La Comisión Europea acaba de proponer nuevas normas sobre envases para toda la UE con objeto de hacer frente a esta fuente cada vez mayor de residuos. De cara a los consumidores, permitirán contar con opciones de envases reutilizables y poner fin al envasado innecesario, limitarán el envasado excesivo y proporcionarán claridad a las etiquetasen apoyo de un reciclado correcto. De cara a la industria, crearán nuevas oportunidades de negocio, especialmente para las empresas más pequeñas, disminuirán las necesidades de materiales vírgenes, estimularán la capacidad de reciclado de Europa y reducirán su dependencia de recursos primarios y de proveedores exteriores. De esta forma se situará al sector del envasado en la senda hacia la neutralidad climática en 2050.
Cada día, entre ciudadanía y gobiernos, es mayor la preocupación por las cantidades astronómicas de residuos de plásticos y envases que generamos. En República Dominica no es una excepción, y justo estos días, hasta el 3 de diciembre, participa en la reunión del Comité Intergubernamental de Negociación (INC) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Punta del Este, Uruguay. El encuentro persigue desarrollar un instrumento internacional jurídicamente vinculante sobre la contaminación plástica, incluso en el medio marino, según el programa de medio ambiente de la ONU.
De nuevo, el resultado de las acciones del Gobierno de Luis Abinader convierte a República Dominicana en un país referente ante diversos organismos. Y esto sucede, en realidad, porque existe una voluntad de arrolladora por alinearse en el equipo de los Estados ganadores, aquellos que hacen las tareas encomendadas por los acuerdos internacionales.
La especial vulnerabilidad de República Dominicana, como isla, a la contaminación plástica preocupa especialmente al gobierno. Se trata de un fenómeno que se convierte en una gran barrera para la gestión adecuada de los ecosistemas y recursos costeros y marinos, así como para las actividades socioeconómicas que de estos dependen.
De ahí la extraordinaria defensa que el Gobierno de Luis Abinader ha hecho para que este convenio incluya compromisos y responsabilidades de todas las partes, que sirvan de guía para las acciones nacionales y regionales, promoviendo así la creación de instrumentos de gestión eficientes, que favorezcan el desarrollo de la economía circular, los modelos de negocios responsables y la eliminación de prácticas nocivas, entre ellas la utilización de plásticos de un solo uso.
Para República Dominicana este instrumento es de gran importancia pues reforzará las normativas necesarias para alcanzar el objetivo común de eliminar la contaminación por plásticos.
Entre la experiencia europea y la dominicana hay, obviamente, diferencias importantes, pero el país caribeño y Luis Abinader han demostrado estar a la altura para alcanzar en un menor tiempo posible aquello que, con más recursos económicos, otros Estados no han sido capaces de lograr en décadas: evolucionar hacia una economía circular -antes de esta coyuntura política impensable- e implementar la transición ecológica que se merece el planeta.