Se había advertido que el Atlético de Madrid haría dos fichajes para la disputa del Mundial del Clubes y han cumplido: se repesca a Carlos Martín del Alavés y se ficha libre a Clement Lenglet. Por el camino se ha ilusionado al personal, como siempre ocurre, con nombres poderosos. Que si igual Gyokeres, que si igual Baena, que si igual Mitchell, que si igual Maradona revivido. Al final es lo de siempre, como deja bien claro Picu en As: «Antes de entrar dejen salir».
La mayor mentira del gilismo inilustrado porque en esta ocasión eso no es necesario para el Mundial de Clubes, cuando menos. FIFA, UEFA y La Liga permitirán las inscripciones hasta hoy sin tener en cuenta esos límites salariales que computan para los demás campeonatos. Será al final del mercado veraniego cuando haya que cuadrar balances. Además, este año y el que viene aumentan mucho, muchísimo, los ingresos deportivos y comerciales. Lo suficiente para un par de fichajes que refuercen de verdad al equipo. No se dejen engañar porque, para el Mundial, esos viejos trapicheos de cazador de mofetas en Wisconsin no valen, ni cuelan. Luego ya se verá.
Los amanuenses nos cuentan lo de siempre, lo de todos los veranos, pero en esta ocasión además amenazan con dejar peor al equipo durante la propia disputa del campeonato mundial. Si leen bien los artículos, tras ese «antes de entrar hay que dejar salir» no se desestima que si llega una oferta durante el mismo se venda para fichar lo que se pueda o coloque Jorge Mendes, por ejemplo, o Don Mingos que es su cuenta B. Lo clásico en los movimientos de Miguel Ángel Gil. No sólo no ficha sino que deja al equipo mermado.
Son treinta y dos jugadores los que se pueden inscribir —muchos del filial evidentemente—, más tres que podrían añadirse siempre y cuando se supere la primera fase. Una primera fase que será en campo contrario siempre —como advierte Loloutlaw eso puede suponer un empate con suerte—, con calores infernales para que se pueda ver a las nueve de la noche en Europa y con la misma plantilla que hizo rasquing boling durante el último tercio de Liga. Da miedo pensar en ese Nuno Mendes con Doué al lado atacando a Nahuel Molina. O pensar cuántos penaltis cometerá el superfichaje Clemencio. Y esa delantera formada por Julián Álvarez y el marido de Erika al trote cochinero peleando contra los mejores defensas del mundo. Bueno o unos simples defensas que saben defender.
Que ganar no le iban a dejar ganar al Atleti, eso es más que sabido. Pero no arrastrarse y sacar pasta, que es lo importante en este torneo inventado y que posiblemente no vuelva a jugar el Atleti vistos los atracos arbitrales. Y se acude con 0 fichajes reales. Como el PSG sí, pero habiendo ganado bastante menos que éstos. Igual los flecos que llevan peinándose dos semanas propician que llegue Baena in extremis, pero huele a que no va a ser así.
¿Cómo se va a picar a jugadores que saben que tocándose los dídimos siguen cobrando y, algunos, jugando? ¿Cómo se va a mostrar cierta ambición a los patrocinadores si el fichaje estrella es Clemencio? ¿Qué mercado pretenden abrir si acuden con el rodillas raras, el mirada extraña y el cojo de Guadalupe? ¿Qué ilusión pretenden extender entre el aficionado si, pese a lo que se dice y se escribe, Gil y compañía son unos gualtrapas deportivos y no invierten en realidad? Luego en los foros y programas —¡benditos programas que intentan dar información!— nos dirán que este año sí… Sí les han cobrado un pastón por el abono —y a algunos les han quitado las butacas cómodas para más inri—.
Post Sciptum. Y como gran estrella a futuro o medio campeonato ahora cuelan al tonto de los Hernández.
