modelo de Estado puesto que, según las encuestas internas que manejaba el gobierno, el pueblo español quería una república. ¿Alguien se cree que Juan Carlos de Borbón no estaba al tanto de todo esto? Evidentemente, era conocedor y, por tanto, permitió que se ejecutara lo que hubiera que ejecutar para mantenerse en el poder.