El nuevo candidato del PSOE-A a la Junta de Andalucía será Juan Espadas. Sin necesidad de segunda vuelta, el alcalde sevillano ha vencido a su otrora madrina y protectora y el profesor Luis Ángel Hierro. Los socialistas andaluces han mandado al baúl de los recuerdos al susanismo y se disponen a pelear contra Juan Manuel Moreno Bonilla con una cara distinta, no nueva porque no se baja del cargo desde hace décadas, mientras en Moncloa suspiran de alivio –aunque bien que les ha costado- y se consuma la venganza contra la que fuera todopoderosa presidenta de la Junta.
El sanchismo extiende sus tentáculos a Andalucía y se quita opiniones contrarias a las que se dictan desde Moncloa. Un enorme trabajo en la sombra de Francisco Salazar convenciendo y comprando voluntades en Madrid (instituciones) y Andalucía. Tampoco hay que escatimar los esfuerzos realizados por el ex-alcalde de Jun José Antonio Rodríguez en la zona oriental andaluza. A este trabajo y el de la candidatura espadista hay que sumar a todos los damnificados del susanismo, que son cientos. Como movimiento de control del partido el susanismo ha generado más muertos y heridos que Alfonso Guerra en sus buenos tiempos. Normal, entonces, que haya habido muchas personas que se han sumado alegremente para acabar con la dirigente andaluza.
Hierro ha luchado con dignidad pero está claro que en un territorio tan basto si no hay algún apoyo del aparato no se puede vencer. Y si no se prometen cargos mucho menos, porque está en la naturaleza del PSOE-A la promesa del monipodio, del carguito en esa o aquella diputación o institución aledaña. Susana Díaz no ha sido capaz de prometer lo suficiente, igual consciente de la dificultad de vencer a la derecha andaluza que se le nota en el rostro en cada intervención en el parlamento, igual porque se olía lo peor y se ha lanzado al ayusismo inilustrado a la andaluza. El marrón, pensará la anterior condesa-duquesa de San Telmo, que se lo coma el traidor –por Espadas-. En breve, en cuanto se disuelva el parlamento andaluz, tendrá que dedicar mucho esfuerzo en buscar trabajo por primera vez en su vida, algo complicado a su edad y habiendo perdido el favor de cajasoles, dueños de medios y demás empresarios. Eso sí, capaz es de morir matando.
A Espadas y Moncloa –porque Ferraz en todo esto pinta poco aunque quieran vender que Santos Cerdán ha convencido a unos y otros, como si ya no hubiesen estado convencidos- les viene ahora un pequeño problema. Si se exceptúa que los senadores y diputados “traidores” tendrán garantizado repetir en las siguientes elecciones generales, ahora toca colocar a muchas personas a las que se les ha prometido algo. No sería extraño que, en breve, aparezcan algunos diciendo eso de “Juan ¿qué hay de lo mío?”. Porque para repartir hay que ganar y hay que tener opciones reales de victoria. No es lo mismo, por ejemplo, que coloquen a alguien en el número 6 de Sevilla (o los 4-5 del resto de provincias) cuando es seguro que sí a cuando no es tan seguro. Los “puestos de salida” son muy etéreos en las promesas pero muy reales en las tendencias. Y las diputaciones controladas por el PSOE igual no tienen tanto sitio para numerosas promesas. Porque el que ya estaba “colocado” seguro que ha estado muy callado en el proceso no fuese a ser que… Incluso, como ahora las listas al 40° Congreso se hacen en las alturas, pondrán muchas de las personas a las que han prometido cariño para engatusarlas.
En realidad la caída de Susana ha sido sumamente tardía por la carencia de valor de Sánchez en su momento. Si hubiese apoyado, como le pedían las bases sanchistas a José Antonio Pérez Tapias o, incluso, a algún otro diputado sanchista, no se habría llegado a esta situación de destrozo del socialismo en Andalucía. De hecho tendría a un candidato para pelear contra Bonilla en el parlamento, algo que hoy en día no tiene. Y eso es un lastre en cierto sentido porque Bendodo producciones va a poner todo su esfuerzo en lo parlamentario y no lo exterior. Los muy convencidos, o los que deseaban quitarse el susanismo de encima (que no es lo mismo), dirán que eso de los cargos es especulación, que con Espadas realmente hay un cambio a mejor en Andalucía y con otras formas. Olvidan pronto que Susana y Juan son cuñas del mismo árbol. Eso sí, Sánchez tendrá un fiel y sumiso aliado en la región andaluza.