Foto: Agustín Millán

Tres actrices, quince personajes, once historias y…, miles de risas. Te he dejado un pollo en el horno es una comedia que no deja al espectador, sea hombre o mujer, indiferente porque, además de sacarnos de la cárcel de nuestras preocupaciones por unos minutos, nos reconcilia con todos los que nos rodean porque, a pesar de que las once situaciones que se presentan son hilarantes y están interpretadas por tres maestras de las tablas, todos nos identificamos con lo que allí se nos cuenta. Nos reímos, sí, pero, al fin y al cabo, nos estamos riendo de nosotros mismos, una de las cosas más saludables que puede hacer el ser humano.

Te he dejado un pollo en el horno es la tercera obra representada de la actriz, escritora y guionista María Casal y en su momento de creación ella se dio cuenta de que esos personajes tenían que ser representados por otras dos grandes de las tablas con las que ya había compartido escenario en sus otras dos obras. Por eso el reparto, el texto y la propia representación tiene el gran valor de la complicidad entre las actrices. Todo ello metido en una coctelera ha dado como consecuencia un gran éxito a nivel nacional porque no paran y para los próximos meses ya tienen cerradas actuaciones en Orihuela (13 de abril), Daya Nueva (14 de abril), San Fernando (21 de abril), Baena (22 de abril), Sevilla en el Teatro Quintero (28 de abril), Albacete (4 de mayo), Torrepacheco (5 de mayo) y Alcantarilla (6 de mayo).

María Casal, María José del Valle y Marisol Rolandi reciben a Diario16 y nos cuentan muchas cosas que, además de la propia obra, nos hacen reflexionar sobre muchas realidades que nos rodean y que están a nuestro lado pero que no nos damos cuenta de su existencia.

Foto: Agustín Millán

Las tres están muy contentas con la obra en sí y con la repercusión que está teniendo después de año y medio en el que han estado en prácticamente toda la geografía española y con mucha ilusión por las nuevas fechas. Este éxito choca con la situación del teatro en España. «Lo bueno que tenemos nosotras es que es una comedia porque hace mucho más fácil que la gente vaya al teatro. Viendo el cartel, el título de la obra y la cara que tenemos las tres ya saben a lo que van. Aunque la gente al teatro va a pensar. El mismo espectador ve la tele y es uno, pero cuando va al teatro es otro. La gente va al teatro a buscar respuestas y quiere otro tipo de cosas. Siempre en tono de humor», nos confiesa María Casal.

Ella es la autora, además de actriz, y le da importancia al hecho de que Te he dejado un pollo en el horno sea una obra de mujeres, interpretada por mujeres y escrita por una mujer porque «para hablar para mujeres hay que ser mujer y para, como en este caso, hablar para mujeres maduras tienes que ser una mujer madura. Vamos a reírnos de nosotras mismas», afirma la propia María.

María Casal Foto: Agustín Millán

A la hora de saber qué le llevó a María Casal a escribir esta obra es contundente: «Tenía muchas cuentas que saldar y muchas cosas que decir. Me di cuenta de que para las actrices de mi edad no había nada. Si antes eras el objeto erótico del actor, llegas a una edad en que no tienes acceso a esto. Si voy a un taller de interpretación sólo hay papeles de Mrs. Robinson o de Lady Mac Beth. No hay más. Siempre son personajes amargados, cornudos, fracasados, dolidos, etc. Dije que eso no era verdad, ni yo ni mis coetáneas tenemos este sentimiento de la vida, tenemos derechos, tenemos caprichos. Somos las dueñas del mundo».

Siendo una obra de mujeres es muy importante el hecho que tienen las mujeres, pero, sobre todo, es sorprendente el efecto que tiene en los hombres. «Una de las cosas mas curiosas que nos pasan es que, cuando oyes reír fuerte, se oye más a los hombres. Es muy gracioso. La obra muestra situaciones donde estamos imbuidos tanto el hombre como la mujer. Las mujeres se parten. Nos analizan las cosas. Nos esperan al final y te comentan tal o cual sketch. “Yo me identifico con esta”, “yo con esta otra”. Es maravilloso» cuenta María José del Valle. «No solo es la historia, sino también el personaje», confirma Marisol Rolandi.

María José del Valle
Foto: Agustín Millán

«Fíjate cómo será que Marisol hace un monólogo donde su personaje es una mujer que se va a separar y es en el que más se ríen los hombres», nos dice María Casal, algo que confirma Marisol: «Se parten los hombres. Yo hay veces que digo, ¿por qué se ríen tanto? En el fondo estoy diciendo todo lo que no me gusta de los hombres». A María al principio le sorprendió, pero es como un gusto saber que «lo que me hace gracia a mí, también te hace gracia a ti. Es una especie de hilo mental».

Uno de los puntos que más impactan en el espectador de Te he dejado un pollo en el horno es que las tres representan a quince personajes, algo que, como dice Marisol, a los que van a verlas también les impacta: «¿Cómo cambiáis de personaje en un momento? Esto les gusta y salen muy contentas, no por lo que decimos sino por el tipo de personajes que hacemos porque son muy reconocibles».

Quien haya hablado con un actor o una actriz siempre hay un tema que determina una buena o una mala actuación: la conexión con el papel, con el personaje o con el texto. Las tres se encuentran encantadas con sus papeles. «A medida que ha ido pasando el tiempo se nos ha ido pegando a la piel. Se ha hecho muy nuestro, lo defiendes como si fuera tuyo», dice María José del Valle y, a raíz de este comentario, Marisol Rolandi nos cuenta un hecho que puede ser la clave del éxito que esta teniendo esta obra: «Tenemos la suerte de que María fue escribiendo pensando en nosotras. Algo que es maravilloso porque los diálogos parece que están hechos a medida».

Pero ¿qué tiene el teatro que tanto atrae a los actores y actrices? «Es como una liturgia. Tiene algo de sagrado. Y de ahí el respeto del espectador, pero también del actor», dice María Jose del Valle.

Impresiona mucho también el hecho de que haya 15 personajes. «Es como un cubo de Rubik», dice María Casal. «Antes de empezar tenemos todo organizado y eso es un orden estricto. Según va pasando un skekch se va acumulando todo. Ahí hay otra función», afirma María José del Valle.

Marisol Rolandi
Foto: Agustín Millán

El éxito de la obra, que las ha llevado a recorrerse prácticamente toda España, les ha permitido, además, descubrir cosas que no se esperaban. «Hay unos teatros en España maravillosos. Encuentras verdaderas obras de arte. En Huéscar el teatro tiene el artesonado mozárabe más grande de España», dice María Casal. El problema es que se usan para todo menos para lo que son: teatro. «Esos teatros se hicieron para que las compañías actuaran allí, y eso ya no pasa. Ahora lo estamos haciendo nosotras, estamos haciendo esa red porque la gente lo agradece», afirma María José del Valle, a lo que María Casal nos cuenta una anécdota curiosa. «En un pueblo de Alicante una señora nos dijo que cómo unas actrices tan grandes podían ir a actuar a un pueblo tan pequeño», y Marisol Rolandi confirma que, además, «¡y qué teatro tenían!». Eso es algo que agradecen porque ven que se les respeta lo que están haciendo.

Tanto Maria Casal como María José del Valle y Marisol Rolandi nos garantizan con Te he dejado un pollo en el horno una hora y media de comedia, de risas, de pasarlo bien, de un obra amable pero con su «pildorita» crítica.

 

 

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